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No tienen Ejército … ¡y casi todos son paraísos fiscales!


Diego Herranz
www.publico.es / 04/11/2019

Algunas naciones del planeta obtienen un doble beneficio. Por la vía de ingresos, con la atracción de ingentes cantidades de capitales, gran parte de ellos de procedencia ilícita -evasiones fiscales o dinero lavado (es decir, reconducido a los canales del mercado tras generarse por actividades como el narcotráfico, la financiación terrorista o casos de corrupción, entre otros- a través de lo que las instituciones multilaterales y centros de investigación califican de “prácticas tributarias dañinas”. Y que reciben en sus jurisdicciones territoriales atraídas por la baja imposición de sus leyes reguladoras.

Pero también por el lado de los gastos. Porque la mayoría de estos territorios, que presentan los niveles de renta per cápita más altos del planeta y contribuyen de manera directa a retirar riqueza y recaudación de todos los rincones del mundo, aunque especialmente de las potencias industrializadas y, en los últimos tiempos, de los grandes mercados emergentes, no dedican reembolsos a sus partidas militares. Sobreviven sin fuerzas armadas. No parecen que las necesiten; las superpotencias se ocupan de ello. Asumen la responsabilidad de su seguridad en caso de peligro contra sus defensas nacionales. O, en ciertos supuesto, jurisdiccionales, para ser más exactos.

El dato parte de una fuente fidedigna, el Factbook de la CIA, el servicio de inteligencia americano, con un amplio bagaje de décadas de información y estadísticas sobre los más variados asuntos geopolíticos, económicos y, por supuesto, militares. En su última versión, menciona a 31 países que no disponen de Ejército. De su listado, se aprecia con nitidez la coincidencia con enclaves a los que acuden los grandes patrimonios y las empresas, en su mayoría multinacionales, en busca de sus beneficios impositivos.

Este ranking incluye a territorios que reciben asistencia militar de las principales superpotencias, esencialmente EEUU y Reino Unido, y jurisdicciones o estados en los que sus fuerzas policiales actúa, de facto, como cuerpos militares. Todo un paradigma porque la mayoría de ellos, obviamente, ostentan una soberanía en la que no tiene cabida un aspecto tan relevante dentro de este concepto estatal como la seguridad nacional. ¿Doble privilegio? En esencia, parece que sin duda. Estos son los 31 países o territorios sin fuerzas militares.

1. Andorra. El mini-Estado pirenaico de tan sólo 85.000 habitantes dispone de su propia policía, la Cos de Policia d’Andorra, pero no es un cuerpo militar. La defensa de este enclave independiente es responsabilidad de España y Francia, por proximidad.

2. Aruba. Este estado isleño del Caribe es un territorio separado y semiautónomo de Holanda que se ha erigido en los últimos años como un destino especialmente popular para el turismo. La defensa de sus 116.000 habitantes está a cargo de su antigua metrópoli y focaliza sus esfuerzos, esencialmente, a combatir el crimen organizado y el terrorismo.

3. Islas Caimán. Situadas también en el Caribe, pertenecen a los territorios de ultramar de Reino Unido, nación que le ofrece y administra la defensa de su archipiélago, a apenas 150 millas del sur de Cuba. Aun así, existe una policía nacional, la Royal Cayman Islands Police Force.

4.- Islas Cook. Toman su nombre del capitán de la Marina Real Británica, James Cook. Isla situada al sur del Pacífico independiente pero estado libre asociado a Nueva Zelanda, el país que se encarga de su defensa, aunque sólo a instancias y bajo previo requerimiento de las autoridades de este país insular.

5.- Costa Rica. La nación centroamericana renunció a tener ejército propio en 1949, aunque sus fuerzas policiales realizan habitualmente funciones propias de un estamento militar. La llamada la Suiza de América Central proclamó su condición permanente de país neutral y desarmado en 1983. Pero su protección corresponde a EEUU.

6. Curasao. Otro estado isleño y del Caribe que carece de Ejército. Sin embargo, su seguridad la controla Holanda, que también asume la política exterior de sus casi 150.000 habitantes. En un referéndum en 2009 se aprobó que el país tuviera un gobierno propio, aunque dentro del Reino de Holanda. La Guarda Costera Caribeña holandesa también les provee de seguridad marítima.

7. Dominica. Isla de las Antillas, miembro de la Commonwealth, la unión de estados soberanos que fueron antiguas colonias británicas. Bajo protección de Londres. Pese a tener una fuerza policial que también actúa como guardacostas, la Commonwealth of Dominica Police Force.

8.- Islas Feroe. Localizadas en el norte del Atlántico, entre las islas británicas, Noruega e Islandia, tienen 51.000 habitantes. Dinamarca, de la que dependen por su condición de territorio autónomo adscrito a este socio europeo, es la que les proporciona la defensa en caso de ataque. Lo hace su Comando Ártico, una división de sus fuerzas armadas.

9.- Polinesia francesa. En el sur del Océano Pacífico cuyo territorio más famoso es Tahití. Tiene censados unos 290.000 habitantes. Su seguridad depende de Francia.

10.- Groenlandia. La isla más extensa del norte del Atlántico es un territorio autónomo que pertenece a Dinamarca. Más próximo a Norteamérica, EEUU acaba de hacer el tercer intento histórico de adquirir este territorio e incorporarlo a su federación de estados. Desde 2008 disfruta de amplias competencias de gobierno propias. En asuntos domésticos. Un año después, aprobó su Ley de Auto-Gobierno, en la que se reconoce la capacidad de sus ciudadanos a solicitar el derecho de autodeterminación bajo legislación internacional. Copenhague ejerce el control sobre varias áreas, incluida la exterior y la de seguridad. También la financiera.

11.- Granada. Isla al parte de las Antillas, en el Caribe. Desde la invasión estadounidense en 1983, el país carece de fuerzas militares. Sin embargo, poseen un cuerpo policial, la llamada Royal Grenada Police Force, que actúa como guarda costera.

12.- Islandia. Aunque es miembro de la OTAN, carece de ejército permanente. La Alianza Atlántica es la responsable de su defensa. Desde 2006, todas las fuerzas estadounidenses se retiraron del país. Reikiavik participa en misiones de paz mediante unidades de gestión de crisis civiles.

13. Kiribati. Estado independiente desde 1979, se localiza al oeste del Océano Pacífico. Tiene 109.000 habitantes. Las también llamadas Islas Gilbert, tienen prohibida constitucionalmente la creación de fuerzas armadas. Aunque dispone de cuerpos policiales.

14. Liechtenstein. Es el sexto estado más pequeño del mundo. Dispone de fuerzas policiales que cooperan estrechamente con los ejércitos de sus vecinos, Austria y Suiza.

15.- Islas Marshall. Tras casi cuatro décadas bajo la Administración estadounidense, lograron su independencia en 1986. Sin embargo, EEUU les sigue otorgando protección militar para garantizar su defensa nacional.

16. Mauricio. La isla del Océano Índico, con 1,3 millones de habitantes, consiguió su independencia del Reino Unido en 1968. Dispone de unidades paramilitares con estatus policial, la Special Mobile Force, encargada de la seguridad interna y externa del país.

17.- Micronesia. La mayor parte de su territorio son las Islas Carolinas que se unieron a otros territorios insulares en 1979, acabando con la tutela de EEUU. La Federación de Estados de Micronesia se independizó en 1986. Sin ejército, su seguridad depende de EEUU. 1

18.- Mónaco. El segundo país más diminuto del mundo, con apenas 31.000 habitantes, ha cedido la seguridad de su ciudad-estado a Francia.

19.- Montserrat. Isla caribeña considerada territorio de ultramar británico desde 1783. Las repetidas erupciones volcánicas han provocado la salida del país de miles de habitantes en los últimos 25 años. Aunque tiene su propia policía, carece de fuerzas militares y su defensa depende de Reino Unido.

20.- Nauru. Al sur de las Islas Marshall, es la república más pequeña del planeta. Tras pasar por varias soberanías en los dos últimos siglos, el país fue declarado territorio de fideicomiso de Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial. En 1968, obtuvo la independencia. Con apenas 10.000 habitantes, su defensa, mediante un acuerdo bilateral, la suministra y gestiona Australia.

21.- Niue. En el Pacífico Sur, la isla tiene 1.600 habitantes y es territorio con gobierno propio, aunque libremente asociado a Nueva Zelanda, que es la nación que le proporciona la seguridad exterior. Dispone de fuerza policial.

22.- Palau. Situado al oeste de las antiguas Islas Carolinas. El archipiélago se opuso a su unificación con la Federación de Estados de Micronesia en 1978 y se declaró inmediatamente después como estado independiente. Aun así, todavía tiene un acuerdo de libre asociación con EEUU, a cuyas fuerzas militares les permite estar estacionadas en su territorio. Aunque nunca ha ocurrido. Dispone de policía nacional.

23.- Panamá. La nación centroamericana abolió el ejército en 1990 y creó las Fuerzas Públicas Panameñas. Dispone de fuerzas policiales, de un servicio nacional de aviación y de unidades de vigilancia fronteriza. Desde 1994, la Constitución de Panamá prohíbe la creación de un ejército permanente.

24.- Santa Lucía. Isla perteneciente a la Commonwealth. Sin ejército, tiene fuerza policial y unidades especiales y una naval específica.

25.- San Vicente y Granadinas. Isla caribeña que logró la independencia en 1979 después de estar subordinadas al Reino Unido. De 102.000 habitantes, carecen de ejército, pero disponen de su propia fuerza policial.

26.- Samoa. La primera nación de la Polinesia que obtuvo la independencia, en 1962. No tiene estructura de Defensa ni fuerzas armadas regulares, pero sí de unidades policiales. Su defensa la tiene acordada con Nueva Zelanda.

27. San Marino. No sólo es la república más antigua del mundo, sino el tercer país europeo de menor dimensión. Este mini-estado, inserto geográficamente en Italia, tampoco dispone de ejército, aunque posee fuerzas militares voluntarias que actúan en ceremonias oficiales y que son susceptibles de ser utilizadas como fuerzas policiales. En caso de emergencia, este estado se reserva el derecho de solicitar a todos los habitantes de San Marino entre los 16 y los 60 años a hacer uso de las armas. La responsabilidad de su defensa corresponde a Italia.

28. San Martín (Sint Maarten). Isla caribeña autónoma, aunque forme parte del Reino de Holanda. Si bien su territorio del norte es un enclave de ultramar de Francia. La defensa es responsabilidad de Holanda.

29.- Islas Salomon. Independientes desde 1978, dispone de policía. Entre 2003 y 2017 tuvo que recibir ayuda policial y militar de quince países para restablecer el orden político y civil después de sucesivas oleadas de violencia, que catapultaron las tasas de criminalidad hasta límites desorbitados.

30.- Tuvalu. Desde su independencia, en 1978, la isla del Pacífico -conocida como Ellice durante su periodo como colonia británica-, el cuarto país más pequeño del planeta, con sólo 11.000 habitantes, tiene fuerza policial, pero no militar.

31.- Vanuatu. Hasta la proclamación de su independencia, en 1980, perteneció a las Nuevas Hébridas, territorios del Pacífico administrados por Reino Unido y Francia. Su estado lo conforman 80 islas. Sin ejército, sí dispone de una fuerza policial, otra de movilidad y un ala de policía marítima.

De todos estos estados, un grupo mayoritario está incluidos entre las diferentes clasificaciones internacionales de paraísos fiscales, si bien estos listados están siendo liberados por supuestos acuerdos de intercambio de información económica-tributaria para vigilar y perseguir posibles delitos de evasión fiscal y lavado de capitales. Por ejemplo, el de la ONG Oxfam que, aunque tan sólo mantiene a Samoa en su lista negra -jurisdicciones sin cooperación- sigue considerando a un nutrido grupo de estos países sin ejército en su lista gris, donde enumera a los enclaves que han iniciado cambios legales, aún no determinantes, para combatir las prácticas fiscales dañinas y emprendido cauces de intercambio de información con autoridades judiciales y las agencias tributarias de las naciones que lo requieran.

En esta última clasificación aparecen territorios como Andorra, Aruba, las islas Caimán, Cook y Curasao, Dominica, las Islas Feroe, Granada, Groenlandia, las Islas Marshall, Nauru, Niue, Palau, Panamá, Santa Lucía, San Marino y Vanuatu. Deja fuera, como la UE, a Mónaco, Liechtenstein o Andorra. Supuestamente, por haber cedido a las presiones del Ejecutivo comunitario para abandonar este tipo de prácticas. Y añaden a otros que, como Holanda, gestiona la seguridad de varios de los territorios sin fuerzas armadas de la radiografía anual de la CIA. Al igual que Luxemburgo, Irlanda o Malta. A todos ellos, los evalúa como paraísos fiscales.

Otro caso significativo es el de Suiza. La organización no gubernamental británica también sigue catalogando a este centro con secreto financiero como enclave con prácticas fiscales dañinas por la baja tributación de su sistema impositivo a los capitales foráneos. También ha logrado ser la imagen de la neutralidad. Históricamente.

Pero la nación supuestamente más pacifista es el trigésimo tercer ejército más poderoso del planeta, según el ranking 2019 de Global FirePower y el país con una población más armado; a razón de 46 armas por cada cien habitantes. Casi una por cada dos residentes. Además de exigir, por ley, adiestramiento militar a sus ciudadanos de entre 20 y 42 años. A los varones, de forma obligatoria y a las mujeres de manera voluntaria. Una paradoja en un estado que nunca ha participado en conflicto bélicos, pero por el que se mueven 2 millones de armas privadas en poder de sus 8,3 millones de residentes. Además del arsenal de su ejército. Aun así, su último atentado con armas de fuego fue en 2001, cerca de la sede parlamentaria de Zug, uno de sus cantones confederados, donde fallecieron 14 personas, además del suicidio del autor material de la masacre, con problemas mentales.

[Y el Estado Vaticano, ¿no es paraíso fiscal? ¿O no se atreven a ponerlo en la lista? ¿Y el estado de Delaware, en EE.UU? ¿Y la Isla de Man, en Inglaterra?]

Ecuador: todos los descontentos y todas las rebeldías


Fernando López Romero
www.envio.org.ni / noviembre 2019

Ecuador vivió un inmenso levantamiento popular, inédito y poderoso por su independencia y entusiasmo. Se ha abierto un momento excepcional de intenso aprendizaje. ¿Cómo construir ahora unidad popular que modifique en forma duradera la correlación de fuerzas? Quizá lo primero es formular un programa que plantee formas alternativas de economía y que reformule un sistema político corrupto y confiscado por las élites económicas.

Una nube de zánganos… “Zánganos”, dijo el presidente Lenin Moreno al referirse a quienes protestaban contra el paquetazo del “gobierno de todos”, que castigaba a la inmensa mayoría para defender los intereses del 1% más rico de la población: las cincuenta familias dueñas del país, que los 365 días del año deciden los precios de los huevos, de la leche y el pan, de la sal y del azúcar, de los salarios y el transporte público, de las tasas de interés bancaria y de las aspirinas... De todo.

NUBES DE “ZÁNGANOS” LLEGAN A QUITO

Y nubes de “zánganos” llegaron hasta Quito en los primeros días de octubre. Indios, peones rurales, campesinos pobres, obreros de la construcción, pequeños comerciantes, migrantes, mujeres, niños y niñas, adultos y adultos mayores llegaron de la Sierra norte y central, de la Sierra sur, de la Costa y de la selva amazónica; desde los altos páramos y los pequeños pueblos, de las fincas rurales y las ciudades de provincia. Caminaron decenas de kilómetros, se movilizaron en camiones, camionetas y buses, desafiando todos los obstáculos y recibiendo a su paso la solidaridad del resto del pueblo.

Y en Quito se juntaron con los obreros fabriles, los artesanos y trabajadores de servicios, con empleados públicos y con desempleados; con maestros, profesores universitarios, laboratoristas e investigadores, colegiales y colegialas, universitarios de la Central, de la Politécnica Nacional y de universidades privadas y estudiantes de institutos; con las cocineras y las trabajadoras de la limpieza, con las peluqueras y estilistas; con los operarios de talleres, los choferes y taxistas; con las amas de casa, los jubilados y las jubiladas.

Allí se encontraron los que enfrentan a la gran minería, los que defienden el agua y la vida, los sin tierra, los del trabajo precario y temporal, los trabajadores que ganan menos del mínimo vital, los que no pudieron entrar a las universidades públicas o tuvieron que abandonarlas, los cientos de militantes sociales perseguidos por el aparato judicial del correísmo, las condenadas a parir los hijos de la violación, los maltratados, los “limitaditos” señalados con el dedo acusador en quinientas sabatinas de Rafael Correa, los que les robaron sus salarios cuando el terremoto, los periodistas honestos que fueron perseguidos por investigar la corrupción y develar la represión del correísmo.

Las víctimas de la explotación capitalista y de los recetarios neoliberales, las oprimidas por el patriarcalismo, los que no soportan la mentalidad colonial, la xenofobia y el racismo. También los indignados con el servilismo de Moreno ante el Departamento de Estado norteamericano.

TODOS UNIDOS AL MOVIMIENTO INDÍGENA

Allí estuvieron, por millares, veinteañeros y los de la categoría sub 20 que dijeron con firmeza: nos han mentido, no nos mientan más. Se movilizaron superando una década de pedagogía del miedo, y de ficción de revolución y de buen vivir. Muchos recibieron su bautismo de fuego en la lucha social con gases lacrimógenos, con caballería y tanquetas.

En las marchas y en las barricadas estuvieron juntos los veteranos y jóvenes militantes de izquierda; los artistas y los gestores culturales, los sindicalistas, las feministas y ambientalistas. Miles y miles se fueron sumando a las protestas, hasta que a los ríos profundos del movimiento indígena se unieron todos los torrentes del descontento y lo inundaron todo: ningún lugar dejó de ser tocado por una revuelta popular que se expresaba en todas sus formas; con palabras y con hechos, en calles y plazas; que invadió todas las conversaciones, la intimidad y la vida cotidiana.

ATRINCHERADOS ANTE LA MULTITUD

La insolente multitud se tomó los espacios públicos, para desafiar al poder de ese 1% que monopoliza la mayoría de las riquezas del país. Para perturbarles el sueño y los delirios a los dueños y accionistas de los bancos, a los usureros y los lobistas del capital extranjero; a los accionistas de las grandes empresas y a sus gerentes; a los dueños de los grandes medios de comunicación; a los monopolistas de la tierra, del agua y del comercio exterior.

Y todos ellos, se atrincheraron con sus rostros contraídos, estupefactos y furiosos, para protegerse con sus generales, con sus gendarmes, sus soldados y sus funcionarios, con su alta burocracia, con sus cuartos de guerra y sus plumas a sueldo, con sus prejuicios enconados, con su sabiduría de autoayuda, de breviario neoliberal y de lugares comunes. Con sus verdades fabricadas y sus mentiras. Con sus imposturas y su incapacidad de comprender a quienes no son como ellos. Con su racismo y su odio de clase.
Mientras construyen sus casas y las obras públicas, les recogen la basura en las ciudades, labran sus campos, siembran y cosechan, trabajan en sus fábricas, sirven la mesa y pasean sus mascotas; cuando como guardias mal pagados cuidan sus condominios y sus lugares de placer; cuando cocinan sus alimentos y limpian sus viviendas, para los dueños del país, los indios y el pueblo trabajador son invisibles o solo parte del paisaje. Son los “buenos salvajes”, el motivo para discursos políticos de ocasión, de postales y de anuncios turísticos; forman parte de la biodiversidad tan celebrada… Pero cuando protestan y se levantan se transforman en los manipulados, los vándalos y los violentos, la turba tan temida e irracional, las hordas de Atila...

LA CHISPA QUE ENCENDIÓ LA PRADERA

El pasado marzo, la amenaza contra las condiciones de vida de la mayoría de la población, mostró su rostro avinagrado con la firma de la Carta de Intención del gobierno con el Fondo Monetario Internacional. El Decreto 883, que elevaba en más del 100% los precios de los combustibles, eximía de impuestos a los exportadores y arrasaba con conquistas laborales, fue la chispa que encendió la movilización. El FMI felicitaba a Moreno, y la derecha política, los empresarios, los grandes medios de comunicación y sectores “bien pensantes” de la clase media, se congratulaban y festejaban por este “sinceramiento” de la economía ecuatoriana.

El Decreto presidencial 883 fue también la cereza de un pastel de dos años de engaños y de diálogos fallidos del gobierno con los movimientos sociales y los sindicatos, años de alineamiento y sumisión total de Lenin Moreno a los intereses empresariales. A ojos vistas y sin ruborizarse, Moreno hizo lo que Correa durante años por debajo de la mesa…
En la cadena nacional en la que anunció las medidas, Moreno dijo que era un valiente y que iba a sostenerlas. Pero, como ocurre en las grandes luchas sociales, los poderes económicos y políticos fueron incapaces de advertir la ola del descontento social que crecía minuto a minuto. Después de la primera respuesta, el primer paro, los analistas de la derecha, los grandes medios de comunicación, cierta academia y los expertos en seguridad, persistieron en su ceguera cuando señalaban que el movimiento fue el resultado de un error de cálculo político de Lenin Moreno, y que el problema fue no advertirlo a tiempo por una falla de los servicios de inteligencia todavía bajo control de Rafael Correa.

TRES MOMENTOS EN LA LUCHA POPULAR

La lucha popular se expresó en tres momentos ascendentes que fueron arrinconando al gobierno, a las élites económicas y a la derecha política: la movilización indígena, el paro nacional del 9 de octubre y el levantamiento popular de los días siguientes. De esta manera, en menos de dos semanas, las movilizaciones indígenas que se iniciaron en las provincias se juntaron a los trabajadores y al pueblo de la capital, en un multitudinario paro que se transformó en un levantamiento masivo del pueblo en Quito y en todo el país.

Al día siguiente del anuncio del paquetazo, desde la mañana, comenzaron las movilizaciones en Quito y en varias ciudades. La respuesta inmediata del gobierno fue la represión, y conforme pasaban las horas crecía el enfrentamiento, especialmente en el centro histórico de la ciudad, donde se había colocado un cerco policial alrededor del Palacio Presidencial de Carondelet. En la noche, los gremios de transportistas anunciaron un paro general desde las cero horas del 3 de octubre.

De un momento a otro, el gobierno de Moreno, que desde el principio de la movilización se manejó con enorme torpeza, decretó el mediodía del 4 de octubre un estado de excepción que había preparado desde semanas atrás como una de sus estrategias para imponer las medidas. Apresó al dirigente principal de los taxistas quiteños, desarrolló una política de presión y de amenazas y profundizó el enfrentamiento. Al anochecer, los gremios del transporte anunciaban la suspensión del paro, pero esa resolución en ningún momento fue acatada por la totalidad de sus agremiados.

LA TORPEZA DEL GOBIERNO Y EL DISCURSO RACISTA

Esos primeros días de enfrentamiento dieron la nota del crecimiento de la violencia represiva y de la respuesta a la represión, en medio de una creciente polarización de clases, en la que el bloque dominante cerraba filas alrededor de Moreno y de los líderes de la derecha política.

Desde las primeras movilizaciones de los indígenas hacia Quito y las primeras protestas en la capital, la gran prensa desplegó un discurso enconado contra la lucha popular, del que no se bajó en ningún momento, a pesar del enorme rechazo de la población: unilateralidad en la información, tribuna constante y casi exclusiva para los voceros del gobierno, de las cámaras empresariales y a los analistas y políticos de la derecha, cero contrastación de fuentes y un lenguaje de rechazo de la “violencia”, el “vandalismo”, y las “turbas”, a las que identificaba con la movilización indígena y las protestas populares, mientras se ocultaba sistemáticamente la violencia de policías y militares contra los sectores movilizados.

Durante el fin de semana del 5 y del 6 de octubre, superando los cercos impuestos por policías y militares los indígenas comenzaron a llegar a Quito. El lunes 7 se mantuvieron las movilizaciones populares y en la noche, desde Guayaquil a donde trasladó la sede del gobierno por recomendación del Alto Mando Militar, Lenin Moreno, rodeado de la cúpula militar, con una cortina negra como telón de fondo en el mejor estilo de las feroces dictaduras del Cono Sur, ratificó que, a pesar de la oleada de protestas populares, las medidas iban a mantenerse. La torpeza gubernamental recibió la respuesta popular con una movilización que crecía en todo el país. En rueda de prensa, el 8 de octubre el Frente Unitario de Trabajadores llamó al Paro Nacional para el día siguiente.

DESDE HACÍA 37 AÑOS…

El 9 de octubre desde la mañana una multitud de 50 mil personas, diversa y compacta, indignada y decidida, ocupó el Centro Histórico de Quito. El Paro Nacional constituyó un plebiscito contundente en contra de las medidas y del gobierno. En ese momento el movimiento popular consolidó su fuerza numérica y expresó un clarísimo carácter de clase contra clase. Desde octubre de 1982, cuando la huelga nacional del FUT contra la sucretización de la deuda contraída en dólares por la empresa privada y las medidas económicas del gobierno demócrata cristiano de Oswaldo Hurtado Larrea, no se había vivido una jornada de movilización de esa magnitud, que expresaba un avance significativo de la conciencia de clase e incorporaba a una nueva generación de luchadores sociales.

Para el gobierno la suerte estaba echada. El 10 de octubre creció la confrontación y el movimiento popular recibió en sus bordes a nuevos contingentes llegados desde los sectores populares que resistían con determinación la arremetida de la represión gubernamental.

12 DE OCTUBRE: SUENAN CACEROLAS POR LA PAZ

La Asamblea del Ágora, que los canales de televisión privados se vieron obligados a transmitir, consolidó a la dirección indígena al frente del movimiento popular. En medio de esa acumulación de fuerzas y del crecimiento de las tensiones, con un país movilizado, el movimiento indígena dio un paso hacia adelante en la búsqueda del diálogo con el gobierno para transformar la movilización popular victoriosa en una victoria política.

El 12 de octubre fue el día más oscuro de toda la jornada de lucha. Las cámaras empresariales y la derecha, desconcertadas, atemorizadas y enceguecidas, clamaron por la intervención de las Fuerzas Armadas y de la Policía para restablecer su orden. Para detener al movimiento el gobierno decretó el toque de queda, y el pueblo respondió en los barrios populares y de clase media con el sonido de las cacerolas por la paz, contra la represión y el paquetazo, tomándose los parques y las grandes avenidas en un inmenso levantamiento popular, inédito y poderoso por su independencia y entusiasmo.

FRENTE A FRENTE INDÍGENAS Y GOBIERNO

En la noche del 13 de octubre el país entero asistió al diálogo televisado de la Conaie, la Feine y la Fenocin con Moreno, sus ministros y otros representantes de las funciones del Estado, con la presencia mediadora de las Naciones Unidas, de la Iglesia Católica y del rector de la Universidad Central del Ecuador.

El movimiento indígena en un lado, Gobierno y Estado en el otro. Cada uno en su terreno y con sus propuestas. Fue un momento de intensa politización, en el que la dirigencia indígena asumió el papel de representante de los intereses y aspiraciones del conjunto del campo popular, y Moreno y sus ministros de las políticas fondomonetaristas y de las cámaras empresariales, en nombre del “bien común” y el “interés nacional”.

EL PODER ECONÓMICO FRENTE A QUIENES SOSTIENEN LA ECONOMÍA

El diálogo evidenció, de cuerpo entero, la torpeza de las políticas gubernamentales con una sencilla verdad: eran posibles otras medidas económicas, pero tuvo que movilizarse el pueblo y poner sus muertos, sus heridos, sus presos, sus perseguidos y desaparecidos para obligar al gobierno a considerar una posibilidad distinta de política económica.

El país entero escuchó la parábola del tractor del dirigente indígena Leonidas Iza, que expresaba la realidad cotidiana de un trabajador del campo, y el penoso ejemplo del ministro de Economía del auto de 40 mil dólares con combustible subsidiado.

El discurso de las macro cifras económicas frente a la pobreza rural y la dura realidad del campo, desatendido por la demagogia del correísmo y de su mediocre sucesor, comprometidos con el gran capital de los agronegocios y con los exportadores. En el diálogo se miraron cara a cara los defensores del poder económico y los que sobreviven día a día con su esfuerzo, que son quienes sostienen la dolarización y el conjunto de la economía.

La movilización y la lucha detuvieron temporalmente al paquetazo neoliberal. La derogatoria del 883 es la más importante victoria popular de los últimos años, pero se trata solo del primer round de una batalla, en la que será indispensable la reconstitución programática de un movimiento popular golpeado durante más de una década por una modernización capitalista fallida y por el autoritarismo correísta.

GRAN VICTORIA POPULAR Y UNA TRANSICIÓN ABIERTA

Desde ese momento se ha iniciado una compleja transición con los actores principales frente a frente, cuyo resultado final será marcado por los resultados parciales de varias batallas.

En la primera de estas batallas está en juego la disputa por los sentidos del movimiento, y otra vez las pantallas de la televisión y de la radio y las primeras planas de los grandes medios, presentan el desfile de los voceros de la derecha política y económica y del gobierno, que expresan su desconcierto remordido e insisten en las mismas fórmulas neoliberales y en su llamamiento al restablecimiento del orden y en la toma de medidas preventivas contra las nuevas luchas populares.

El discurso del gobierno, con su coro de la derecha y las cámaras se ha atrincherado en el guion de la conspiración y del golpismo, que Moreno aprendió de su maestro y mentor Rafael Correa cuando la revuelta policial del 30 S. Parte sustancial de la actuación política gubernamental, son la revancha y las purgas contra los correístas, para sostener la versión oficial de la conspiración golpista manejada desde Bélgica y amenazar de paso al conjunto de la oposición.

Además de aceptar una fórmula para focalizar los subsidios y no afectar a los sectores populares, y de una propuesta de pequeños parches, el gobierno, las cámaras y la derecha no tienen ninguna propuesta alternativa a las recetas fondomonetaristas, que donde se han aplicado sólo han servido para profundizar y acelerar la dependencia externa y la acumulación y reproducción del capital.

No puede volver a suceder, nos equivocamos al no medir la respuesta de los movimientos sociales, “no se explicaron bien las medidas”, “falló la inteligencia”, debemos prepararnos, es el discurso de las élites económicas y políticas.


NO HAN APRENDIDO NADA

Los sectores más reaccionarios, que lanzaron a los indígenas el grito de “regresen a los páramos” y alzaron la bandera de impedir que Quito vuelva ser rehén y que Guayaquil permanezca como el inmaculado bastión de la derecha, se ocultan ahora detrás de los llamados a la paz mientras nada dicen de los atropellos a los derechos humanos y de las persecuciones en marcha. Los más obtusos de las clases medias incluso han comenzado a comprar armas. No han aprendido nada, no olvidarán nada.

Por todos los medios un gobierno debilitado y las cámaras buscarán aislar a los indígenas y golpear al conjunto del pueblo. De allí, las persecuciones y condenas contra los manifestantes. Se atrincherarán cada vez más detrás del aparato represivo. Se entienden así los ajustes de cuentas contra la jefatura militar, la reorganización de los aparatos de inteligencia y la impunidad absoluta de la cúpula policial responsable de los más graves abusos y muertes.

Reprimieron inmediatamente a los principales partidarios de Rafael Correa, pero no se van a detener allí por su propia voluntad. El peligro de la escalada represiva y de los llamados a la violencia se cierne también sobre el campo popular.

“¡QUÉDATE EN SAN BORONDÓN!”

El grito racista de Jaime Nebot “¡regresen al páramo!” puede ser respondido en las urnas el 2021 con un sonoro “Nebot, ¡quédate en San Borondón!”, el sector residencial emblemático y exclusivo de la clase media alta y de la burguesía de Guayaquil. Es clarísimo que con su discurso racista y autoritario la derecha socialcristiana hipotecó buena parte de sus aspiraciones electorales. Y al candidato presidencial Jaime Nebot le puede ocurrir lo mismo que en 1996, cuando fue derrotado por el populista Abdalá Bucaram.

No son las únicas piezas caídas en el escenario electoral: desde Guillermo Lasso, el político banquero de la derecha, pasando por los pequeños populistas, hasta los comensales habituales de la mesa de Lenin Moreno y sus pequeños satélites y operadores políticos, su lamentable actuación durante el movimiento popular sin duda les pasará factura.

Vivimos un momento excepcional de intenso aprendizaje y desarrollo de la conciencia de clase. ¿Cómo construir unidad popular que sirva para superar la dispersión y para modificar en forma duradera la correlación de fuerzas en favor del campo popular? Quizá lo primero es formular un programa de lucha que plantee formas alternativas de economía, que reformule un sistema político corrupto y confiscado por las élites económicas y por la derecha. Y que radicalice la democracia desde la auto-organización popular y el autogobierno.

CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO. TEXTO PUBLICADO EN LA REVISTA DIGITAL “LA LÍNEA DE FUEGO” EL 23 DE OCTUBRE DE 2019.

(Llama la atención que no hay ningún dato que ilustre la situación del país)

Arzobispo de Canterbury Justin Welby. Church of England and global Anglican Communion, reflexionando sobre el significado (y el milagro!) de la Navidad.


Feliz Navidad! les dejo con nuestro Arzobispo de Canterbury Justin Welby. Church of England and global Anglican Communion, reflexionando sobre el significado (y el milagro!) de la Navidad. Puedes ver la conversación con Gareth Malone sobre la historia de navidad desde Gran Bretaña.  

¡Festividad de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo!


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +

Los adornos de la celebración de la natividad de nuestro Señor Jesucristo, se encuentran por todos lados, donde uno vaya en la ciudad de Panamá y en todos los rincones de esta hermosa nación.  Se ven públicamente, las manifestaciones de buenos deseos de las personas y de las empresas que desean a tutiplén “Dicha y Felicidad” tanto a sus amigos como a sus buenos clientes.  Qué decir de los “Malls” de todo el país, se ve la solidaridad de los judíos y árabes como de otras nacionalidades con esta festividad cristiana.  El otro día que caminaba por la vía España en la ciudad de Panamá, me dijo un empresario judío conocido mío, “Feliz Navidad” a quién le contesté: “Evenu Shalom Alejem”.

La festividad de la natividad, tiene como propósito, el alegrarnos anualmente con el nacimiento del único Hijo de Dios que es Jesucristo.  Y es nuestro deseo en esta época, que Dios nos conceda que, así como le recibimos con júbilo como Redentor del mundo, de la misma manera podamos contemplarle con segura confianza cuando venga a ser nuestro Juez al final de los tiempos.  Así que es una época de Alegría y de Esperanza, por la infinita misericordia de Dios hacía nosotros.

¿Cómo celebramos los panameños la Navidad?, es una buena pregunta en tiempos donde un buen número de personas ha perdido la fe en Dios, en la Iglesia su mensajera y nuestra sociedad que antes se decía “Católica” o “Cristiana”, todos sabemos que hoy día no es así.  La Navidad se ha convertido para muchos en otra época de consumo, así como el “Black Friday”, “Halloween”, “Carnaval”, etc.  Y hemos perdido la esencia de la festividad que inicia con la celebración del primer domingo de Adviento.

Dios, nos ha dado a su unigénito Hijo para asumir nuestra naturaleza, y nacer ese día (25 de diciembre) de una virgen pura: María. Siendo nacidos de nuevo y hechos sus hijos por adopción y gracia, en esta celebración somos renovados cada día del año con su Espíritu Santo; mediante la acción amorosa de nuestro Señor Jesucristo.  Mediante el profetismo antiguo de Israel se previó que así pasaría como lo señala la narración del evangelista Mateo: “lo escribió el profeta: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudades de esa tierra; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel.” (Mateo 1: 6).

Navidad no es solo una fiesta pasajera que debemos esperar a finales de año y donde nos gastamos hasta lo poco que tenemos, dándole a aquellos que amamos o apreciamos sendos regalos porque su accionar en la vida fue buena y justa para nosotros, de ser así es lo más mezquino que podemos hacer en relación con lo que la fiesta persigue: “La verdadera conversión del corazón de cada hombre y mujer sobre la tierra que agradecidos ante esta Epifanía de Dios, acepta que él ha derramado sobre nosotros la nueva luz de su Verbo encarnado y nos concede esa luz que debe arder en nuestro corazones, resplandeciendo su bondad en toda nuestra vida”.

Desear entonces al prójimo una “Feliz Navidad”, es desearle lo mejor que le puede pasar a un ser humano, recuperar su estado original ante Dios y el Universo.  Es desear al otro la salvación, la paz y la alegría de vivir en armonía con todo lo Creado por el Omnipotente.  Navidad es un tiempo de alegría, pero también de contemplación de ese pequeño que nació en Belén de Judá hace dos mil años atrás, y que en esa escena podamos contemplar toda la beatitud y santidad que debe rodear nuestra festividad navideña y todos los días de nuestra existencia.

Feliz Navidad!

J.S. Bach: Sonatas & Partitas for Solo Violin

Las tres crisis de Iraq (II): una violenta ‘desiranización’ de Bagdad


Nazanin Armanian
www.publico.es / 161119

Iraq sigue viviendo unas jornadas de protestas sociales mortales y una tensión política sin precedentes desde 2003. La incompetencia de los gobernantes y la injerencia de las potencias regionales en esta colonia de EEUU le está empujando hacia dos nuevas amenazas:

1) un golpe de estado “sunnita”, auspiciado por la coalición anti-iraní formada por EEUU, Israel, Reino de Arabia Saudí (RAS), Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Turquía, contra el régimen chiita de Bagdad y en complicidad con parte de las autoridades, o
2) una guerra “civil” delegada y patrocinada por los estados involucrados.

El incendio del consulado de Irán en Karbala (y el de EEUU en Basora el año pasado) manifiesta la interrelación del actual malestar social con la geopolítica del país.

Las 4 decisiones de Bush

La lucha encarnizada entre los países de la zona para dominar Iraq se debe a los cambios que produjo EEUU en este país tras 2003:

+ Destruyó el estado de corte “nacionalista árabe sunnita” de Bagdad e instaló en su lugar una teocracia chiita (obviamente de derechas), provocando la ira de los países sunnitas y de Israel por “haber entregado el país a Irán”, afirman.
+ Rompió el país en la línea étnico-religiosa, creando una Región Autónoma Kurda (RAK), enfrentándola a sus hermanos árabes, además de poner la base de un futuro país kurdo, si consigue minar también a Siria, Turquía e Irán.
+ Dividió el nuevo Iraq, en “chiitas, sunnitas y kurdos”, mezclando las identidades religiosas con otra étnica, cuando los kurdos iraquíes en su mayoría son sunnitas.
+ Insistió en que el nuevo sistema político sería democrático porque entregaba el poder a la mayoría, los chiitas, cuando 1) Los iraquíes, que nunca habían vivido bajo una teocracia, y 2) los chiitas no son la mayoría: la suma de los árabes y kurdos sunnitas les supera: éste fue el motivo de la oposición de Obama a la independencia kurda en 2017.
Desde entonces, los rivales de Irán han decidido corregir a Bush y devolver el poder a los no-chiitas, aislando a la República Islámica de Irán (RII).

El 30 de octubre, el primer ministro Abdul Mahdi -acusado por los indignados iraquíes de estar al servicio de la RII-, planteó la posible dimisión y adelantar las elecciones parlamentarias. Cambió de idea en menos de dos días, tras recibir la visita de un equipo de los Guardianes Islámicos de Irán: resistirá ante las presiones del “enemigo”, -declaró-, aunque siguió prometiendo reformas, que son tan imposibles por un gobierno burgués y sectario instalado por tropas imperialistas, como esperar peras del olmo.

El Ayatolá Jamenei, caudillo de la RII, recomendó al gobierno iraquí emplear mano dura contra los manifestantes, similar a la que él usó en las protestas de los indignados iraníes en el junio del 2009 (contra el fraude electoral) y enero del 2018 (contra las políticas neoliberales), que sacudieron unas 160 ciudades del país. Sin embargo, Iraq no es Irán, país donde los partidos y sindicatos “no islámicos” están en clandestinidad, y hasta las protestas pacíficas gremiales son perseguidas por “entrar en guerra contra Alá”. El régimen iraquí perderá la poca legitimidad que le queda si provoca un baño de sangre, y colocará a su patrocinador EEUU en un grave aprieto.

Irán en Iraq

Cierto que EEUU ostenta el poder militar en Iraq con cientos de miles de efectivos, 12 bases “declaradas” y unos 400 acuerdos, pero es lrán, el país que comparte 1.458 kilómetros de frontera con su vecino, el que cuenta con una mayor influencia política, social, económica y religiosa. Por lo que, los intentos del primer ministro, –que curiosamente no tiene un partido político propio y, por ende, carece de una conexión organizativa con los ciudadanos-, de crear una relación equilibrada con todos sus vecinos y presentarse neutral en las disputas regionales, no ha dado frutos. Pues el territorio que, durante ocho siglos fue parte del impero persa, ha entrado en su esfera de influencia gracias justamente del derrocamiento de Saddam Husein por EEUU.

La RII está presente en Iraq a través de:

1+ Un importante sector de un millón de iraquíes de origen iraní que fueron expulsados por Iraq en 1970 y enviados con lo puesto a Irán, y de otros tres millones que entre 1991 y 2003 se refugiaron en este país, huyendo de las bombas, y que al regresar a su patria mantienen su simpatía al vecino que les acogió.

2+ “Una política para Iraq”: La RII, al contrario de las demás potencias regionales, que han establecido conexiones sólo con los centros del poder y operan promovidos por su política “anti iraní”, ha tejido una compleja ingeniería de influencias verticales y horizontales (en la sociedad civil), -menos contra otros, y más en favor de sí misma-, ganando una amplia ventaja sobre sus rivales.

3+ El poder religioso: además de (re)construir decenas de mezquitas, la RII es la principal proveedora del negocio del “turismo religioso” para los iraquíes: acaba de enviar, por ejemplo, a 2 millones de peregrinos iraníes en 15.000 autocares, y con los gastos pagados a las ciudades santas chiitas de Nayaf y Karbala.

Presentarse como la “alternativa benigna” a la hegemonía de EEUU: este ha sido uno de los motivos por el que la mayoría de los partidos políticos iraquíes han tolerado las injerencias de Irán.

Para la RII, Iraq representa:

1* Un terreno donde disuadir a Israel y EEUU en su tentación de atacar a Irán; cuenta con media docena de milicias, compuesta por decenas de miles de hombres armados iraquíes, entre ellas Badr, Asa’ib Ahl ul-Haq o Hashad al Shaabi (Fuerzas de Movilización Popular, FMP), grupo creado para luchar contra ISIS y aspirante a ser como el Hizbolá libanés. El mes pasado, Mike Pompeo, en su visita a Bagdad, exigió al gobierno su inmediata disolución en el ejército. Sin embargo, una facción de FMP se negó, mientras el resto lo aceptaba encantado: ¡Era una gran oportunidad para aprender a manejar las armas y equipamientos militares avanzados “made in USA” vendidos a Iraq!

2* Para la RII, Iraq forma parte –junto con Siria y el Líbano-, de un cinturón de seguridad amortiguador que ha construido a su alrededor. La duda es si este expansionismo del islamismo iraní es uno de los motivos de las amenazas a su seguridad o es lo que le han salvado, hasta hoy, de una agresión militar extranjera.

3* Un mercado donde puede neutralizar las sanciones impuestas por Trump: Iraq es el mayor socio comercial de Irán: exhibe en los supermercados del país sus productos, -desde frutas y verduras, hasta la pasta y zapatos-, como una demostración de poder. También ha puesto en marcha el proyecto de la construcción de un oleoducto entre ambos países.

4* Un aliado en una OPEP dirigida por su archienemigo Arabia Saudí.

5* Una ruta para acceder a Siria, y desde allí al Líbano.

Arabia Saudí en Iraq

Riad no sólo cortó sus relaciones con Bagdad en 1991 sino que financió parte de la guerra liderada por EEUU en 2003 para desmantelar el Estado iraquí (aunque fue percibida como “desmantelar a Saddam”). Fruto de las presiones de EEUU, en 2016, RAS reanudó con sus relaciones con Iraq, para hacer contrapeso a Irán. Un año después, el ex primer ministro Haider al-Abadi, fue llevado a Riad (casi arrastras) por el entonces secretario de Estado de EEUU Rex Tillerson al encuentro con el rey Salman, con el fin de coordinar sus políticas en el estratégico país. En julio del 2017, fue el clérigo chiita Moqtada al-Sadr, quien viajó a la tierra de Mahoma para proponerle a los saudíes si dejan de repudiar el chiismo y lo consideran una escuela más del islam, eso ayudaría a RAS abrir un consulado en Nayáf, y así elevar la categoría religiosa de esta urbe frente a la ciudad iraní de Qom, el “Vaticano del chiismo”.

Riad necesita:

*Coordinar su estrategia petrolífera con este rival, que hoy exporta 5 millones de barriles de petróleo al día y mañana puede robarle los clientes. Además, juntos, podrán impedir el regreso de Irán a los mercados mundiales.
*Proteger los 800 kilómetros de su frontera con Iraq, desde donde las milicias chiitas o los grupos sunnitas anti saudíes pueden infiltrarse en su territorio.

*Participar en el desabastecido mercado iraquí: Riad ha abierto la frontera terrestre con Iraq y ha reanudado los vuelos comerciales a Bagdad, negocia los aranceles para sus exportaciones, y también facilidades para “importar” trabajadores iraquíes.

*Para alcanzar dichos objetivos, RAS tras las amargas aventuras por Siria y Yemen, prefiere utilizar el poder blando, y:

*Participar en la reconstrucción de Iraq: organizó una gran conferencia con este fin en Kuwait (2018).  También ha ofrecido los puertos saudíes en el Mar Rojo para las exportaciones iraquíes, y un crédito de 1000 millones de dólares para la reconstrucción.

*Acercarse a los kurdos -el sector Barezani-, incluso defendiendo su independencia, desando romper Iraq: ha seguido la misma política con los kurdos sirios,

*Utilizar la Liga Mundial Musulmana, y la Universidad al-Azhar de El Cairo, ofreciendo becas a los “seminaristas” islámicos, como medios para propagar su versión del islam en Iraq.

Turquía en Iraq

Los imperios turco y persa, al igual que en el siglo XVI, luchan por el dominio de la región. La posición turca en Iraq no es la mejor:  Ankara se opuso en 2003 al uso de su suelo por EEUU para invadir Iraq, mientras soñaba con hacerse algún día con el control de la ciudad petrolífera Kirkuk, y de la “Perla del Norte” Mosul.
Luego, criticó la nueva Constitución iraquí por asignar el 20% de los escaños del parlamento a los kurdos, y sobre todo por crear una Región Autónoma Kurda. Sin embargo, con habilidad y astucia, Tayyeb Erdogan ha sacado un gran provecho de esta situación, utilizando a los kurdos para sacar ventajas a Bagdad.

Las empresas turcas no han sido bienvenidas en Iraq. Decenas han tenido que cerrar después de que el gobierno prohibiese numerosos artículos turcos, proporcionados por Irán, aunque bajo el pretexto de “proteger la producción nacional”.

La Turquía neo otomana prefiere abrirse el camino en Iraq vía diálogo, consciente de que Teherán puede volver a jugar a “la carta PKK” en el mismísimo corazón de Turquía. Pero, Ankara también utiliza  a los kurdos iraquíes para debilitar al régimen chiita proiraní-estadounidense de Bagdad: le compra petróleo a espaldas de Bagdad, e invierte en el oleoducto kurdo, eso sí, también envía tropas (junto con Irán) a la RAK abortando la declaración de independencia kurda en septiembre de 2017.  La RKI es el tercer mayor mercado de exportación de Turquía y un buen proveedor de petróleo y gas. El Oleoducto Irak-Turquía (ITP) transporta el crudo de Kirkuk al puerto turco Ceyhan en el Mediterráneo, desde donde es transportado a Israel, ante la impotencia de Bagdad que lo ha denunciado ante los organismos internacionales por el robo de su petróleo.

Israel en Iraq

«Kerry recuerda al Congreso que Netanyahu aconsejó a los EEUU invadir Irak», fue el titular de The New York Times del 25 de febrero del 2015. Aquella devastadora agresión contra la nación iraquí, basada en 7 mentiras al servicio de 10 objetivos, sucedía en el marco de la doctrina de Doble Contención de Henry Kissinger con el objetivo de impedir el desarrollo económico, político, social y militar de Irán e Iraq, a beneficio de Israel. El desmantelamiento del  estado sirio también perseguía el mismo objetivo.

Pompeo también señaló a Iraq como el lugar desde donde los drones que bombardearon las instalaciones petrolíferas de RAS despegaron. Los actuales ataques militares de la aviación israelí a las posiciones de FMP iraquí disparan todos los temores: que en este juego de suma cero, Iraq ya es otro de los escenarios de la guerra con Irán.



El odio al indio



Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni de hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder.

En el caso de Santa Cruz organizan hordas motorizadas 4×4 con garrote en mano a escarmentar a los indios, a quienes llaman “collas”, que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan consignas de que “hay que matar collas”, y si en el camino se les cruza alguna mujer de pollera la golpean, amenazan y conminan a irse de su territorio. En Cochabamba organizan convoyes para imponer su supremacía racial en la zona sur, donde viven las clases menesterosas, y cargan -como si fuera un destacamento de caballería- sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo paz. Llevan en la mano bates de béisbol, cadenas, granadas de gas; algunos exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida; agarran a una alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle, le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con lincharla, y cuando se dan cuenta de que son filmadas deciden echarle pintura roja simbolizando lo que harán con su sangre.

En La Paz sospechan de sus empleadas y no hablan cuando ellas traen la comida a la mesa. En el fondo les temen, pero también las desprecian. Más tarde salen a las calles a gritar, insultan a Evo y, con él, a todos estos indios que osaron construir democracia intercultural con igualdad. Cuando son muchos, arrastran la wiphala, la bandera indígena, la escupen, la pisan la cortan, la queman. Es una rabia visceral que se descarga sobre este símbolo de los indios al que quisieran extinguir de la tierra junto con todos los que se reconocen en él.

El odio racial es el lenguaje político de esta clase media tradicional. De nada sirven sus títulos académicos, viajes y fe porque, al final, todo se diluye ante el abolengo. En el fondo, la estirpe imaginada es más fuerte y parece adherida al lenguaje espontáneo de la piel que odia, de los gestos viscerales y de su moral corrompida.

Todo explotó el domingo 20, cuando Evo Morales ganó las elecciones con más de 10 puntos de distancia sobre el segundo, pero ya no con la inmensa ventaja de antes ni el 51% de los votos. Fue la señal que estaban esperando las fuerzas regresivas agazapadas: desde el timorato candidato opositor liberal, las fuerzas políticas ultraconservadoras, la OEA y la inefable clase media tradicional. Evo había ganado nuevamente pero ya no tenía el 60% del electorado; estaba más débil y había que ir sobre él.

El perdedor no reconoció su derrota. La OEA habló de “elecciones limpias” pero de una victoria menguada y pidió segunda vuelta, aconsejando ir en contra de la Constitución, que establece que si un candidato tiene más del 40% de los votos y más de 10% de votos sobre el segundo es el candidato electo. Y la clase media se lanzó a la cacería de los indios. En la noche del lunes 21 se quemaron 5 de los 9 órganos electorales, incluidas papeletas de sufragio. La ciudad de Santa Cruz decretó un paro cívico que articuló a los habitantes de las zonas centrales de la ciudad, ramificándose el paro a las zonas residenciales de La Paz y Cochabamba. Y entonces se desató el terror.

Bandas paramilitares comenzaron a asediar instituciones, quemar sedes sindicales, a incendiar los domicilios de candidatos y líderes políticos del partido de gobierno. Hasta el propio domicilio privado del presidente fue saqueado; en otros lugares las familias, incluidos hijos, fueron secuestrados y amenazados de ser flagelados y quemados si su padre ministro o dirigente sindical no renunciaba a su cargo. Se había desatado una dilatada noche de cuchillos largos, y el fascismo asomaba las orejas.

Cuando las fuerzas populares movilizadas para resistir este golpe civil comenzaron a retomar el control territorial de las ciudades con la presencia de obreros, trabajadores mineros, campesinos, indígenas y pobladores urbanos -y el balance de la correlación de fuerzas se estaba inclinando hacia el lado de las fuerzas populares- vino el motín policial.

Los policías habían mostrado durante semanas una gran indolencia e ineptitud para proteger a la gente humilde cuando era golpeada y perseguida por bandas fascistoides. Pero a partir del viernes, con el desconocimiento del mando civil, muchos de ellos mostraron una extraordinaria habilidad para agredir, detener, torturar y matar a manifestantes populares. Claro, antes había que contener a los hijos de la clase media y, supuestamente, no tenían capacidad; sin embargo, ahora, que se trataba de reprimir a indios revoltosos, el despliegue, la prepotencia y la saña represiva fueron monumentales.

Lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas. Durante toda nuestra gestión de gobierno nunca permitimos que salieran a reprimir las manifestaciones civiles, ni siquiera durante el primer golpe de Estado cívico del 2008. Y ahora, en plena convulsión y sin que nosotros les preguntáramos nada, plantearon que no tenían elementos antidisturbios, que apenas tenían 8 balas por integrante y que para que se hagan presentes en la calle de manera disuasiva se requería un decreto presidencial. No obstante, no dudaron en pedir/imponer al presidente Evo su renuncia rompiendo el orden constitucional. Hicieron lo posible para intentar secuestrarlo cuando se dirigía y estaba en el Chapare; y cuando se consumó el golpe salieron a las calles a disparar miles de balas, a militarizar las ciudades, asesinar a campesinos. Y todo ello sin ningún decreto presidencial. Para proteger al indio se requería decreto. Para reprimir y matar indios sólo bastaba obedecer lo que el odio racial y clasista ordenaba. Y en sólo 5 días ya hay más de 18 muertos, 120 heridos de bala. Por supuesto, todos ellos indígenas.

La pregunta que todos debemos responder es ¿cómo es que esta clase media tradicional pudo incubar tanto odio y resentimiento hacia el pueblo, llevándola a abrazar un fascismo racializado y centrado en el indio como enemigo? ¿Cómo hizo para irradiar sus frustraciones de clase a la policía y a las FF.AA. y ser la base social de esta fascistización, de esta regresión estatal y degeneración moral?

Ha sido el rechazo a la igualdad, es decir, el rechazo a los fundamentos mismos de una democracia sustancial.

Los últimos 14 años de gobierno de los movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de igualación social, la reducción abrupta de la extrema pobreza (de 38 al 15%), la ampliación de derechos para todos (acceso universal a la salud, a educación y a protección social), la indianización del Estado (más del 50% de los funcionarios de la administración pública tienen una identidad indígena, nueva narrativa nacional en torno al tronco indígena), la reducción de las desigualdades económicas (caída de 130 a 45 la diferencia de ingresos entre los más ricos y los más pobres); es decir, la sistemática democratización de la riqueza, del acceso a los bienes públicos, a las oportunidades y al poder estatal. La economía ha crecido de 9.000 millones de dólares a 42.000, ampliándose el mercado y el ahorro interno, lo que ha permitido a mucha gente tener su casa propia y mejorar su actividad laboral.

Pero esto dio lugar a que en una década el porcentaje de personas de la llamada “clase media”, medida en ingresos, haya pasado del 35% al 60%, la mayor parte proveniente de sectores populares, indígenas. Se trata de un proceso de democratización de los bienes sociales mediante la construcción de igualdad material pero que, inevitablemente, ha llevado a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y políticos poseídos por las clases medias tradicionales. Si antes un apellido notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad no sólo se ha duplicado -reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a esos bienes- sino que, además, los “arribistas”, la nueva clase media de origen popular indígena, tiene un conjunto de nuevos capitales (idioma indígena, vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por los bienes públicos disponibles.

Se trata, por tanto, de un desplome de lo que era una característica de la sociedad colonial: la etnicidad como capital, es decir, del fundamento imaginado de la superioridad histórica de la clase media por sobre las clases subalternas porque aquí, en Bolivia, la clase social sólo es comprensible y se visibiliza bajo la forma de jerarquías raciales. El que los hijos de esta clase media hayan sido la fuerza de choque de la insurgencia reaccionaria es el grito violento de una nueva generación que ve cómo la herencia del apellido y la piel se desvanece ante la fuerza de la democratización de bienes. Así, aunque enarbolen banderas de la democracia entendida como voto, en realidad se han sublevado contra la democracia entendida como igualación y distribución de riquezas.

Por eso el desborde de odio, el derroche de violencia; porque la supremacía racial es algo que no se racionaliza, se vive como impulso primario del cuerpo, como tatuaje de la historia colonial en la piel. De ahí que el fascismo no sólo sea la expresión de una revolución fallida sino, paradójicamente también en sociedades postcoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada.

Por ello no sorprende que mientras los indios recogen los cuerpos de alrededor de una veintena de muertos asesinados a bala, sus victimarios materiales y morales narran que lo han hecho para salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido.

El odio racial solo puede destruir; no es un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y moralmente decadente que demuestra que, detrás de cada mediocre liberal, se agazapa un consumado golpista.