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La vida llena de gracia.


La vida llena de gracia.

“Pues Dios ha mostrado su bondad,

Al  ofrecer la salvación a toda la humanidad.  

Esa bondad de Dios nos enseña a renunciar

a la maldad y a los deseos mundanos,

y a llevar en el tiempo presente una

vida de buen juicio, rectitud y piedad,

mientras llega el feliz cumplimiento

de nuestra esperanza: el regreso glorioso

de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.

Tito 2:11-13.

La cita bíblica de la segunda carta del apóstol San Pablo a la comunidad de los Corintios, nos hace reflexionar mucho sobre la bendición de Dios para el hombre de esta era: “No puede haber nada en común entre el templo de Dios y los ídolos. Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como él mismo dijo: «Viviré y andaré entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.» 2 Corintios 6:16.

Pensemos profundamente, estas palabras milenarias del apóstol San Pablo… “Templos del Dios Viviente…”  ¿Qué significa realmente estas palabras…?, ¿Qué profundidad deberá tener la misma para los hombres y mujeres dedicados a Dios?.

Sin duda alguna, debo señalar que en este sentido, no habrá límites alguno, para los que deseamos reflexionar o teologizar con las afirmaciones de san Pablo.  Lo cierto es que, la misma expresión nos pone en una situación continua de reflexión, sobre la verdadera naturaleza del hombre como creación de Dios.

Recuerdo que Jesús en cierta ocasión, hace una afirmación parecida a la de san Pablo, en un momento crítico de su ministerio.  En Jerusalén, en la fiesta de dedicación del Templo, Jesús se manifiesta a los judíos como Uno con Dios Padre, así levanta el tema de la Unicidad de Dios Trino (concepto plenamente desarrollado en la época patrística en la era cristiana); al crear una situación prácticamente de herejía y plenamente ofensiva para los judíos de su época, Jesús declara: “En la ley de ustedes está escrito: Yo dije que ustedes son dioses (cf. Salmo 82:6).  Sabemos que lo que la escritura dice, no se puede negar; y Dios llamó dioses a aquellas personas a quienes dirigió su mensaje”. Juan 10:34-35.

Estas palabras de Jesús, que es una citación específica del salmo 82, refleja la profundidad del mensaje de salvación: El rescate de la naturaleza de los hijos de Dios.  La segunda parte del versículo 6 de dicho salmo, justifica por sí mismo el porqué debemos considerarnos dioses, señala: “Que todos son hijos del Altísimo”, es decir, hijos de Dios mismo.

Al ser hijos de Dios, debemos vivir una vida basada  en la gracia, aspirando los dones del Espíritu: “Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Temor de Dios y Piedad”.  Nuestra vida personal será una vida en paz con Dios: “pero ahora Cristo los ha reconciliado mediante la muerte que sufrió en su existencia terrena. Y lo hizo para tenerlos a ustedes en su presencia, santos, sin mancha y sin culpa”. (Col.1:22).

A partir de esta realidad, podemos entonces declarar, que el hombre y la mujer dedicados a Dios, se verán a sí mismos como personas consagradas para ejecutar la voluntad de Dios en sus vidas y en este mundo que es creación suya.  Cada persona se verá a sí mismo, como templo de lo más sagrado de Dios mismo: su Espíritu.  Por lo tanto, ya nuestra vida antigua quedará en el pasado para asumir la nueva.  Una vida libre de culpa y sin exigencias algunas que no sea amar, para cumplir con la ley religiosa que antes nos sometía a una situación de muerte (Romanos 3:28).

Somos libres de culpa y de la muerte gracias a la fe (Romanos 5:1), no gracias al cumplimiento de la ley religiosa; esta fe que es don de Dios, nos permite por otro lado, aceptar que hemos quedado unidos a Cristo Jesús en el bautismo.  “¿No saben ustedes que,  al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre”. (Romanos 6:3-4).

Esta postura teológica, nos lleva a comprender como cristianos, que si aceptamos en nuestras vidas el hecho innegable de ser: “Templos del Espíritu Santo”, entonces debemos obedecer a Dios para vivir una vida de rectitud, es decir una vida caracterizada por la “Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Temor de Dios y Piedad”.  Nuestra fe debe ser consecuente con nuestra forma de vivir la vida, no debe haber distanciamiento entre la fe y la praxis de esa fe.

Ser Templos del Espíritu Santo, nos convierte en hombres y mujeres consagrados a Dios de por vida; con la fuerza de Dios de nuestra parte, podremos vencer así, toda actitud que no permita que la voluntad de Dios sea cumplida en medio de nosotros.  Este don de Dios, por otro lado, nos hace libres y no debemos someternos nuevamente al yugo de la esclavitud.

Es por eso, que toda persona debe vivir su vida personal según el espíritu; desechando de sí la mala voluntad fomentada por los malos deseos.  Así, la moral cristiana nos alerta de actitudes que ponen en peligro el Templo de Dios en la vida de los hombres y así su salvación personal.  Estas actitudes contradictorias al Espíritu son bien claras, por ejemplo: Las inmoralidades sexuales, la adoración de ídolos, la práctica de la brujería, las actitudes como el odio, las discordias, los celos, el enojo, la rivalidad, el fomento del divisionismo en el cuerpo de Cristo, el partidismo.  Agregase a esto también, actitudes como la envidia, las borracheras y la glotonería.

Todo ellos son actitudes que nos alejan de la vida en el Espíritu y nos acercan de una manera u otra al pecado propiamente hablando, entristeciendo con ello al Espíritu de Dios que está en nosotros y hasta podría llegar a apagar su llama en nuestras vidas.

La exigencia de la vida en el Espíritu, no es otra cosa, que el amor que cada persona pueda depositar en el sacrificio que Cristo mismo realizó por amor a nosotros; de manera que el aceptar la palabra de Jesús es para nosotros no solo un mandato sino más bien una bendición.  El hombre o mujer de Dios deberá procurar ser como Jesús mismo, conduciendo su vida personal con amor, alabando en todo momento el nombre de Dios; esta debe ser una alegría diaria y una fortaleza para cada persona.  Por otro lado, somos hijos de la luz (cf. Mateo 5:13-16),  así esa luz en nosotros, nos producirá frutos excelentes en nuestras vidas de manera tal que, la bondad, la rectitud y la verdad resaltarán en tu vida, haciéndote un testigo del poder de Dios entre los hombres de este mundo.

¿Qué hacer para reforzar nuestra fe en la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas?.  Es sencillo, tenemos que deshacernos de nuestra vieja naturaleza.

San Pablo, señala sobre este particular lo siguiente: “Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad”. (Efesios 4:22-24)  Esa es la acción fundamental para vivir en el Espíritu: Revestirse.  Sin ello, no podremos avanzar en nuestra perfección en la fe (Romanos 13:14).

Es un cambio de mentalidad, si vamos a vivir una vida recta y pura que es igual a consagrada, teniendo como base la verdad, entonces ya no podremos mentir, no podemos seguir haciéndonos solidarios con la mentira que promueve el mundo anticristiano.  Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios y tienen oscurecido el entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son ignorantes a causa de lo insensible de su corazón. Se han endurecido y se han entregado al vicio, cometiendo sin freno toda clase de cosas impuras. Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así, pues ciertamente oyeron el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la verdad que está en Jesús. Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.  Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.  Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día.   No le den oportunidad al diablo. El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados.  No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen.  No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva.   Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.  Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. (Efesios 4:17-32).

He ahí el sentido profundo de la vida en el Espíritu; cuando Jesús señala al fariseo Nicodemo, hombre importante entre los judíos de aquella época lo siguiente: “Te aseguro que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. (Juan 3:1-15).  Nacer en el Espíritu Santo de Dios, nos permitirá gozar de todas las bendiciones de Dios incluyendo los dones del Espíritu para fortalecer nuestra fe en Jesús.

Si hacemos un alto, podemos observar sin ningún temor, que nuestra aceptación de Jesús por fe va ligado íntimamente a la vida en el espíritu, haciéndonos con ello, verdaderos Hijos de Dios, esto es indiscutible en la fe.  He ahí el sentido de las palabras de san Pablo a Timoteo cuando en su segunda carta señala: “Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio”. (2 Timoteo 1:6-7).  Y agrega a este mensaje: “Sigue el modelo de la sana enseñanza que de mí has recibido, y vive en la fe y el amor que tenemos gracias a Cristo Jesús. Con la ayuda del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuida de la buena doctrina que se te ha encomendado”. (vv.13-14).

En definitiva, somos templos del Dios Viviente, y por tanto, nuestra fe debe ser cuidada de tal manera que las acechanzas del diablo no penetre la fuerza de nuestros escudos protectores.  Solo una vida bendecida por los dones del Espíritu de Dios, podrá hacernos declarar una fe al mundo como la misma fe de san Pablo en Jesús: “Doy gracias a aquel que me ha dado fuerzas, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me ha considerado fiel y me ha puesto a su servicio,  a pesar de que yo antes decía cosas ofensivas contra él, lo perseguía y lo insultaba. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque yo todavía no era creyente y no sabía lo que hacía. Y nuestro Señor derramó abundantemente su gracia sobre mí, y me dio la fe y el amor que podemos tener gracias a Cristo Jesús”. (1 Timoteo 1:12-14).

La Desobediencia Inteligente


La Desobediencia Inteligente

le dio esta orden:

«Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín,

 menos del árbol del bien y del mal.

No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes,

ciertamente morirás.»

Génesis 2:16-17.



Toda la información que poseemos para vivir la vida, la hemos obtenido por diferentes vías, o diferentes caminos y por diferentes canales de comunicación, caminos que yo especialmente llamo: “Caminos Sacralizados” para nuestras vidas.  Cuando señalo “Caminos Sacralizados” me refiero específicamente a aquellas vías de la vida, que siendo muy ligadas a nosotros, por la historia de vida que tenemos, son casi como “dogmas de fe incuestionables” y por otro lado, viniendo de donde vinieren, es decir entre más autoridad sacrosanta tenga la persona o la institución, son materia incuestionable.

Esas vías o caminos de aprendizajes fueron en sus primeros pasos, los sentidos moralmente aceptables, las experiencias censurables, la religiosidad y la espiritualidad impuesta, la racionalidad limitada, la socialización conveniente y la tradicionalidad que patenta una manera de vivir, o un status quo.  En esas vías de la vida, jugaron un papel predominante las familias, las figuras parentales, los amigos, las instituciones cívicas y religiosas, las escuelas, el estado, las comunidades donde residimos, las sociedades, las organizaciones, los medios de comunicación, etc, etc…  A diferencia de los años de postguerra el mensaje contemporáneo que recibimos desde nuestro nacimiento, eran diversos; sin embargo, había ciertos mensajes que se convertían en “mandatos divinos” de acuerdo a su procedencia, y que los mismos marcaron en nuestras vidas hasta el día hoy.

Así, podemos señalar que, cada persona en la sociedad de hoy, es el fruto o en otros casos, el producto final de una sociedad compleja que se contradice en sus mandatos de vidas y que mantiene al ser humano de hoy en un estado de vaciedad existencial y de contradicciones constante, que nos confunde diariamente, haciendo de nuestra percepción de la vida y sus valores, sean los mismos sincretistas. Tienen todo lo necesario para ser felices sin embargo no lo son; cuentan con lo mejor de la tecnología humana en toda la historia de la humanidad, sin embargo viven aburridos en sus vidas cotidianas; son creados por amor y viven la vida odiando e inseguros de sí mismos; quieren ser felices pero la mayoría de las cosas que hacen,  no les funcionan y se amargan; llamados a ser como dioses viven como errantes.  ¿Qué es lo que no está funcionando con nosotros?.

Para contestar esta pregunta, te soy sincero?, bastaría toda la existencia para responderla; pero creo que al igual que usted, existen algunos pasos importantes que podríamos asegurar, para ahorrarnos algunos años, décadas en alcanzar la respuesta en nuestras vidas.  Así que, no es necesario pensar que tendrás que viajar al Himalaya o al Tibet para encontrar una respuesta que está más cerca de lo que las personas creen.

La respuesta a esta pregunta solo la tienes tú, dentro de ti.  Ajá! Te sorprendes; pues yo también me sorprendí cuando descubrí que a la pregunta: ¿Qué es lo que no está funcionando realmente en nosotros?, yo era el único que podía tomar decisiones al respecto, solo necesitaba ser guiado por alguien que tuviese suficiente experiencia en esta área de la vida humana y la encontré, aunque con muchas experiencias negativas que trataron de socovar ese fin que perseguía, que era encontrarme conmigo mismo y con la más bella experiencia que jamás, hombre o mujer alguna pudiera tener con Dios mismo.  Así que, yo soy un fiel creyente que, así como yo pude y puedo hoy día encontrar mi camino en la vida, tú también puedes hacerlo sin mayores problemas.

¿Qué queremos decir entonces con “Desobediencia Inteligente?.  La desobediencia en sí no lleva a nada bueno, siempre y cuando esta, obedezca a un sacrificio mayor y con una trascendencia mayor a lo cotidiano.  Es un proceso inteligente y racional que realiza una o varias personas, de todos los mandatos de vida que hayan recibido en toda su vida.  Voluntariamente y ejerciendo el don de la libertad, pueden someter todo a un discernimiento y evaluación continuo e identificar aquellas cosas que son positivas y negativas para poder afirmar sus vidas en el presente.  Podríamos llamar también a la desobediencia inteligente una reafirmación de valores o como se podría decir también una revalorización total como ser humano e hijo de Dios.

No todo lo que recibisteis de la vida es de color rosa, y por otro lado, pudieron marcar tu vida hasta el día de hoy, aunque debemos señalar que también recibisteis mucho amor y los buenos sentimientos que pudieron darte.  Este pasado es la explicación del por qué eres como eres…  Así recibimos de los sentidos moralmente aceptables, de las experiencias censurables, de la religiosidad y espiritualidad impuesta, de la racionalidad limitada, de la socialización conveniente y de la tradicionalidad que patenta una manera de vivir de un status quo; los mejores o los peores mandatos de vida que puedan haber existido.

Es por eso, que para iniciar esta primera parte de nuestra exploración espiritual, debemos mantener una actitud de “exploradores internos”; explorando cada parte de nuestro pasado, los actos del presente y nuestras relaciones interpersonales para poder discernir qué cosas son las que nos hacen daño hoy día y cuáles debemos deshacernos de ella y cuáles debemos darle su justo valor.

Debemos entender que en el proceso de revalorar y de evaluar, podemos tener experiencias muy gratas que recuerden momentos sin par en nuestra historia personal, pero también tenemos que estar consientes, que podemos tener recuerdos amargos y desagradables que desearíamos haber echado de nuestras vidas pero solamente lo hemos puesto en los archivos de nuestras vidas y aún pesan sobre nosotros.  Cuando llegue ese momento, debemos tener fuerzas para ser lo más objetivos y justos para con nosotros y todo aquellos que tuvieron que ver con esa experiencia en nuestras vidas.

¿Qué es un mandato de vida? lo defino como una comunicación de valores e ideas de una persona a otra pero en condiciones desigual.  Me explico, el mandato como tal, siempre viene de una o varias personas u organizaciones emisoras, que nosotros le hemos dado un grado de autoridad, a veces sacrosanta sobre nosotros.  Esas personas u organizaciones, normalmente representa una institución idealista para nosotros; puede ser desde nuestros padres naturales, nuestras figuras parentales a quienes más respetamos, podría ser también personas que representan instituciones gubernamentales, los líderes de asociaciones cívicas, personajes de la vida común de importancia civil a la que le damos importancia por su testimonio y por la alta valorización que la sociedad depósita sobre ellos.

Todo ello, trae consigo una alta presión sobre la vida de cada ser humano, transmitiendo sobre las personas desde su nacimiento, sus estímulos positivos y negativos, sus escalas de valores fundamentales, sus prejuicios personales y sociales, su cultura, su filosofía sobre la vida, sus definiciones sobre cómo relacionarse con Dios, el hombre y el mundo.  Ellos influyen enormemente sobre cada uno de nosotros; sobre nuestro comportamiento diario, y hasta sobre nuestros sueños diarios.  Pareciera mentira pero un mandato tiene un poder sobre una persona tan profunda, que marca para siempre hasta su personalidad.

¿Se da Usted cuenta lo tremendo y profundo de este tema?  De ahí emana otra gran realidad existencial.  Si cada uno de nosotros hemos sido programados de acuerdo a esos mandatos de vida que hemos recibido durante toda nuestra vida…  ¿Somos realmente libres?, ¿Gozamos de libertad interna y real como verdaderos hijos de Dios que es lo que somos por naturaleza?, o, ¿Somos solo el producto de una programación deliberada y estratégica de las personas e instituciones que han tenido en su poder nuestra educación y formación en particular?.

Estas preguntas me ponen en estado de Alerta! Y no debería ser diferente en usted, pues si es verdad que mi vida entera es el producto de decisiones de cientos de personas a mi alrededor durante todo el proceso de vida que llevo, entonces el porcentaje de autodeterminación en mi vida creo que va a ser muy reducido.  En otros términos, hemos o somos el producto de una sociedad que nos ha socializado de acuerdo a sus intereses, sin tomar en cuenta lo que mi corazón y mi mente determina.  ¿Tal vez por eso, no somos felices en lo profundo de nuestro ser?.

Me gustaría contarles la anécdota de Doña Esperanza, la mujer que cuidaba con mucho amor los pajaritos del barrio y los de su casa.  Ella tenía una gran colección de aves de todo tipo en su sala y pasillos de su casa donde habitaba, Doña Esperanza invitaba de vez en cuando y de cuando en vez, a sus vecinas a su casa a admirar a estas creaturas hermosas de Dios acompañando la visita con una suculenta taza de té.  Todos los que la visitaban la felicitaban por el cuidado que ella daba a las aves y el amor que sentía la misma hacía cada una de ellas.  Pero la realidad era otra para las aves, ellas miraban al cielo y su hermoso trinar era una oración al Dios Altísimo por su liberación de aquellas jaulas que las privaban de su libertad.  Ellas deseaban ser libres como cuando vinieron al mundo.  Esta anécdota me recuerda que nosotros somos como las aves y la sociedad que nos rodea como Doña Esperanza.

Dios nos dotó de muchos dones y talentos que no hemos sabido valorar a lo largo de los años, en ese sentido el mundo te absorbe con su propia escala de valores; pero he ahí que tenemos que retomar nuestra escala de valores primero, y luego establecer las prioridades para nuestra vida.  La vida, la libertad, la razón, el discernimiento, la fe, la esperanza, y el amor como don de Dios son y deben ser nuestras mejores armas para reconocer la verdad y el parámetro de la valorización de la vida entre nosotros.
                                                                                                                                                                                                                                                           

                                                                                                                                                                                                                                                                                                            

El Mandato de Vida.

El Mandato de Vida.

En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra.
 La tierra no tenía entonces ninguna forma;
todo era un mar profundo cubierto de oscuridad,
 y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.
Génesis 1:1-2.

Hace millones de años, el hombre miraba a su entorno y al universo maravillado de la magnificencia del mismo y del misterio que ello enceraba; muchas veces no podía creer lo que veía y oía pues su cerebro y su capacidad de razonar no le bastaba para tener el entendimiento sobre estas maravillas creadas por un ser superior y que llamamos Dios.  El mismo que llegara a ser testigo ocular y presencial de la misma creación se daba cuenta de lo maravilloso e impresionante que era el cosmo entero.  Ese Neanderthal, Crogmañon, u Hombre de Pekin, vivía admirado y estupefacto ante la inmensidad que lo rodeaba.

Nosotros mismos en nuestro interior, no somos tan diferentes de ese hombre primitivo, seguimos admirando las obras de Dios, y mirando al cielo a ver si encontramos respuestas inteligentes a nuestros problemas existenciales y cotidianos.  Acaso no es cierto que cuando vivimos experiencias amargas y dolorosas no es costumbre nuestra, enfocar nuestros ojos al cielo y desde lo profundo de nuestro ser exclamar una oración a Dios.  Somos buscadores de lo infinito, de la verdad y conquistadores de nuevos mundos, eso nunca cambiará en nosotros, pues tenemos una sed profunda de saber, de conocer ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, y por otro lado, ¿Cuál es nuestro destino final?...

La tierra se nos ha quedado muy pequeña al pasar el tiempo, y la luna ya no llena nuestras expectativas, aunque no sepamos toda la verdad de las veces que se visitó, aunque nos fascinaría construir una ciudad en ella y habitarla; así que siempre miraremos más allá, y buscaremos las fórmulas matemáticas y científicas que nos permita explorar el espacio sideral más allá de lo inimaginable.  Solo en estos días atrás, leía en un diario de la localidad que un astrónomo había descubierto un nuevo planeta casi de la misma proporciones del planeta Neptuno; ¿Cuál será nuestro límite?, ¿Tendremos en realidad un límite?.

En el campo científico, que se ha convertido para muchos en la excusa humana para la probabilidad de que ya no sólo se quiere o se desea creer sino probar la misma, hemos tenido avances inimaginables en estos últimos cien años de historia.  Y aunque muchos de ellos, tenían justificación en principio militar, para la defensa y seguridad de algunas naciones del “primer mundo”, no dejan de maravillarnos las mismas, pues hoy están más accesibles a nuestras manos, han facilitado un poco la vida a muchas personas en este planeta.  Hace solo cincuenta años era prácticamente impensable para millones de personas la posibilidad de la clonación; la fertilidad Invitro; la curación de algunos cánceres; el tratamiento con cobalto; la partición del átomo; los satélites de comunicación y defensa en el espacio sideral; las parábolicas en los techos de las casas de la clase media y baja de nuestras sociedades; el invento de la fibra óptica; del aeroplano; los viajes espaciales en los transbordadores; el control y vigilancia meteorológica del planeta; lo impresionante del mundo de los medios de comunicación y del Internet.

El mundo actual, no se parece en nada tecnológicamente, al mundo de hace veinte, treinta o cuarenta años atrás; ese mundo quedó atrás, en la historia como una de las épocas más creativas e innovadoras de toda la historia humana, aunque personalmente creo que es el inicio de un período más profundo, más creativo, que se aproxima a velocidades inimaginables.   Una nueva era de inventivas y de creaciones que deberán hacer la vida del hombre en el planeta tierra más sencilla y con más significación para el mismo.

Sin embargo, estas creaciones e invenciones no llenan el vacío profundo que posee la vida del hombre, y el mismo seguirá creando e innovando como un loco sin razón y seguirá explorando hasta el confin del Universo hasta alcanzar su meta: El Conocimiento total de todas las cosas existentes y aquellas que ni aún sospechamos.

Y es que conocerse, involucra para todos, darle sentido a la vida que poseemos.  Conocerse significa: explorar, investigar, indagar, innovar, saber, estar atentos, profundizar…  Es estar interesados en obtener información sobre nosotros mismos, información de nuestro pasado inmediato, información de nuestro entorno, de nuestra manera en que fuimos educados en nuestros hogares y con qué valores, información de nuestra escolaridad, información de nuestras raíces familiares, de la clase de amistades que siempre hemos tenido o nos han sido impuestos, de nuestra relación con nuestros familiares especialmente con nuestros padres sean estos naturales o por adopción.

Conocernos es un trabajo arduo, profundo y de sanación interna.  Alguien me señalaba que la tarea de conocerse era muy parecida a la que hacen los expertos y técnicos en computación cuando activan un programa de antivirus y de desfragmentación en el sistema operativo de una computadora.  Es decir, recorre archivo por archivo y va limpiando y reparando los daños encontrados, botando aquello que no sirve y ocupa espacio en el disco duro y optimizando la memoria del mismo.  Es algo parecido, pero más complejo pues aunque en el fondo tenemos memoria no somos solo chips computacionales.

En el conocimiento intrínseco se encuentra la clave para poder entender todo esta maraña de cosas alrededor e internamente en nosotros.  Es decir, para descubrirnos, para entendernos profundamente, para saber el por qué actuamos y somos así y de esta manera; este acto en sí es un paso profundo hacía la sabiduría que todo ser humano aspira profundamente.

Así que es una tarea inmediata y urgente, que se abre paso, para que en nosotros brille el pensamiento maravilloso y poderoso del cambio hacia lo que yo personalmente llamaría: La humildad del ser sabios.  Esta no es otra cosa, sino la de saber ¿quiénes fuimos o éramos?, ¿por qué fuimos así de esta manera en particular?, ¿quiénes actualmente somos?, y finalmente ¿qué seremos en el futuro inmediato?.  Este acto de la búsqueda de la humildad de la sabiduría, será lo que permitirá aceptarnos tal y como somos; y solo a partir, de esta aceptación de tu yo personal, se inicia un camino maravilloso de crecimiento personal sin límites alguno.  En este sentido, es un encuentro con la plenitud total: con Dios mismo.

Objetivos específicos de nuestro Quorum

1.-        Promover el conocimiento general a través de los medios necesarios.
2.-       Definir mensualmente el Tema y los sub temas a tratar.
3.-       Abrir un espacio para todo aquél académico que desee publicar alguna investigación en su ramo.
4.-       Archivar y Publicar las publicaciones
5.-       Contribuir al conocimiento general con aportaciones anuales de todas nuestras publicaciones a bibliotecas especializadas a nivel nacional e internacional, en los temas en cuestión.
6.-       Proveer el mismo de manera gratuita a través de los medios nacionales de distribución.