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Reflexión cristiana sobre la caravana hacia EE.UU.


Ismael Moreno Coto, sj

La Caravana es un fenómeno social migratorio que ha desbordado cualquier previsión política e institucional. Es noticia mundial. En todos los medios internacionales, que nunca dicen nada de Honduras, hoy la han puesto en el ojo del huracán noticioso. Es un fenómeno que ha desbordado a las iglesias, a los sectores de la sociedad civil, a las ongs y a los gobiernos.

Es una avalancha que en sus inicios de esta etapa dramática comenzó con unos cuantos centenares de hondureños hasta convertirse en un número incontable, creciente e incontrolable, a la que se responde con sencillos gestos solidarios, generosos y espontáneos por parte de la gente que ve a los migrantes pasar, hasta con las respuestas de más alto nivel militar como lo amenaza la administración Trump, y como lo está haciendo el régimen hondureño al tratar de crear infructuosamente una muralla policial en la frontera entre Honduras y Guatemala.

Nació en la “Ciudad Juárez del sur”

No es solo una caravana. Es un fenómeno social liderado por miles de pobladores rurales y urbanos empobrecidos que se manifiesta en amplias y masivas caravanas espontáneas e improvisadas, sin más organización que la que aconseja la sobrevivencia y la manifiesta decisión de avanzar hacia el norte hasta alcanzar territorio estadunidense. No es la primera vez. El año pasado, 2017, en el mes de abril hubo una caravana de unos 800 centroamericanos, con un 75 por ciento de hondureños. A su vez, existe un movimiento de unos 300 hondureños que diariamente buscan cruzar la frontera de Aguascalientes, entre Honduras y Guatemala, muchos de ellos se van quedando en el camino.

Esta avalancha humana y social explotó como una poderosa bomba expansiva con una noticia de segunda o de tercera importancia justamente en la ciudad de San Pedro Sula, conocida mundialmente como una de las más violentas, y que diversos investigadores y analistas suelen llamarla como la “Ciudad Juárez del Sur”, por su similitud con el boom de las maquilas que, en esta ciudad mexicana fronteriza con El Paso, Texas, se promocionó en la década de los setenta del siglo veinte, como respuesta a la pobreza, dejando lo que ya todo mundo conoce como subproductos: un interminable aluvión de migración interna, violencia delincuencial juvenil, el narcotráfico. ¿Cuál fue la noticia? Un grupo de unos 200 hondureños anunciaron que organizaban una caravana para emigrar hacia el norte, saliendo de la terminal de autobuses de San Pedro Sula, en la costa atlántica hondureña, el sábado 13 de octubre.

¿Quién la empujó?

En el inicio, la caravana identificó el nombre de Bartolo Fuentes, un líder social y político con sede en la ciudad de El Progreso, quien dejó dicho en una entrevista a los medios de comunicación locales, que se uniría por unos días. Bartolo Fuentes estuvo acompañando como periodista la caravana de abril del año 2017. Siendo además un político del partido LIBRE (Libertad y Refundación), de la oposición, Bartolo Fuentes se convirtió con los días en “chivo expiatorio”. Así lo acusó en rueda de prensa la titular de Relaciones Exteriores mientras se hizo acompañar de la Ministra de Derechos Humanos. “Bartolo Fuentes es el responsable de la caravana, él organizó e instigó a muchas personas hasta manipularlas y conducirlas en este trayecto peligroso”, al tiempo que hizo un llamado al Ministerio Público para que procediera en contra de la persona a la que el régimen descargó toda la responsabilidad como representante de la oposición política radical de Honduras. Como ocurre con todo, el nombre de Bartolo quedó atrás, y fueron surgiendo otros chivos expiatorios, todavía más poderosos que un líder social y político local y nacional.

Cuando la caravana cruzó la frontera en el puesto de Aguascalientes rumbo a Guatemala, ya sumaban unas cuatro mil personas, las que lograron romper el cerco que la policía tanto de Honduras como de Guatemala había establecido en el puesto fronterizo. Y así fue en aumento en la medida que cruzaba territorio guatemalteco y se acercaba a la frontera mexicana. El régimen hondureño, sin duda con financiamiento del gobierno de los Estados Unidos, implementó un plan entre los días 17 y 20 de octubre con el propósito de convencer a los migrantes a retornar al país. Logró que algunos centenares aceptaran, muchos de los cuales fueron transportados en buses, y otros por puente aéreo, y a cada persona se le prometió ayuda inmediata y un paquete de servicios posteriores. Cuentan testigos que no pocas de las personas que se transportaban en el supuesto retorno eran activistas del Partido Nacional que sirvieron de carnada y, sobre todo, de publicidad oficial. No obstante, a partir del día 23 de octubre y con cifras que aumentaban según pasaban los días, ya hablaba de un número de 10 mil migrantes cruzando territorio chiapaneco, en la República mexicana.

Una olla de presión

El gobierno hondureño acusa a la oposición y a grupos criminales como responsables de las caravanas con propósitos políticos desestabilizadores. A esta acusación se une el gobierno de los Estados Unidos, el cual ha llegado al extremo de acusar al Partido Demócrata de instigar y financiar a grupos políticos y criminales para que los migrantes invadan territorio estadunidense con el fin de desestabilizar al gobierno. Todas estas acusaciones no tienen asidero real.

El fenómeno de las caravanas es la expresión de la desesperación de una población para la cual cada vez resulta más arriesgado vivir en un país que niega empleo, seguridad ciudadana y la orilla a vivir en un permanente estado de rebusca. La caravana es la explosión de una olla de presión que, el gobierno hondureño, en asocio con una reducida élite empresarial y transnacionales viene atizando desde hace al menos una década. Un gobierno que abandonó las políticas públicas sociales y las ha sustituido con programas de compensación social, al tiempo que consolida el modelo de desarrollo basado en la inversión en la industria extractiva y en la privatización y concesión de los bienes comunes y servicios públicos.

Estado y corrupción entendidos como negocio

A su vez, la administración pública está conducida por un sector de políticos que ha entendido el Estado como su negocio, han saqueado instituciones públicas, como el Instituto Hondureño del Seguro Social, el sistema de salud en general, la empresa de energía eléctrica, entre muchas otras. Y se protegen a sí mismos con el control político del sistema de justicia.

La población ha ido progresivamente experimentando indefensión y abandono, experiencia y sentimiento que se acrecentó con las elecciones de noviembre de 2017 cuando el gobierno se reeligió violando la Constitución de la República y se adjudicó un triunfo que de acuerdo a cerca del 70 por ciento de la población fue el resultado de un fraude organizado. La población ha dejado de confiar en los políticos, en el gobierno y en la alta empresa privada. Las caravanas es un fenómeno que expresa la desesperación y angustia de un pueblo que dejó de creer en soluciones dentro del país. Se van como expresión extrema de la decisión de la población de tomarse la justicia por su propia mano.

Cada quien buscando a quien culpar y sacar ventajas

El gobierno de Honduras y el gobierno de Estados Unidos parecen necesitar a quien responsabilizar. Esto es así porque a fin de cuentas representan a un sector elitista de la sociedad que desprecia sistémicamente a las poblaciones con bajos recursos económicos, y nunca les dará crédito a sus iniciativas. Todo lo que proviene de estos sectores es entendido como amenaza, y en muchas ocasiones como la que ahora se observa con los migrantes, las iniciativas son percibidas como actos delincuenciales o de criminalidad. No creen ni aceptan las decisiones, iniciativas y creatividad del pueblo. Es la expresión de desprecio, discriminación y racismo. Dan por hecho que la gente no piensa, no decide por sí sola. Tiene que existir un factor, un actor externo que atiza, que manipula esas decisiones. Obviamente, el fenómeno de la caravana busca ser capitalizado por diversos sectores. Hay sectores opositores en Honduras, y quizás en Estados Unidos, que buscan beneficiarse con la inestabilidad que produce este movimiento migratorio.

Seguramente, la extrema derecha de Trump está especialmente interesada en capitalizar este fenómeno para fortalecer la lucha anti migrante, una de las políticas fundamentales de su administración. Las elecciones de medio tiempo en Estados Unidos son un termómetro para establecer si Trump proseguirá o no en un segundo mandato. Acusar a los demócratas de financiar las migraciones, es un argumento estupendo para empoderar a Trump en el triunfo republicano en las elecciones de noviembre. A su vez, sectores políticos opositores en Honduras han dado muestras en aprovechar este fenómeno para debilitar todavía más al gobierno de Juan Orlando Hernández, quien igualmente está interesado en usar a los migrantes para acusar a la oposición de ser responsable de provocar mayor inestabilidad en su gobierno.

De vergonzante a dignificante

El fenómeno de la caravana ha significado una explosión de una realidad cotidiana. La caravana viene ocurriendo a diario, y seguramente en menos de un mes salen las cantidades de personas que se dieron en la salida masiva en un solo día. Ha sido la caravana silenciosa, solapada, discreta, privada, invisibilizada y hasta vergonzante que, con esta explosión, se ha convertido en una caravana visible, pública y hasta dignificante. Este fenómeno ha desenmascarado el falso discurso y evidencia el fracaso oficial. Ha desmontado ese triunfalismo que ha sostenido que el país va mejorando. Ha dejado en evidencia que los programas de compensación social no solo no resuelven, sino que profundizan el estado de precariedad de la mayoría de la sociedad. Ha dejado al descubierto que una sociedad que al garantizar que solo el 35 por ciento se incluya en la economía formal, es insostenible. La caravana masiva es la expresión de un fenómeno masivo de un modelo de exclusión social sistémico.

Élites y régimen, heridos en su amor propio

La caravana que arrancó el 13 de octubre, y que abrió la válvula para subsiguientes caravanas despertó de golpe a los sectores políticos y a la élite empresarial, acostumbrados a tener férreo control sobre todo lo que ocurre en el país, y se esfuerzan en evitar sorpresas indeseables, o incluso son expertos en capitalizar a su favor los malestares o escaramuzas de protestas y reclamos de los sectores sociales. Las élites han gozado de privilegios del Estado y solo reaccionan cuando sus ganancias infinitas se ven entorpecidas por reacciones adversas, como está ocurriendo con la oposición de comunidades y organizaciones a los proyectos extractivos y concesiones otorgadas por el gobierno a empresas nacionales y transnacionales. Así se explica que las élites empresariales reaccionen con agresividad extrema cuando hay gentes que entorpecen su proceso de acumulación, hasta el extremo de asesinar a sus líderes, como ocurrió en marzo de 2016 con el asesinato de Berta Cáceres.

De igual manera, estos sectores se sienten golpeados en su amor propio cuando, sintiéndose a sus anchas en sus privilegios, la realidad de los excluidos les desenmascara con un solo hecho, sus mentiras. Esto es lo que ha hecho la caravana. Después de que las élites y el régimen de Juan Orlando Hernández han invertido millonarias sumas en publicitar que el país va por buen camino, que la economía está sana, que los programas sociales tienen contenta a la gente, irrumpe la caravana de miles de ciudadanos, una noticia que alcanza nivel mundial. La vergüenza de las élites se transforma en acusaciones a la oposición y se dedican a invertir para buscar chivos expiatorios, que en los últimos días de octubre pasó de una persona concreta, a la oposición política radical, a los demócratas, al empresario Soros, hasta culminar con responsabilizar al eje del mal, conformado por Cuba, Venezuela y Ortega de Nicaragua. Es la respuesta a una vergüenza que las élites hondureñas les duele en la medida que quienes los desenmascaran son aquellos sectores que no merecen ser considerados iguales porque son ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría.

Rasgos que ayudan a interpretar éxodo masivo

Este fenómeno de masas que se dispara hacia el exterior, denota igualmente algunos rasgos que contribuyen a interpretar qué es lo que subyace en la sociedad hondureña:
Primer factor: la dependencia extrema del exterior. Buscar fuera del país las respuestas y soluciones a las necesidades y problemas. Es una mentalidad que se ha ido acentuando a lo largo de más de un siglo, luego de la implantación del enclave bananero a comienzos del siglo veinte. Echar la mirada y emprender el camino hacia Estados Unidos, es la reminiscencia dramática de una sociedad que configuró su mente y su corazón en torno al “sueño americano”, querer ser como un estadunidense, con sus dólares, con la esperanza de ganar dólares para comprar cosas, para ser como se gasta dinero en Estados Unidos. Salir hacia Estados Unidos es ese deseo profundo de buscar el amor de un capitalismo que dentro del país no lo han experimentado.

Es un movimiento espontáneo por ir en busca de la tierra prometida, es una defensa desesperada del país del consumo y de “la tierra de pan llevar”, como dijo un día el poeta hondureño Rafael Heliodoro Valle. No es un movimiento masivo anti-sistema. Es una avalancha intrasistema de los harapientos que siguen empecinados en buscar arriba, en el norte, el sueño que dentro de Honduras lo han vivido como pesadilla. No saben los migrantes hambrientos que su iniciativa está estremeciendo al sistema; ellos lo que hacen es buscar en el centro del sistema una respuesta para sus necesidades y problemas. Como de otras maneras lo hacen los políticos y las élites pudientes, siempre tienen puesta su mirada y su corazón hacia arriba, hacia los Estados Unidos, en franca actitud servilista. Es la misma actitud de los millares de migrantes, solo que, desde posición de capataces, de protectores internos de los intereses del imperio.

Segundo factor: una sociedad atrapada en la sobrevivencia. En el rebusque del día a día, cada quien buscando por lo suyo, cada quien e individualmente arañando migajas al sistema, sin cuestionarlo. El éxodo masivo de hondureños, no tiene más organización que la protección en los demás del camino del interés individual de rebuscarse la vida en otro país, en el país del norte. Porque la decisión de salir del país, no es el resultado organizativo de los pobres, sino la expresión de rebuscar cada quien, individualmente, la solución a sus problemas.

Ese rasgo de la mentalidad y comportamiento de la sociedad hondureña, sumerge a su gente en el encierro, en el mal político del encierro, que lleva a que cada quien se encierre en su propia búsqueda, en vivir cada quien ocupado en resolver sus asuntos, bajo el adagio de que “el buey solo se lame”, o lo que dicen en los caminos y calles de nuestros barrios y aldeas: “Cada quien librando su cacaste”. Es la lógica de la sobrevivencia, cada quien busca resolver a su modo y estableciendo compromisos con quien sea, con tal de salir adelante. Los demás estorban, el encuentro con otros para reunirse y buscar juntos, estorba. Todo mundo despotrica por lo que ocurre, por el alza del combustible, del agua, de la energía eléctrica.

Todo mundo protesta en contra del gobierno, pero al momento de buscar soluciones conjuntas, que lo hagan otros.  La salida masiva hacia el norte revela que la gente sigue sin poner la confianza en los demás, en la comunidad, expresa el rechazo hacia la organización, hacia los partidos políticos y hacia toda la institucionalidad. La salida masiva es el fracaso de todo tipo de respuesta pública, y el triunfo rotundo del rebusque individualista. El fenómeno de las caravanas es la expresión extrema de las salidas individuales a un problema estructural y sistémico. En un ambiente así, todo lo que venga de arriba y de afuera se recibe, y hasta se puede dar un voto a quien tiene aplastada a la gente, a cambio de una “bolsa solidaria” o de diversas regalías. En una sociedad atrapada en el rebusque, los programas compensatorios tienen un enorme éxito, pero al quedar intactos los problemas, y se profundizan las políticas privatizadoras o de concesiones, la vida de la sociedad se va deteriorando, hasta acabar con explosiones como las caravanas masivas de migrantes.
Tercer factor: una sociedad que acentúa la relación vertical. En detrimento de las relaciones horizontales. La gente se va para el norte, para arriba. La mirada de los migrantes está puesta hacia afuera y arriba, dejaron de ver a su lado, cada quien camina, avanza con sus propios pasos hacia adelante, sin ver quienes están a su lado. Es el síndrome de la “banana republic”, que sembraron los norteamericanos y dejaron esperando, embelesados, el regreso de los blancos. Son muchos, miles, que van dando los mismos pasos, pero cada quien buscando lo suyo, lo particular, lo individual. En esas condiciones individualistas nacieron, así lo aprendieron, así crecieron, así han sufrido. Y así buscan su salida en el norte. Individualmente. Aunque sean caravana, aunque sean miles. Es una caravana de individualidades.

Las relaciones hondureñas se basan en la mirada hacia arriba, en la verticalidad, depender de los de arriba en una relación en donde la línea vertical es la decisiva. Es el paradigma del poder, del patriarca, del caudillo en el caso hondureño. El caudillo que me ha de resolver mi problema personal o familiar, el caudillo que me resuelve a cambio de lealtad. Es Estados Unidos, el máximo de los caudillos, el padre de los caudillos. Esa línea vertical se sostiene a costa de debilitar la línea de los lados, de los iguales. La línea horizontal es tan tenue que casi es invisible, no existe, a lo sumo nos vemos unos a los otros, para ver quien las puede más con quien o quienes están arriba, para ver quién tiene más poder ante los que están en el mando.

Esta mentalidad vertical ha permeado con fuerza a las organizaciones sociales, las organizaciones comunitarias, a las ongs y a sus liderazgos. En esto ha contribuido con especial fuerza el fenómeno de la cooperación internacional. Las relaciones que se establecen con especial acento son bilaterales entre el organismo donante y la organización beneficiaria, la que a su vez acentúa relaciones directas y verticales con las organizaciones de base. Y estas, por beneficiarse de fondos de la cooperación, fortalecen las relaciones de dependencia con la ong la que a su vez tiene una dependencia vertical con el organismo donante.

Esta línea vertical se prioriza sobre las líneas horizontales. Las relaciones entre las organizaciones de base, los encuentros entre los diversos liderazgos de base, están unidos por una tenue línea horizontal, porque la fuerza está puesta en la línea vertical, en la dependencia hacia arriba. Finalmente, las organizaciones sociales y las ongs se van quedando solas, con muy poca incidencia hacia el pueblo. Cuando la gente se vuelca hacia a fuerza, no solo rebasa la capacidad de las organizaciones existentes, sino que las primeras sorprendidas son las organizaciones y liderazgos sociales y populares. En estas hay muchas palabras y muchas formulaciones, pero muy poco pueblo.

El eje del mal

En lugar de buscar “chivos expiatorios” dentro y fuera de Honduras, el problema fundamental es Honduras, en manos de unas alianzas a las que se pueden nombrar como el eje del mal. Esas alianzas están conformadas por una reducida élite política que ha vivido incrustada en el Estado y usa sus recursos como su propiedad, en contubernio con una élite empresarial auténticamente oligárquica que manejan los hilos de toda la economía e inversiones la cual es socia menor del capital de empresas transnacionales. Este triple contubernio conforma el verdadero gobierno hondureño, que se estructura en torno a un modelo de acumulación infinita a costa de negar crecientemente oportunidades a unos seis millones de los nueve millones de hondureños que conforman la población.

Estos tres actores están acuerpados por otros tres poderosos actores: la embajada norteamericana, con sede en la capital, los cuerpos armados liderados por los altos oficiales de las fuerzas armadas, y por personajes públicos y ocultos del crimen organizado.

Estos seis actores en alianza conforman el eje del mal, en donde reside la más alta cuota de responsabilidad de lo que ocurre con el deterioro ya casi sin fin de la sociedad hondureña. En este eje del mal y su modelo de desarrollo, basado en la acumulación de riquezas con el control corrupto y explotación de los bienes naturales y la privatización de los bienes y servicios públicos, se encuentra la respuesta fundamental a la pregunta de por qué se van los hondureños y por qué se organizan caravanas que provocan la atracción de millares de hondureños.

¿Cómo situarnos ante los migrantes en este fenómeno de caravanas?

1) Ante todo acompañar con el análisis y la investigación, para escudriñar sus dinamismos internos y aportar elementos para que la sociedad pueda tener su propio criterio, y evitar manipulaciones por parte de sectores políticos, medios corporativos y oficiales interesados en manipular y capitalizar a su favor la tragedia humana. La población migrante tiene algo que decirnos, tiene en sí misma una palabra, buscar en todo a actores extraños a ella, es importante, pero el actor más importante es el pueblo que emigra, que se desarraiga. No escucharlo por buscar fuerzas que lo empujan, es caer en lo mismo que hace Trump y Juan Orlando Hernández. El pueblo migrante tiene una palabra que decir, su sufrimiento y exclusión le otorga el derecho a ser sagrado, y nos toca respetarlo y escucharlo.

2) Acompañar, estar cerca de las caravanas para escuchar su voz y aportar en la atención a sus necesidades inmediatas y básicas, es una condición que hace válido el análisis y la reflexión. No necesariamente acompañar significa dar ayudas materiales, puede ser que sea necesario apoyar con recursos, pero puede ser una tentación para librarnos el bulto de la impotencia de no saber dar respuestas a las preguntas de fondo que surgen de sus sufrimientos y angustias.

3) La coordinación entre instancias nacionales y con redes centroamericanas, mexicanas y continentales, resulta fundamental puesto que se trata de un fenómeno que se origina en Honduras, pero con repercusiones y connotaciones internacionales. Ninguna red resulta suficiente, la realidad del fenómeno de las caravanas rebasa todos los esfuerzos. Pero los esfuerzos en solitario hacen más estéril el servicio. La eficacia está en unir esfuerzos con el mayor número de instancias.

4) Denunciar y develar el discurso oficial de la manipulación política de la caravana. Los diversos sectores internacionales debían ayudar a buscar respuestas en primer lugar desde Honduras, y desde los hondureños, no de la oficialidad hondureña, sino de los sectores que han estado y están cerca de las poblaciones de donde más se nutren los hondureños que se apuntan en las caravanas. Esta búsqueda de respuestas ha de partir de una constatación principal: la responsabilidad política reside fundamentalmente en el actual régimen hondureño y en el modelo de desarrollo basado en la inversión en el extractivismo y privatización de bienes y servicios públicos, unido a la corrupción e impunidad. Desde esta denuncia, los hondureños demandamos que haya adelanto de elecciones para un pronto retorno al orden constitucional, que con un nuevo gobierno se convoque a un gran diálogo nacional para consensuar las prioridades hacia una reversión del actual estado de calamidad social que explotó en esta migración masiva.

5) Una pastoral directa de consuelo, misericordia y solidaridad con el dolor y desesperación de nuestro pueblo, que se exprese en estrategias de comunicación que vincule los medios tradicionales, como la radio, la televisión y los medios escritos, con las redes sociales.

Martha Argerich and Lahav Shani - Prokofiev: Piano Concerto No. 3



Full concert here: http://bit.ly/Rotterdam_Argerich_Shani

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Sergei Prokofiev: Piano Concerto No. 3 in C Major, Op. 26
1. Andante - Allegro

Martha Argerich: Pianist
Lahav Shani: Conductor

Concert recorded at Grote zaal, de Doelen (Rotterdam, Netherlands), on December 21, 2018.

© Rotterdam Philharmonic Orchestra and medici.tv

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Pacto Mundial de Migraciones: xenofobia y desigualdades


www.alainet.org / 12/12/2018

El Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular impulsado por Naciones Unidas fue aprobado por aclamación por más de 150 países en Marruecos, pero también registró el rechazo de once naciones, que adujeron que el acuerdo afecta su soberanía, pero son los más xenófobos y los que más aplican medidas antiinmigración.

Quince jefes de Estado, ocho primeros ministros, numerosos cancilleres y otros representantes participaron del encuentro en Marrakech, presidido por el secretario general de la ONU, António Guterres, junto a la presidenta de la Asamblea General del organismo, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa.

Guterres se refirió a los países que se negaron a firmar el pacto, expresaron reservas sobre el texto o pidieron más tiempo, al aclarar que “no es un tratado” y “no es jurídicamente vinculante” y lamentó las “falsedades” sobre el documento y el fenómeno migratorio. Explicó que el texto garantiza “el derecho soberano de los Estados a determinar su política de migración y su prerrogativa para gobernar la migración dentro de su jurisdicción, en conformidad con el derecho internacional”.

Los que rechazaron el acuerdo fueron Estados Unidos, Brasil, Chile y Polonia, argumentando que atenta contra sus soberanías, mientras que Bulgaria, Estonia, Eslovenia y Suiza pidieron más tiempo antes de tomar una decisión.

También desde los sectores progresistas se hacen duros reparos al texto aprobado y se señala que detrás de conceptos que parecen positivos como el de los acuerdos globales o facilitar determinadas llegadas, confirma un modelo global de migración que imponen las políticas de unos países donde quien marca la agenda es la extrema derecha, perpetuando un modelo de imposiciones políticas a terceros países, que llega incluso a limitar los legítimos intereses de estos para que se cumplan los intereses xenófobos de los países más ricos

En América latina, Chile y República Dominicana también se apartaron del pacto. El gobierno de Chile, argumentó que cada país es soberano para fijar sus propias reglas sobre el asunto. El canciller Roberto Ampuero agregó que la migración no es un derecho humano, en una declaración que provocó una ola de críticas.

La ex presidenta chilena y Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, lamentó la decisión del gobierno y afirmó que suscribirse al pacto puede ser muy positivo. Recordó que ella misma es bisnieta de una familia francesa que fue acogida por Chile. “La antigua migración fue europea, luego de los países cercanos, Bolivia y Perú, y en los últimos años haitianos, venezolanos, dominicanos y refugiados colombianos”, explicó la ex presidenta que consideró que la migración no es un problema sino un hecho histórico. 

“El pacto es incompatible con la soberanía de nuestro país y con la política migratoria que esta llevado adelante el presidente Donald Trump”, afirmó Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos en la ONU. Washington, que negó a sumarse a la iniciativa en diciembre de 2017, fue el principal ausente en los dos días de debate.

“Las decisiones sobre la seguridad de las fronteras, sobre a quién se le permite residir legalmente u obtener la ciudadanía, son algunas de las decisiones soberanas más importantes que puede tomar un país”, afirma el comunicado estadounidense.

El futuro canciller brasileño, Ernesto Araújo, compartió su postura con Washington y afirmó que Brasil se retirará del pacto luego de la asunción del presidente electo, Jair Bolsonaro, el 1 de enero, “porque es un instrumento inadecuado para lidiar con el problema”, planteó Araújo. “La inmigración no debe ser tratada como una cuestión global, sino de acuerdo con la realidad y la soberanía de cada país”, agregó.

La salida de Brasil del pacto es una nueva señal de acercamiento a la diplomacia de Trump. Tanto Bolsonaro como Araújo ya habían expresado su admiración por el mandatario estadounidense y su deseo de alinearse con él en materia de política exterior. Una de sus últimas muestras de simpatía con EE.UU. fue su intención de desvincularse del acuerdo de París contra el cambio climático.

De inmediato Bolsonaro recibió felicitaciones del viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, otro desertor del acuerdo. “Comparto el espíritu y las motivaciones”, celebró el funcionario italiano que en los últimos meses endureció sus medidas contra la inmigración.

El rechazo del gobierno de Sebastián Piñera es una expresión más del espíritu que ha modelado el Estado chileno. Autoritarismo, control y sobre todo un enfermizo nacionalismo. Las élites privilegiadas, todas al amparo de las grandes corporaciones, entienden al país tal como lo hicieron las oligarquías durante toda la república, señala el director del portal chileno Politika.cl, Paul Walder

El Pacto Mundial es un documento acordado en julio pasado por los Estados miembros de la ONU en pos de favorecer la cooperación entre los países firmantes. Sin embargo, deberá ser sometido todavía a una última votación de ratificación el 19 de diciembre en la asamblea general de la ONU.

La presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, reiteró que el documento es un instrumento flexible que se adapta a las necesidades nacionales de los Estados y señaló que los Estados por más poderosos que sean, no pueden afrontar el reto migratorio solos.

Realidades, un enfoque securitario

La migración se ha convertido a escala global en una de las principales prioridades políticas y las zonas más ricas del mundo están implementando recetas xenófobas muy similares. Un ejemplo de ello es la externalización de fronteras y las políticas de la Unión Europea que encierran a personas en Turquía, o financian a las milicias autodenominadas como Guardia Costera libia, señaló el catedrático español Jon Rodríguez.

Recordó que estas políticas son similares a las políticas australianas de encerrar a demandantes de asilo en la remota isla de Nauru, o las políticas estadounidenses en las fronteras centroamericanas. En este marco, las relaciones globales de desigualdad también se definen dividiendo entre países emisores y receptores de personas migrantes, lo que se convierte en un elemento que perpetúa modelos coloniales y postcoloniales de relaciones internacionales.

El texto que no tiene un carácter verdaderamente vinculante, sino que tiene como objetivo la promoción de modelos de acuerdos entre diferentes países u organizaciones regionales. El enfoque es completamente securitario, ya que promueve un modelo de gestión de frontera que criminaliza a todo el que trata de atravesarla, promocionando así un modelo de migración selectiva, añade el académico español.

“Es decir, los Estados pueden elegir a quién traer para satisfacer los intereses del mercado, en un ejercicio de cosificación de las personas para su explotación, que contrasta enormemente con el modelo global de libre circulación de capitales. Llama la atención que se presente este tipo de migración selectiva como una forma legal y segura de acceso, cuando la condicionan al cierre de fronteras, un modelo que en la UE ha provocado más de 2.100 muertos en el Mediterráneo en 2018”, añade.

Otros analistas indican que de los elementos que avanza el pacto es en la criminalización de los migrantes y quienes son solidarios con ellos, es la recogida de toda clase de datos personales, que el Pacto recomienda y llama a compartir entre las fuerzas policiales de los diferentes Estados, lo que atenta contra el derecho a la privacidad, y permitirá la creación de ficheros policiales sin control alguno para aumentar la represión contra las personas migrantes.

Asimismo, el Pacto anima a reforzar dos de los elementos de la política migratoria europea que son violaciones de derechos humanos: la detención y las deportaciones, y condiciona la política migratoria de entradas reguladas a la encarcelación y expulsión de personas en base a su situación administrativa, sin hacer excepción de menores de edad.

Lo que confirma este pacto, señala Jon Rodríguez, es la utilización de la política migratoria como un elemento más en las relaciones de desigualdad entre países emisores y receptores, entre los países más ricos y los países más empobrecidos, precisamente, por la explotación de sus trabajadoras y recursos naturales por parte de las grandes empresas, mayoritariamente occidentales.

“Dictadores que atentan gravemente contra los derechos de la mayoría de la población, como el coronel Sisi en Egipto u Omar al-Bashir en Sudán, se convierten en miembros respetables de la comunidad internacional, ya que la UE está dispuesta a blanquear sus crímenes a cambio de su complicidad con estas políticas”, añade.


Eduardo Camín
Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)



Testimonio personal


Desde Nicaragua / diciembre 2018

El jueves a las 5:30 pm fui detenida en una calle de Managua junto con el muchacho que conduce mi camioneta. 

Nos bajaron. Revisaron detalladamente cada rincón de la camioneta. También por debajo y el motor. Tomaron foto de él y de mi. Fotos de cada uno de los cheques y de cada factura que andaba en un folder. Todo de la pastelería para mis proveedores. Pidieron los celulares. Yo dije que yo no tenía. Pero como en el del conductor salía mi número, ordenaron a una mujer Policía palpara mi cuerpo. Copiaron todos los números y contenidos de Jairo, el muchacho que me conduce.

Nos detuvieron porque seguro mi placa está circulada. Había 4 policías, entre ellos 1 mujer. A los tres minutos llegaron 3 hombres de la Seguridad del Estado. Uno muy prepotente. Me amenazó de llamar a la patrulla para llevarme a El Chipote si yo le hablaba en el tono de reclamo que yo le hacía. Yo le respondí que no tenía ningún derecho de amenazarme y de faltarme al respeto. 

Nos detuvieron por 1 y 1/2 hora, siempre fuera de la camioneta. Creo desconcertados porque no encontraban nada.

A Jairo se lo llevaron aparte para interrogarlo y le hicieron marcar números de teléfono de mi hija y nietas, que, al escuchar la voz conocida, podían descubrir el lugar donde se encuentran. Ellos al lado escuchando.

Ese es el tipo de represión que estamos viviendo todos los días. Amenazados cada minuto. Delante de la casa de mi hija y de la Pastelería tienen dos motos con dos personas vigilando todos los movimientos. Lo que les mandé en el mensaje anterior, es lo normal de cada día.

Sin embargo, ellos, los gobernantes, son los prisioneros. Tienen su propia cárcel. No pudieron ir a México. El Carmen está rodeado de un inmenso retén de piedras cantera, hierro, policías y terror.

Los prisioneros en las cárceles muriendo poco a poco. Uno por vender banderas. Otro porque corre x Nicaragua, que se ha hecho famoso, Dn. Alex, el maratonista.

Otro, el más joven de todos los presos, Nairobi. Detenido por haber participado en las protestas en León, cumplió los 18 años en la cárcel, compañero de ballet de mi nieta. El que la sostenía bailando. Durante su juicio tuvo la valentía de levantar el puño y decir tres veces: "arriba Nicaragua "

Edwin Carcache, el del sombrerito que durante su juicio junto a otros muchachos comenzó a rezar en alto el Padre Nuestro. Y los campesinos en situaciones de terror.

Qué triste que todavía haya personas buenas que sigan sosteniendo que este gobierno es de izquierda y que todo es culpa de un golpe. Que sean incapaces de reconocer la verdad, el crimen, la avaricia, la mentira y de sentir el dolor de los que sufren.

Comprendo que para muchos ha sido difícil después de tantas esperanzas que la Revolución despertó. Pero así es la condición humana. Se corrompe fácilmente cuando está viva y definitivamente cuando muere.

Pero igual que Diez Alegría, yo sigo creyendo en la justicia y en la esperanza.

Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que cante libertad.


Huawei, EEUU, y el lugar de Irán en la “Estrategia del Sur Global” china


www.publico.es / 161218

“Ojo por ojo” y China cumple con su amenaza de «graves consecuencias» por la detención de Meng Wanzhou la directora financiera de la empresa privada Huawei Technologies en Canadá a petición de EEUU, y arresta a dos ciudadanos canadienses: un exdiplomático, Michael Kovrig y un empresario, Michael Spavor. Lo extraño es que la detención de la señora Meng, bajo el pretexto de violar las sanciones de EEUU contra Irán, sucedía mientras Donald Trump se encontraban en una cena con Xi Jinping en Argentina, y afirmaba haber alcanzado un “increíble” acuerdo con su homólogo, para darse una tregua de tres meses en su guerra comercial.

Según Washington Post, Trump desconocía la orden de detención, mientras John Bolton, el Asesor de Seguridad Nacional del presidente (que sueña con bombardear a Irán), afirmaba que estaba al tanto de la operación. Y, ¿por qué no se la comunicó a Trump? Una de dos: están jugando al “policía bueno y policía malo”, o la facción anti-china del gobierno -con Bolton y el Asesor de Comercio Peater Navarro-, preocupados por los avances tecnológicos del país asiático y la yuanización de sus transacciones, ha asestado un golpe a los que, como el Secretario de Tesoro, Steven Mnuchin, buscan una mayor participación de las compañías estadounidenses en el mercado chino y su enorme área de influencia.

Los productos de Huawei Technologies, el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo, han sido vetados por el gobierno de Trump desde el agosto pasado, alegando tanto la defensa de la industria nacional como el uso que China podría dar a sus empresas en el suelo de EEUU para el espionaje. Pero, hay más.

La iniciativa del sur global

Entre el regionalismo y la globalización, la iniciativa china del sur global (ISG) aparece como resultado de:

1+ El declive de la influencia del norte global en la última década, causada por su militarismo, las continuas guerras y una profunda crisis económica, que ha movido el epicentro de la influencia mundial hacia China, como el corazón de un nuevo eje que incluye a Rusia, India, Brasil, Arabia Saudí, Qatar, Sudáfrica, entre otros. Como ejemplo de su capacidad de maniobra, China saboteó las presiones de EEUU-Arabia a Qatar, construyendo uno de sus principales estadios para la Copa del Mundo y aumentó el comercio bilateral en un 38%. También cuida de su “socio estratégico” Arabia Saudí, dejando pasar el “caso Khashoggi”.

2+ La atracción del modelo económico y político de China (desarrollo social sin libertades políticas). Desde los años setenta, el país de Mao Zedong pasó de ser un país subdesarrollado igual que la India a una nación que ha sacado a 800 millones de personas de la pobreza absoluta, cumpliendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.

3+ El empleo de medios pacíficos que no militares para aumentar su esfera de influencia.

4+ Invertir en las infraestructuras de los países en vez de comprar a sus élites y gobernantes o levantar bases militares. Respaldado por su fortaleza monetaria y unos 3.000 millones de dólares en divisas, Beijing puede comparar lo que desea.
5+ Crear asociaciones multilaterales basadas en “ganar-ganar” que no en el hegemonismo o “juego de suma cero”, como son:

+ La asociación estratégica con Rusia a través de la Unión Económica de Eurasia.

+ Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), con Rusia y los países de Asia Central

+ BRICS, compuesto de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, siendo la joya de la corona de los esfuerzos chinos. El “golpe de estado” contra Dilma Rousseff y la detención de Lula como un fuerte golpe a BRICS por parte de EEUU, en su intento de reanimar la Doctrina Monroe, fue respondido con el diseño de “BRICS Plus”, abriendo el grupo a otros estados.

+ La Nueva Ruta de la Seda, un proyecto sinocéntrico de infraestructuras (el más importante del siglo), que está conectando los grandes mercados y las principales rutas comerciales de unos 60 países con China. Estas inversiones salvaron al país de la Gran Recesión de la década de 2000.



Nueva Ruta de la Seda. Foto de Irna.es

¿Dónde queda Irán?

Irán, además de ser un país clave para la Ruta asiática de la Seda, es la primera reserva mundial de gas, la cuarta del petróleo, y el único de Oriente Próximo cuyos recursos están fuera del control de las compañías de EEUU, desde que Trump (presionado por Israel y Arabia Saudí) obligara a las compañías estadounidenses (como Boeing) romper sus contratos con Teherán. China es el mayor comprador de petróleo iraní, su mayor socio comercial, en cuyas inversiones se encuentra el puerto de Chabahar, en el Golfo Pérsico (que sufrió un atentado “yihadista-sunnita” el 6 de diciembre), siendo una de las piezas del “Collar de perlas”, una serie de puertos estratégicos del mundo alquilados por China.

Pero, aunque China necesitará hidrocarburo para seguir con la Nueva Revolución Industrial (PartNIR), y trabajar para “un nuevo tipo de relaciones internacionales”, no arriesgará sus relaciones con EEUU por Irán, que siquiera es su vecino (como lo es Corea del Norte): en 2012, Obama sancionó el Banco de Kunlun Co, creado por China sólo para pagar el petróleo que compraba de Irán. Pues, Beijing ni quiere una guerra contra Irán, ni un cambio violento de su régimen, ni un Irán nuclear: ha votado seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU (junto con Rusia) en favor de las sanciones contra Teherán entre 2006 y 2010, aunque también hizo de mediador entre Irán y EEUU para alcanzar el acuerdo nuclear del 2015.

Esta consideración ha llevado a Beijing:

< Rechazar el ingreso de Irán como miembro de pleno derecho en la OCS.
< Disminuir sus importaciones de petróleo iraní de 650.000 barriles al día a 250.000, desde la reimposición de las sanciones de Trump el noviembre pasado, a pesar de que Irán contaba con que este país absorbería el millón de barriles que se quedaba fuera del mercado. China está abastecida por Rusia, Arabia Saudí, Angola, Irak y Omán.

Por si fuera poco, también se ha retirado (igual que la francesa Total) del megaproyecto del campo de gas South Pars en el Golfo Pérsico, ha ralentizado la reconstrucción del reactor de agua pesada de Arak, se ha negado a venderle aviones comerciales, y ha dejado en el aire los contratos que ha firmado para construir ferrocarriles, autopistas, y centrales eléctricas.

Los chinos pueden utilizar “la carta de Irán” en sus negociaciones con EEUU: renunciar a hacer negocios con los persas a cambio de ventajas comerciales, por ejemplo. Las políticas del propio Irán tampoco han ayudado: se volcó con atraer la simpatía e inversiones de EEUU y Europa y se le “olvidó” enviar siquiera una delegación comercial a China, ni intentó aprovechar la guerra comercial entre los dos gigantes, cuando EEUU paralizó sus exportaciones de gas a la República Popular.

Hoy Beijing cree que involucrarse en el conflicto Irán-estadounidense le perjudicará. Bueno, tampoco le disgustará ver a EEUU desgastándose en otra guerra en Oriente Próximo, que por otro lado, colocaría a la India al lado de Irán, alejándole de Washington:Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados”, recomendó Sun Tzu.



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Desde 1945, Estados Unidos ha matado ‎entre 20 y 30 millones de personas ‎


Manlio Dinucci




No es un análisis ni una opinión. Es un hecho. El «orden internacional libre ‎y abierto» que Estados Unidos ha venido promoviendo desde 1945 ha costado ‎la vida a entre 20 y 30 millones de personas en todo el mundo. Ningún presidente ‎estadounidense ha frenado la cadencia infernal de esa máquina de matar. ‎



En el resumen de su más reciente documento estratégico –2018 National Defense Strategy of the ‎United States of America–, cuyo texto íntegro está clasificado como secreto, el Pentágono afirma ‎que «después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y sus aliados instauraron un orden ‎internacional libre y abierto para salvaguardar la libertad de los pueblos de la agresión y la ‎coerción». Pero también dice que «ese orden se ve actualmente socavado desde adentro por ‎Rusia y China, que violan los principios y reglas de las relaciones internacionales». ‎



El Pentágono presenta así una imagen totalmente invertida de la realidad histórica. ‎



El profesor Michel Chossudovsky, director del Center for Research on Globalization, nos recuerda ‎que, siendo aliados de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, esos dos países, o sea, la URSS ‎‎(antecesora de la actual Rusia) y China, pagaron el más alto precio en vidas humanas por la ‎victoria sobre el Eje nazifascista: 26 millones de soviéticos y 20 millones de chinos murieron en la ‎Segunda Guerra Mundial mientras que Estados Unidos perdía algo más de 400,000 vidas. ‎

Con esa información preliminar Chossudovsky hace la presentación, en Global Research, de un ‎estudio muy bien documentado de James A. Lucas sobre la cantidad de personas que han muerto ‎en la ininterrumpida serie de guerras, golpes de Estado y otras operaciones subversivas que ‎Estados Unidos ha realizado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial –en 1945– hasta hoy. ‎Se estima que esa cifra se sitúa entre 20 y 30 millones de muertos [1]. Eso es cerca del doble de muertos en la Primera Guerra ‎Mundial, cuyo final, hace 100 años, acaba de conmemorarse en París con un Foro de la Paz. ‎



Pero, además de los muertos, hay que contabilizar los heridos, que a menudo quedaron mutilados ‎y físicamente impedidos por el resto de sus vidas. Algunos expertos calculan que por ‎cada persona muerta en guerra, hay otras 10 personas heridas. Eso significa que el número de personas ‎heridas en las guerras estadounidenses se cuenta por cientos de millones. ‎



El estudio agrega a esos estimados una cantidad indeterminada de muertes, probablemente ‎cientos de miles, provocadas desde 1945 hasta nuestros días por los efectos indirectos de ‎las guerras –hambrunas, epidemias, migraciones forzosas, esclavismo y explotación, daños al ‎medioambiente, sustracción de recursos a las necesidades vitales de las poblaciones para ‎dedicarlos a cubrir los gastos militares. ‎



El estudio documenta las guerras y golpes de Estado que Estados Unidos ha realizado en más de ‎‎30 países de Asia, África, Europa y Latinoamérica y revela que las fuerzas armadas de ‎Estados Unidos son directamente responsables de la muerte de 10 a 15 millones de personas, ‎muertes provocadas por las guerras más grandes –las de Corea y Vietnam y las dos guerras ‎contra Irak. Entre otros 10 y 14 millones de personas han muerto en las guerras que ‎Estados Unidos ha estimulado y librado a través de fuerzas aliadas, entrenadas y dirigidas por los ‎estadounidenses, en Afganistán, Angola, el Congo, Sudán, Guatemala y tantos otros países. ‎



La agresión de Estados Unidos contra Vietnam, guerra que se extendió a Cambodia y Laos, dejó una ‎cantidad de muertes que se estima en 7,8 millones, además de una enorme cantidad de heridos y ‎daños genéticos a varias generaciones debido a la dioxina que Estados Unidos regaba con aviones ‎en esos países. ‎



En los años 1980, la CIA organizó la guerra por intermediarios en Afganistán, donde esa agencia de inteligencia estadounidense entrenó y ‎armó, con la cooperación de Osama ben Laden y de Pakistán, más de 100,000 muyahidines para ‎luchar contra las tropas soviéticas atrapadas en la «trampa afgana» (como dijera posteriormente ‎Zbigniew Brzezinski). Es importante precisar que el entrenamiento de los muyahidines comenzó en ‎julio de 1979, o sea 5 meses antes de la intervención soviética en Afganistán. ‎



El más sangriento de los golpes de Estado fue el que la CIA organizó, en 1956, en Indonesia. ‎La CIA entregó a los escuadrones de la muerte indonesios los nombres de los primeros ‎‎5,000 comunistas que debían eliminar físicamente. Se estima que el número de personas ‎asesinadas está entre medio millón y 3 millones de personas.



Ese es el «orden internacional libre y abierto» que, independientemente de quién esté en la ‎Casa Blanca, Estados Unidos impone para «salvaguardar a los pueblos de la agresión y la ‎coerción».

“Portugal demostró que el neoliberalismo era mentira”



051118



Es desde hace décadas el oráculo de cabecera de las izquierdas ibérica y latinoamericanas, generalmente más allá de los partidos socialistas. Hugo Chávez (Venezuela), Lula (Brasil), Gustavo Petro (Colombia), Pablo Iglesias (España), Francisco Louçã (Portugal), le escucharon y le escuchan para crear alternativas de Gobierno más allá de siglas.



El sociólogo Boaventura de Sousa Santos (Coimbra, 1940) divide su tiempo entre la universidad portuguesa, donde elogia una solución de gobierno socialista inédita, y la universidad de Wisconsin, donde se empapa de los análisis de la CIA. Con más de 40 ensayos en su haber, esta semana presenta en España, Izquierdas del mundo, uníos.



Aunque cree en las confabulaciones mundiales, De Sousa Santos también cree en la capacidad de las fuerzas locales para formar alternativas que escapen al determinismo de los poderes fácticos, incluso cree que a la democracia liberal solo la puede defender la izquierda. Aunque no acierte siempre, ¡salve a Santos! 



Pregunta. Después de 14 años de gobierno de izquierdas parece que los brasileños han salido escaldados. 



Respuesta. Lula fue un gran presidente, pero cometió muchos errores. Usó el sistema político antiguo para gobernar con la derecha. No hubo reforma fiscal ni del sistema ni de los medios de comunicación en un momento en que su partido, el PT, tenía una gran legitimidad para hacerlo. Gobernar con el sistema antiguo fue gobernar con el compadreo, con la corrupción endémica de los partidos, no solo del PT. 



P. Las Bolsas acogieron con gran optimismo la derrota del PT o el triunfo de Bolsonaro.



R. Sí, ahora, después de unas elecciones, en lugar de la reacción de las personas, la primera noticia de los medios es la reacción de los mercados. La Bolsa la controlan cinco grandes compañías financieras, que mueven 50 trillones de los 90 trillones del PIB mundial y tienen, por tanto, un poder de chantaje enorme sobre los sistemas políticos nacionales. A la derrota de la izquierda en Brasil no es ajeno el imperialismo americano.



 P. ¿No suena antiguo el término?



R. Ya sé que ha dejado de usarse en los medios, pero yo creo que el imperialismo americano existe, aunque anduvieron distraídos en la primera década del siglo.



P. Bastante, se les coló Chávez, Evo Morales, Lula...



R. Fue una década en la que EE UU estaba concentrado en Irak, y que permitió alcanzar el poder a fuerzas progresistas de Argentina, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, Chile. A partir de 2009, los norteamericanos empiezan a ver que están perdiendo América Latina, que tiene un socio nuevo, China. Su primera reacción es el golpe de Honduras de 2009, una década después los hondureños emigran en caravana hacia Estados Unidos.



P. El imperialismo americano no se contentará solo con Honduras, ¿no?



R. EE UU precisa de todos los países aliados para frenar a China, pero de modos distintos. Necesita a Europa, pero no a la Unión Europea (UE). El abordaje de Trump sobre Europa es con el Tratado Comercial Transatlántico, que quiere acabar con él porque no quiere una UE unida. Le es más fácil controlar el continente minando a la UE, separándola país a país. Lo ha conseguido con el Reino Unido y lo va a intentar con otros. Uno a uno dominará mejor todo el continente.



P. Las grandes inversiones de China son, sin embargo, en África y Suramérica.



R. Leo atentamente todos los documentos de la CIA para mirar el futuro con sus ojos. La gran amenaza para mantener su hegemonía mundial es China. En 2030 será la primera economía. Vivimos un intervalo entre dos globalizaciones. Tuvimos varias desde 1870, cada una dominada por una innovación tecnológica, de la máquina de vapor a internet. Las últimas siempre han sido dominadas por Estados Unidos, pero vamos a entrar en una nueva ola de innovación, protagonizada por la inteligencia artificial, la robótica y la automoción, y en estas áreas -al contrario que en las anteriores- China está muy bien posicionada. Quien domine la nueva ola será el país hegemónico.



P. ¿La hora del imperialismo chino?



R. China se juntó a Rusia, India, Brasil y Suráfrica, el BRICS. Ese proyecto, al contrario de lo que nosotros nos pudiéramos imaginar, fue un aviso temible para EE UU. Había que neutralizarlo al precio que fuera porque estaban a poner en pausa lo más sagrado del imperio americano, el dólar. En 1971, dejó de estar respaldado por el patrón oro, pero EE UU acordó con la familia real saudí que el dólar fuera la única moneda de pago de las transacciones petrolíferas.



P. Y así sigue medio siglo después.

R. Sí, a costa de reprimir cualquier movimiento para acabar con el dólar como única referencia mundial. Siempre que hay un ataque a esta moneda, la reacción de Estados Unidos es brutal. Es cierto que el expresidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn tuvo un lío con una camarera, pero casualmente un mes antes había propuesto crear una cesta de monedas como referencia del comercio mundial, y no solo el dólar. Sadam Husein quería que el comercio de los hidrocarburos fuera en euros y Gaddafi propuso una moneda africana similar al euro. Todos tuvieron destinos fatales.



P. Y aquel BRICS ha perdido su peón brasileño.



R. Antes se había entregado incondicionalmente la India de Mohdi, pero Brasil es la séptima economía mundial y se ha aprovechado que tuviera una democracia aún frágil para acabar con ese laboratorio. El BRICS ha quedado neutralizado.



P. Las democracias han cambiado Obama por Trump, Lula por Bolsonaro, Rienzi por Salvini…



R. Vivimos un ciclo reaccionario, típico entre los intervalos de globalizaciones. Es un tiempo en el que aumenta la agresividad y la rivalidad entre países -en Europa dio origen a dos guerras-. Su cara visible es Steve Bannon, ex asesor de Trump. No es casual que su organización, The Movement (El Movimiento), se haya instalado en Bruselas. Su objetivo es conseguir una mayoría de euroescépticos en las elecciones europeas de mayo y así destruir, democráticamente, la UE.



P. ¿Teme que lo consiga?



R. Lo veo con mucha preocupación. Esta ola reaccionaria es diferente a otras, intenta acabar con la distinción entre dictadura y democracia. La democracia liberal no se sabe defender de los antidemócratas, de los antisistema, como Trump o Bolsonaro que se aprovechan del sistema. Se destruye la opinión pública con falsas noticias que transforman al adversario en enemigo; con el adversario se discute, al enemigo se le destruye. 



P. Pero, ¿cómo se ha llegado a formar este ciclo reaccionario?



R. Desde luego no es una convulsión repentina, tiene sus causas. Si dejamos de ocupar un espacio, otros no lo harán. Si los partidos clásicos se dedican a los procesos electorales y a sus alianzas, y no trabajan con las clases populares, otros lo harán. Y no solo los partidos. La iglesia católica tenía en América Latina un fuerte enraizamiento con la teología de la liberación. Juan Pablo II la liquidó y ese vacío está siendo ocupado por la llamada teología de la prosperidad de las iglesias evangélicas de influencia norteamericana. El rico recibe la bendición de Dios, el pobre no es bendecido, es demonizado, culpable de su pobreza. Ha habido un abandono de las clases populares por parte de las elites, sean políticas o eclesiásticas.



P. ¿Tiene usted una solución?



R. Sí, izquierdas del mundo, uníos, el título de mi nuevo ensayo. Las izquierdas tienen que acabar con sus dogmatismos y aislacionismos y tener conciencia que, en este ciclo reaccionario, las fuerzas de izquierdas son las que mejor pueden defender la democracia liberal, porque la derecha se entregó absolutamente (la izquierda parcialmente) a los poderes financieros.



P. En este periodo reaccionario, una de las excepciones ha sido la solución portuguesa, un gobierno socialista con el apoyo parlamentario de partidos a su izquierda, incluso antieuropeos, del Bloco y PC.



R. Es la gran innovación política de los últimos años. El partido socialista de Costa decide articularse con partidos a su izquierda en lugar de hacerlo con las derechas, como siempre. Con una clarividencia extraordinaria, con Bloco y PC llegaron a la conclusión de que hay muchas cosas que les separan pero que hay otras que le unen, suficientes para gobernar. Les unía terminar con la austeridad, ya es mucho. Si el PC está contra el euro y el PS a favor, no cuenta. Esa fue la gran sabiduría de los partidos.






R. Portugal demostró que el neoliberalismo era una mentira. Con soluciones contrarias a esa ideología, el Gobierno ha dado un respiro a las clases populares. La economía crece, la inversión llega, el paro baja. Si esto hubiera ocurrido en otro país sería noticia mundial.



P. ¿El modelo es exportable?



R. Las soluciones no se pueden copiar, pero sí aprender de ellas. Tengo alguna esperanza de que cuaje en España con los jóvenes Sánchez e Iglesias. Esta semana voy allí a hablar con todos los partidos de izquierda. En España, el gran actor diferencial es el de las nacionalidades, y concretamente Cataluña, que impide cualquier acuerdo y, a mí entender así va a continuar algún tiempo. Cuando se juega al todo o nada, el acuerdo es imposible.



P. En España, más que izquierdas y derechas se habla de castas y movimientos transversales.



R. Lo sé y me indigna. Nunca fue tan importante la distinción entre izquierda y derecha. La izquierda enamora muchas veces, pero deja pasar oportunidades de ser otra alternativa de vida. La izquierda no puede tener vergüenza por defender al Estado, obviamente democrático y no corrupto; quien va a necesitar más salud pública, más educación no van a ser las clases medias altas, sino las que ganan el salario mínimo. Hay que tener el coraje de aumentar los impuestos a los más ricos; perjudica la inversión, se decía en Portugal. No fue así, al contrario, aumentó. Hay mucha mentira económica. Los mayores mentirosos de este siglo ganaron los premios nobel de economía.



P. ¿La solución portuguesa puede cambiar la tendencia de la Unión Europea en las elecciones de mayo?



R. Portugal es un país muy pequeño para cambiar la UE, pero si tuviésemos una solución de izquierda moderada en España, más Grecia e Italia venceríamos a la extrema derecha y la UE estaría salvada. Si no la cambiamos por dentro habrá brexit, italiabrexit y austriaexit -sin contar Hungría y Polonia que solo son europeos para recibir dinero comunitario-, y en vez de tener una solución de izquierdas para reinventar la UE, será una de derechas para destruir Europa. Esa es la disyuntiva a la que nos enfrentamos.


¿"Religión" o "Evangelio"?


José María Castillo S.




Que hay malestar y preocupación en la Iglesia, es cosa que nadie pone en duda. Y hay motivos abundantes para el malestar y la preocupación. No voy a repetir lo que todos sabemos. Lo que quiero plantear, en esta breve reflexión, es una sola pregunta que, según creo, va directamente al fondo del problema. ¿Qué es lo que más nos interesa y nos preocupa: la "religión" o el "Evangelio"?



Para responder a esta cuestión, que nadie me venga diciendo: "A fin de cuentas, lo mismo da lo uno que lo otro".



No. De ninguna manera. No da igual. Si a Jesús lo condenó a muerte el Sanedrín (Jn 11:47-53), el Consejo Supremo de los sacerdotes del templo (Mt 26:59-66par), de forma que ellos fueron quienes forzaron al Pilatos para que Jesús muriera de la peor manera que se podía morir en el Imperio, como un delincuente peligroso (Jn 19:9-16 par), ¿no podemos (y debemos) preguntarnos si a Jesús lo mató la religión?



Más aún (y aquí tocamos lo más fuerte), si Jesús llegó a morir de esta manera, este final se produjo porque su predicación, su conducta, su forma de vida fue un continuo enfrentamiento con los sacerdotes, los maestros de la Ley y los más escrupulosos observantes de la religión, los fariseos. A lo que se vino a sumar el acto provocador del templo, cuando Jesús, látigo en mano, expulsó del lugar sagrado a todos los que allí negociaban, llegando a decir que aquello era una "cueva de bandidos".



Lo más torpe y grave, que ha hecho la iglesia, ha sido convertir el Evangelio en un acto, un componente más, de la religión. Si la religión mató a Jesús, ¿cómo podemos decir tranquilamente que Jesús fundó una religión?



Entonces, si Jesús no fundó ninguna religión, ¿qué es lo que nos dijo y nos dejó? Jesús nos dejó el Evangelio, que es "un proyecto de vida".

Pero entonces, ¿dónde y en qué está la diferencia entre la "religión" y el "Evangelio"? Si respondemos sin miedo, llegando hasta el fondo del asunto, la cosa está clara: la "religión" tiene su razón de ser en la "necesidad" del propio sujeto, mientras que el "Evangelio" se explica a partir de la "generosidad" hacia los demás. Son dos fuerzas, dos razones de ser, dos dinamismos, literalmente contradictorios.



La religión brota de la necesidad. Todos necesitamos, de una manera o de otra, por un motivo o por otro, liberarnos de sentimientos de culpa. Necesitamos superar el miedo que nos acosa por tantos motivos. Necesitamos respuesta a muchas preguntas para las que no encontramos respuesta. Necesitamos seguridad. Necesitamos esperanza, para esta vida y para después de la muerte. Necesitamos ayuda en la enfermedad, en los apuros que acarrea la vida, la soledad, el desengaño, etc, etc. Y todos buscamos respuesta a la necesidad. Sobre todo, necesitamos cariño. En la necesidad, que acosa al ser humano, tiene su origen la religión.



El Evangelio es lo opuesto a la propia necesidad. Porque es la respuesta, que brota de la generosidad, a las necesidades de los demás. Por eso, Jesús nos presenta un proyecto de vida, que consiste en remediar las necesidades que sienten y viven los demás. Según los evangelios, Jesús lo centró todo en curar a los enfermos, compartir la comida con los demás, y procurar (a toda costa) las mejores relaciones humanas, centradas en la bondad y el cariño a los demás. Con todo lo que esto supone de plantar cara (y hasta la vida misma) a quienes van por la vida agrediendo la dignidad y los derechos de los otros, sea cual sea su nacionalidad, su religión o su conducta.



Hablando con claridad y sin miedo: la Iglesia se ha salido del camino que le trazó Jesús. Lo que la gente ve en la Iglesia es "religión". ¿"Evangelio"? Hay personas de Iglesia y gente buena que lo vive, quizá sin saber que lo que vive es el Evangelio. Pero es chocante que, cuando aparece un Papa, como el que ahora tenemos, el papa Francisco, en su misma casa, en el Vaticano, y por todo el mundo, sobre todo entre clérigos y gente de Iglesia, hay demasiada gente que no soporta a este Papa. Prefieren la religión, su pompa y su boato. Y así nos va. Dando motivos a la confusión, en unos. Y al desconcierto o al desinterés, en una notable mayoría.



¿No sería lo más apremiante ponernos a pensar y analizar si el fondo de todos los males es que hemos puesto la religión en el puesto que tendría que ocupar el Evangelio?