"Quórum Teológico" es un blog abierto al desarrollo del pensamiento humano y desea ser un medio que contribuya al diálogo y la discusión de los temas expuestos por los diferentes contribuyentes a la misma. "Quórum Teológico", no se hace responsable del contenido de los artículos expuesto y solo es responsabilidad de sus autores.

Ya puedes traducir esta página a cualquier idioma

Déjanos tu mensaje en este Chat

LA VIRTUD COMO CONOCIMIENTO: UN ANÁLISIS DE LA FILOSOFÍA MORAL DE SÓCRATES

 


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Docente Universitario.
Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748

Resumen

         Este ensayo profundiza en la filosofía moral del renombrado pensador griego Sócrates, centrándose en su postulado fundamental de que la virtud es conocimiento. Se explorará la vida y el contexto histórico de Sócrates para comprender la génesis de su pensamiento ético. El análisis se centrará en su argumento de que el conocimiento moral es intrínsecamente ligado a la acción virtuosa, sosteniendo que nadie actúa mal a sabiendas y que la ignorancia es la raíz de la conducta inmoral. Se examinará la implicación de esta teoría en la enseñabilidad de la virtud y su impacto duradero en la tradición filosófica occidental.

Finalmente, se ofrecerán conclusiones prácticas para la vida cotidiana, resaltando la relevancia continua del pensamiento socrático en la búsqueda de una existencia ética y significativa.

         Palabras Claves: Sócrates, filosofía moral, ética, virtud, conocimiento, ignorancia, mayéutica, filosofía griega.

             Abstract

         This essay delves into the moral philosophy of the renowned Greek thinker Socrates, focusing on his fundamental postulate that virtue is knowledge. It will explore Socrates' life and historical context to understand the genesis of his ethical thought. The analysis will center on his argument that moral knowledge is intrinsically linked to virtuous action, maintaining that no one knowingly does wrong and that ignorance is the root of immoral behavior. The essay will examine the implication of this theory on the teachability of virtue and its lasting impact on the Western philosophical tradition. Finally, practical conclusions for everyday life will be offered, highlighting the continued relevance of Socratic thought in the pursuit of an ethical and meaningful existence.

         Keywords: Socrates, moral philosophy, ethics, virtue, knowledge, ignorance, Socratic method, Greek philosophy.

             Metodología:

         La metodología empleada en este ensayo se basa en una revisión exhaustiva de la literatura académica existente sobre la filosofía moral de Sócrates. Se realizará un análisis interpretativo de las principales ideas socráticas, examinando sus argumentos y la evidencia textual disponible a través de las obras de sus discípulos, principalmente Platón y Jenofonte.

         Se adoptará un enfoque filosófico para desentrañar la lógica y las implicaciones de la tesis socrática de la virtud como conocimiento, considerando tanto el contexto histórico como su relevancia contemporánea.

         Objetivo General:

     Analizar la concepción socrática de la virtud como conocimiento, explorando sus argumentos fundamentales y su significado para la comprensión de la filosofía moral y la ética.

 

Objetivos Específicos:

a)    Describir el contexto histórico y la vida de Sócrates que influyeron en su pensamiento ético.

b)    Explicar el argumento socrático de que la virtud es una forma de conocimiento.

c)    Analizar la implicación de la tesis socrática en la naturaleza de la acción moral y la ignorancia.

d) Evaluar la relevancia y las críticas a la teoría socrática en el ámbito de la filosofía moral contemporánea.

e)  Derivar conclusiones prácticas del pensamiento socrático para la vida diaria en relación con la toma de decisiones éticas.

     Contenido

     Sócrates, nacido en Atenas en el siglo V a.C., representa una figura crucial en la historia de la filosofía occidental. Su vida, marcada por una constante búsqueda de la verdad y la virtud a través del diálogo y el cuestionamiento, sentó las bases para el desarrollo posterior del pensamiento ético.

 A diferencia de sus predecesores, que se centraban en la cosmología, Sócrates dirigió su atención hacia el ser humano, indagando sobre la naturaleza de la justicia, la belleza, la piedad y, sobre todo, la virtud.

 Su método dialéctico, conocido como mayéutica, buscaba extraer el conocimiento de sus interlocutores mediante una serie de preguntas incisivas, revelando a menudo la inconsistencia de sus creencias y la necesidad de una reflexión más profunda sobre los principios morales (Nehamas, A. (1999).1

 En el corazón de la filosofía moral de Sócrates se encuentra la firme convicción de que la virtud es conocimiento. Para él, las acciones morales correctas no son el resultado de la suerte, la costumbre o la mera opinión, sino que emanan de una comprensión profunda de lo que es bueno.

 Sócrates argumentaba que, si alguien conoce genuinamente lo que es justo y virtuoso, necesariamente actuará de acuerdo con ese conocimiento. La idea subyacente es que nadie elige el mal conscientemente; si alguien realiza una acción incorrecta, es debido a la ignorancia, a una falta de comprensión de lo que realmente conduce al bienestar y la felicidad (Brickhouse, T. C., & Smith, N. D. (2010).2

 Esta concepción de la virtud como conocimiento tiene profundas implicaciones. Si la virtud es conocimiento, entonces puede ser enseñada y aprendida. Sócrates creía que, a través de la indagación racional y el examen crítico de nuestras creencias, podemos alcanzar una comprensión más clara de los valores morales y, por lo tanto, mejorar nuestro carácter. Su famoso lema "conócete a ti mismo" no era solo una exhortación a la introspección, sino también un llamado a la búsqueda del conocimiento moral como fundamento de una vida virtuosa (Irwin, T. H. (1995).3

 La tesis socrática implica que las personas que actúan de manera inmoral no lo hacen por maldad intrínseca, sino por una falta de conocimiento o una creencia errónea sobre lo que es realmente bueno para ellos o para los demás. Desde esta perspectiva, la solución a la conducta inmoral no reside tanto en el castigo como en la educación y la búsqueda de la verdad. Al adquirir un conocimiento más claro de las consecuencias de nuestras acciones y de la naturaleza del bien, estaremos más inclinados a actuar de manera virtuosa (Vlastos, G. (1991).4

     Es importante destacar que el "conocimiento" al que se refiere Sócrates no es meramente un conocimiento teórico o intelectual. Se trata de una comprensión profunda y práctica que involucra la internalización de los valores morales y su aplicación consistente en la vida cotidiana. Este conocimiento moral implica una conexión intrínseca entre la razón y la acción; conocer el bien significa también desearlo y esforzarse por alcanzarlo. La falta de virtud, por lo tanto, se equipará a una forma de "ignorancia práctica", donde la persona no comprende verdaderamente lo que es mejor para sí misma y para su comunidad [Fine, G. (2003).5

Si bien la idea de que "la virtud es conocimiento" puede parecer simplista a primera vista, plantea importantes interrogantes sobre la naturaleza de la motivación moral y la responsabilidad individual. ¿Es suficiente tener conocimiento del bien para actuar correctamente? ¿Qué papel juegan las emociones, los deseos y la voluntad en nuestras decisiones morales? Estas preguntas han sido objeto de debate y reflexión a lo largo de la historia de la filosofía, y la perspectiva socrática sigue siendo un punto de referencia fundamental en estas discusiones (Prior, W. J. (1998).6

     Sobre la naturaleza de la justicia

Sócrates abordó el tema de la naturaleza de la justicia principalmente a través de su famoso método dialéctico, tal como se presenta en los diálogos de su discípulo Platón. En estos diálogos, Sócrates no solía ofrecer definiciones directas y definitivas, sino que más bien se dedicaba a cuestionar las concepciones tradicionales y las opiniones de sus interlocutores sobre la justicia, buscando alcanzar una comprensión más profunda y fundamental del concepto.

 Sócrates iniciaba sus investigaciones sobre la justicia planteando preguntas como "¿Qué es la justicia?". A través de una serie de preguntas incisivas, buscaba exponer las inconsistencias y las limitaciones de las respuestas ofrecidas por sus interlocutores. Este método de refutación no buscaba imponer una respuesta, sino más bien eliminar las creencias erróneas y preparar el camino para una comprensión más sólida (Vlastos, G. (1991).4

 Creía que, para poder hablar significativamente sobre la justicia, era necesario identificar su esencia o forma universal. No se contentaba con ejemplos particulares de actos justos, sino que buscaba la cualidad común que hacía que todos esos actos fueran justos. Este enfoque en la búsqueda de definiciones universales es característico de su filosofía moral (Nehamas, A. (1999). 1

 Para Sócrates, la justicia no era meramente una convención social o una cuestión de leyes externas, sino una virtud intrínseca del alma. En el diálogo La República de Platón, donde la discusión sobre la justicia es central, Sócrates argumenta que la justicia en la ciudad es análoga a la justicia en el alma individual, donde cada parte (razón, espíritu y apetito) cumple su función apropiadamente en armonía con las demás. Un alma justa es, por lo tanto, un alma sana y bien ordenada (Plato. (2003).7

 Sostenía firmemente que la justicia era beneficiosa para quien la práctica, tanto en sí misma como por sus consecuencias. Argumentaba que una vida justa conduce a la felicidad y al bienestar del individuo, mientras que la injusticia conduce a la discordia interna y al sufrimiento. Incluso llegó a afirmar que es mejor sufrir una injusticia que cometerla, ya que la injusticia corrompe el alma del perpetrador (Aporia. (2015). 8 

    Si bien Sócrates cuestionaba las leyes injustas, en el Critón de Platón se presenta un fuerte argumento a favor de la obediencia a las leyes de la ciudad, incluso cuando se consideran injustas en un caso particular. Su razonamiento se basaba en la idea de que el individuo tiene una obligación con la sociedad que lo ha criado y sostenido, y que desobedecer las leyes socavaría el orden social y la propia justicia (Plato. (2002).7

  Podríamos señalar que Sócrates, trató el tema de la justicia mediante un riguroso examen dialéctico, buscando definiciones universales y explorando su naturaleza como una virtud del alma intrínsecamente ligada a la felicidad.

      Aunque no siempre llegó a definiciones concluyentes en los diálogos platónicos, su método de cuestionamiento y su enfoque en la reflexión racional sentaron un precedente fundamental para la filosofía moral y la comprensión de la justicia en la tradición occidental.

         Sobre la belleza.

        Al igual que con la justicia, Sócrates abordó el tema de la belleza a través de su método dialéctico, principalmente reflejado en los diálogos de Platón. Su enfoque no consistía en ofrecer una definición simple, sino en explorar las diversas concepciones de belleza mediante el cuestionamiento y el debate con sus interlocutores.

 Sócrates, fiel a su método, buscaba la forma o esencia universal de la belleza. En diálogos como el Hipias Mayor, Sócrates interroga a Hipias sobre qué es lo bello en sí mismo, no simplemente qué cosas son bellas. A través de este diálogo, se exploran diversas definiciones propuestas por Hipias, como "una bella muchacha", "el oro", o "ser rico y honrado y vivir hasta la vejez y enterrar a sus padres", pero todas son refutadas por Sócrates al no alcanzar la cualidad universal que él busca (Plato. (1997).9

 En el Hipias Mayor, Sócrates también explora la idea de que la belleza podría estar relacionada con la utilidad o la adecuación a un propósito. Un objeto podría considerarse bello si cumple bien su función. Sin embargo, Sócrates cuestiona esta definición al señalar que algo que es útil para un propósito malo no podría ser considerado bello en un sentido pleno (Plato. (1997).9

 Para Sócrates, la belleza trascendía la mera apariencia física. Él consideraba que la belleza del alma, manifestada en la virtud y el buen carácter, era una forma de belleza superior. Una persona justa, sabia y valiente poseía una belleza intrínseca mucho más significativa que cualquier atractivo superficial (WisdomShort.com. (2024, February 5).10

 En la filosofía socrática, existe una estrecha relación entre la belleza y el bien. Sócrates a menudo consideraba que lo bello era también bueno, y viceversa. Esta conexión sugiere que la verdadera belleza no es solo agradable a la vista, sino que también tiene una cualidad moral o beneficiosa. En La República, se menciona que la forma del bien es la cosa más bella que existe, al ser la causa del conocimiento y la verdad (Richardson Lear, G. (n.d.).11

Algunos estudios sugieren que Sócrates veía la apreciación de la belleza, particularmente en su forma más elevada, como un medio para acercar el alma a lo divino y a la comprensión de las formas ideales y eternas que trascienden el mundo físico (Philosophy.institute. (2023).12

 A pesar de las posibles objeciones y matizaciones, la contribución de Sócrates a la filosofía moral es innegable. Su énfasis en la importancia de la razón, el conocimiento y la reflexión crítica en la búsqueda de la virtud estableció un legado duradero que influyó profundamente en sus sucesores, como Platón y Aristóteles, y en toda la tradición filosófica occidental. Su insistencia en que una vida examinada es la única vida que vale la pena vivir sigue siendo un llamado poderoso a la autoconciencia y al compromiso con la excelencia moral (Plato. (2016).7

         Conclusiones

      La filosofía moral de Sócrates, con su énfasis en la virtud como conocimiento, ofrece perspectivas valiosas para la vida diaria.

En primer lugar, nos recuerda la importancia de la educación y el aprendizaje continuo en la formación de nuestro carácter moral. Al esforzarnos por comprender mejor los principios éticos y las consecuencias de nuestras acciones, estamos más capacitados para tomar decisiones informadas y virtuosas (Brickhouse, T. C., & Smith, N. D. (2010).8

     En segundo lugar, la idea de que nadie hace el mal a sabiendas nos invita a abordar la conducta inmoral con una mentalidad de comprensión y búsqueda de soluciones a través de la educación y la persuasión racional, en lugar de recurrir únicamente al castigo. Hay que reconocer que la ignorancia puede ser una causa fundamental del mal nos impulsa a fomentar la reflexión crítica y el diálogo constructivo en nuestras interacciones personales y sociales (Vlastos, G. (1991). 4

     Finalmente, el llamado socrático a "conócete a ti mismo" nos anima a practicar la introspección y el autoexamen constante. Al reflexionar sobre nuestros valores, nuestras creencias y nuestras acciones, podemos identificar áreas de ignorancia o confusión moral y esforzarnos por adquirir un conocimiento más profundo de lo que significa vivir una buena vida. Esta búsqueda continua de la sabiduría y la virtud es esencial para alcanzar la felicidad y la plenitud personal (Nehamas, A. (1999).1

 

LA VIRTUD, LA JUSTICIA Y LA LEY NATURAL EN LA FILOSOFÍA MORAL SEGÚN MARCO TULIO CICERÓN

 


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Docente Universitario.
Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748

         Resumen

Marco Tulio Cicerón  (106 a.C. - 43 a.C), figura prominente de la antigua Roma, realizó contribuciones significativas a la filosofía moral y ética, particularmente en su tratamiento de la virtud, la justicia y la ley natural. Influenciado por las escuelas filosóficas griegas, especialmente el estoicismo, Cicerón integró estos conceptos en un marco práctico y accesible, con profundas implicaciones para la vida individual y la organización social.

Su obra, que abarca tratados como *De Officiis* y *De Legibus*, explora cómo el cultivo de la virtud, entendida como la excelencia moral, se relaciona intrínsecamente con la justicia, definida como la disposición constante y perpetua de dar a cada uno su derecho.

Estos principios, a su vez, se fundamentan en la ley natural, una ley universal e inmutable descubierta por la razón humana y arraigada en la naturaleza misma del universo. El legado de Cicerón perdura en la historia del pensamiento occidental, influyendo en concepciones posteriores de ética, derecho y política.

Palabras claves: Cicerón, filosofía moral, ética, virtud, justicia, ley natural, estoicismo, *De Officiis*, *De Legibus*.

Abstract

Marcus Tullius Cicero, a prominent figure of ancient Rome, made significant contributions to moral philosophy and ethics, particularly in his treatment of virtue, justice, and natural law. Influenced by Greek philosophical schools, especially Stoicism, Cicero integrated these concepts into a practical and accessible framework with profound implications for individual life and social organization. His work, encompassing treatises such as *De Officiis* and *De Legibus*, explores how the cultivation of virtue, understood as moral excellence, is intrinsically related to justice, defined as the constant and perpetual disposition to render to each his due. These principles, in turn, are grounded in natural law, a universal and immutable law discovered by human reason and rooted in the very nature of the universe. Cicero's legacy endures in the history of Western thought, influencing later conceptions of ethics, law, and politics.

 

Keywords: Cicero, moral philosophy, ethics, virtue, justice, natural law, Stoicism, *De Officiis*, *De Legibus*.

Metodología:

El presente ensayo se fundamenta en una metodología de análisis histórico-filosófico. Se examinarán las principales obras de Marco Tulio Cicerón, especialmente *De Officiis* (Sobre los Deberes) y *De Legibus* (Sobre las Leyes), para identificar y analizar sus concepciones sobre la virtud, la justicia y la ley natural.

Además, se recurrirá a la literatura secundaria especializada en la filosofía ciceroniana y la ética antigua para contextualizar y profundizar en la comprensión de sus aportes.

Se prestará especial atención a la influencia del estoicismo en el pensamiento de Cicerón y a la manera en que integró estos conceptos en un marco ético práctico y relevante para la vida pública y privada.

Objetivo General:

Analizar la concepción de la virtud, la justicia y la ley natural en la filosofía moral de Marco Tulio Cicerón, destacando sus interconexiones y su impacto en el pensamiento ético occidental.

Objetivos Específicos:

1.  Definir la noción de virtud en la filosofía moral de Cicerón, identificando sus principales componentes y su rol en la consecución de una vida buena.

2.  Examinar la comprensión ciceroniana de la justicia, explorando su conexión con la equidad, el derecho y la obligación de no dañar a otros.

3.  Analizar la concepción de la ley natural en el pensamiento de Cicerón, investigando su origen, sus principios fundamentales y su relación con la justicia y la ley positiva.

4.  Identificar la influencia del estoicismo en la formulación de las ideas de Cicerón sobre la virtud, la justicia y la ley natural.

5.  Evaluar la relevancia y el legado de las contribuciones de Cicerón a la filosofía moral y ética para la comprensión contemporánea de estos temas.

Contenido:

La piedra angular de la filosofía moral de Cicerón reside en el concepto de la “virtud” (virtus), entendida no como una cualidad innata, sino como la excelencia del carácter y la capacidad de actuar de acuerdo con la razón y la naturaleza. Para Cicerón, influenciado por la ética estoica, la virtud es el bien supremo y el único camino hacia la felicidad genuina.

Esta se manifiesta en la sabiduría práctica, la justicia, la fortaleza y la templanza, facultades interconectadas que guían al individuo hacia una vida moralmente recta y plena. (Cicerón, M. T. (2016).1

La justicia, para Cicerón, es una virtud fundamental que implica dar a cada uno lo suyo y respetar los derechos de los demás. Esta no se limita a la observancia de las leyes positivas, sino que se fundamenta en la ley natural y en la equidad inherente a la condición humana.

Cicerón enfatiza la importancia de la buena fe, la honestidad y la imparcialidad en las interacciones sociales, condenando la traición, el engaño y cualquier forma de daño injustificado hacia el prójimo. (Schofield, M. (1995). 2

La noción de “ley natural” ocupa un lugar central en la ética y la filosofía política de Cicerón. Para él, existe una ley eterna e inmutable, grabada en la razón de todo ser humano, que prescribe lo que es correcto y prohíbe lo que es incorrecto.

Esta ley no depende de las convenciones sociales ni de los decretos humanos, sino que deriva de la propia naturaleza del universo y de la racionalidad intrínseca del ser humano. La ley natural es, por tanto, el fundamento último de la justicia y la base para juzgar la validez de las leyes positivas. (Strauss, L. (2006).3

Marco Tulio Cicerón, la define en sus obras, especialmente en De re publica y De legibus, como la recta razón en armonía con la naturaleza. Esta ley es:

Universal: Porque aplica a todos los seres humanos en todo tiempo y lugar, sin distinción de nacionalidad o cultura.

Inmutable y eterna: La misma no puede ser derogada ni modificada por ninguna ley humana.

Superior a la ley positiva: Las leyes promulgadas por los hombres deben ajustarse a los principios de la ley natural para ser consideradas justas. Una ley que contraviene la ley natural no es una verdadera ley.

Fuente de justicia y moralidad: La ley natural establece los principios fundamentales de lo justo e injusto, guiando la conducta moral de los individuos y la organización de la sociedad política.

 Conocida por la razón: Los seres humanos, gracias a su capacidad de razonar, pueden discernir los preceptos de la ley natural y vivir de acuerdo con ellos. (Strauss, Leo, and Joseph Cropsey. 1987). 4

En resumen, para Cicerón, la ley natural es el fundamento último de la moralidad y el derecho, un estándar objetivo para juzgar la justicia de las leyes humanas y la rectitud de las acciones.

La influencia del **estoicismo** es innegable en la filosofía moral de Cicerón. De esta escuela helenística, adoptó la idea de vivir de acuerdo con la naturaleza y la razón, así como la importancia de la autarquía y el dominio de las pasiones.

Aunque para mí, Cicerón no fue un estoico puro, el mismo adoptó y adaptó muchas de las principales doctrinas de esta escuela filosófica griega, convirtiéndolas en pilares fundamentales de su propio eclecticismo filosófico.

Si miramos los principios fundamentales del Estoicismo veremos asuntos y temas como que, los estoicos creían que la virtud es el único bien verdadero y que la felicidad (eudaimonía) se alcanza viviendo de acuerdo con la virtud. Vicios como la injusticia, la cobardía o la intemperancia son los únicos males.  También, sostenían que el universo está gobernado por una razón universal (Logos) y que la clave para una vida plena es vivir en armonía con esta naturaleza racional. Esto implica comprender y aceptar el orden cósmico y cumplir con los deberes que nos corresponden como seres racionales y sociales.

Enfatizaban que cada individuo tiene deberes específicos derivados de su naturaleza y su posición en la sociedad. Cumplir con estos deberes es una parte esencial de la vida virtuosa.  Ellos señalaban que, las pasiones (miedos, deseos, placeres excesivos) son consideradas perturbaciones irracionales del alma que impiden la tranquilidad (ataraxia). El estoicismo busca alcanzar la serenidad a través del control de estas emociones.

Distinguían entre el bien (la virtud), el mal (el vicio) y los "indiferentes" (salud, riqueza, reputación, dolor, pobreza, muerte). Si bien preferían ciertas cosas a otras dentro de los indiferentes ("indiferentes preferidos"), creían que no debían afectar la felicidad fundamental del sabio.  Y finalmente, consideraban a todos los seres humanos como ciudadanos del mundo (kosmou politês), enfatizando la unidad y la igualdad fundamental de la humanidad basada en la razón.

Sin embargo, Cicerón no fue un mero imitador del estoicismo griego, sino que adaptó y reinterpretó sus principios a la luz de la tradición romana y su propia experiencia política y jurídica. (Long, A. A. (2002). 5

En su tratado *De Officiis*, Cicerón explora detalladamente los **deberes** morales que incumben a todo ciudadano, tanto en la esfera privada como en la pública. Estos deberes se derivan de las virtudes cardinales y de la ley natural, y guían la conducta apropiada en diversas situaciones de la vida.

Esta obra se divide en tres libros, cada uno dedicado a un aspecto específico de los deberes:

Libro I: Se centra en los deberes que surgen de las cuatro virtudes cardinales reconocidas por la filosofía griega (sabiduría, justicia, fortaleza y templanza). Cicerón examina cómo estas virtudes se manifiestan en la vida práctica y cómo debemos actuar en diversas situaciones para cumplir con nuestros deberes. Aborda temas como la honestidad, la justicia en los negocios y en las relaciones sociales, la importancia de la verdad y la fidelidad a la palabra dada.

Libro II: Trata de los deberes relacionados con la utilidad y el beneficio propio, pero siempre en armonía con el bien común. Cicerón analiza cómo buscar el propio interés de manera ética, sin perjudicar a otros. Explora cuestiones como la prudencia en la toma de decisiones, la gestión de la riqueza y la importancia de la reputación.

Libro III: Aborda situaciones donde puede haber un conflicto aparente entre lo honesto (el deber moral) y lo útil (el beneficio personal). Cicerón argumenta que, en última instancia, lo honesto siempre es lo más útil y que nunca se debe sacrificar la moralidad en aras del beneficio egoísta. Analiza casos complejos y ofrece guías para tomar decisiones éticamente correctas.

Cicerón destaca la importancia de la honestidad en los negocios, la lealtad en las amistades, la moderación en los placeres y el compromiso con el bienestar de la comunidad. (Dyck, A. R. (1996). 6

En “De Legibus”, Cicerón profundiza en la naturaleza de las “leyes”, distinguiendo entre la ley natural, la ley divina y la ley positiva. Argumenta que las leyes justas deben estar en consonancia con la ley natural, que es la expresión de la razón divina en el universo.

Los principales temas que Cicerón explora en De Legibus:

El Origen y la Naturaleza de la Ley: Cicerón comienza explorando la fuente última de la ley, argumentando que no es una invención arbitraria de las sociedades humanas, sino que tiene su origen en la razón universal y divina, que él identifica con la ley natural. Profundiza en la idea de que la ley verdadera es aquella que está de acuerdo con la naturaleza y que ordena lo que es justo y prohíbe lo que es injusto.

 La Ley Natural como Fundamento del Derecho: Cicerón dedica una parte importante de la obra a detallar las características de la ley natural. La describe como eterna, inmutable, universal y cognoscible por la razón. Esta ley natural se convierte en el estándar supremo al que deben ajustarse las leyes positivas creadas por los hombres para ser consideradas legítimas y justas.

La Relación entre Ley Humana y Ley Divina: Cicerón explora cómo las leyes humanas deben reflejar los principios de la ley natural y, en última instancia, de la voluntad divina. Establece una jerarquía donde la ley divina ocupa el lugar más alto, seguida por la ley natural y finalmente por las leyes positivas.

La Justicia como Propósito de la Ley: Para Cicerón, el objetivo principal de la ley es la realización de la justicia y la protección de los derechos de los ciudadanos. Analiza cómo las leyes deben promover la igualdad, la equidad y el bienestar común.

Ejemplos de Leyes Específicas: A lo largo de la obra, Cicerón también ofrece ejemplos concretos de leyes que considera justas y que se derivan de los principios de la ley natural. Aunque muchos de estos ejemplos están relacionados con el contexto romano, la intención es ilustrar cómo los principios universales de la ley natural pueden aplicarse a situaciones particulares.

El Papel de la Razón y la Naturaleza Humana: Cicerón subraya la importancia de la razón como la facultad que permite a los seres humanos comprender la ley natural y crear leyes justas. También destaca la naturaleza social del ser humano y cómo las leyes deben facilitar la convivencia pacífica y la cooperación.

Crítica a las Leyes Injustas: Implícitamente, a través de su defensa de la ley natural, Cicerón critica las leyes positivas que son contrarias a los principios de justicia y razón. Sugiere que tales leyes no son verdaderamente obligatorias y pueden ser resistidas.

De Legibus es un tratado fundamental de filosofía del derecho donde Cicerón establece una teoría de la ley basada en la razón y la naturaleza. Profundiza en la idea de que la ley verdadera no es simplemente un decreto humano, sino que debe estar enraizada en principios morales y universales derivados de la ley natural.

Esta obra tuvo una gran influencia en el desarrollo del pensamiento jurídico y político occidental.  Para Cicerón, la justicia no es una mera convención, sino un principio objetivo arraigado en la naturaleza misma, y las leyes humanas que la contradicen carecen de legitimidad moral. (Rudd, N. (1998). 7

La filosofía moral de Cicerón tuvo una “influencia duradera” en el pensamiento occidental. Sus ideas sobre la virtud, la justicia y la ley natural fueron retomadas y reelaboradas por filósofos, juristas y teólogos a lo largo de la historia.

Su énfasis en la razón, la dignidad humana y la importancia del bien común sentaron las bases para el desarrollo de la ética occidental y los principios del derecho natural. (Miller, F. D. (2017). 8

Conclusiones

La filosofía moral de Marco Tulio Cicerón ofrece valiosas lecciones para la vida diaria. Su énfasis en el cultivo de la **virtud** nos recuerda la importancia de desarrollar un carácter moral sólido a través de la práctica de la sabiduría, la justicia, la fortaleza y la templanza.

En un mundo donde a menudo prevalece el individualismo, la concepción ciceroniana de la **justicia** nos insta a considerar los derechos y el bienestar de los demás, promoviendo la honestidad, la equidad y el respeto en nuestras interacciones.

La idea de la **ley natural** nos invita a reflexionar sobre la existencia de principios morales universales que trascienden las leyes humanas y nos guían hacia una conducta ética fundamentada en la razón y la naturaleza.

Aplicaciones prácticas para la vida diaria:

Reflexionar sobre nuestras acciones y motivaciones para identificar áreas donde podemos mejorar nuestro carácter y practicar las virtudes.

Intentar comprender las perspectivas y necesidades de los demás para actuar con justicia y compasión en nuestras relaciones.

Mantenernos firmes en nuestros principios morales, incluso cuando sea difícil, y abogar por la justicia en nuestras comunidades.

Tomar decisiones basadas en la reflexión racional y en el respeto por el orden natural, considerando las consecuencias a largo plazo de nuestros actos.

Contribuir al bien común a través de acciones éticas y responsables, buscando el florecimiento de la comunidad en su conjunto.

LA ÉTICA DE LA VIRTUD EN ARISTÓTELES


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Docente Universitario.
Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748

Resumen

Este ensayo explora la vida y los fundamentales aportes del filósofo griego Aristóteles al campo de la filosofía moral y la ética. Examinaré sus concepciones clave, incluyendo la noción de *eudaimonia* o florecimiento humano como el fin último de la vida, el papel de la virtud como un término medio entre extremos, el desarrollo del carácter moral a través de la práctica, su perspectiva sobre la justicia, la importancia de la amistad en una vida buena, y la perdurable influencia de su pensamiento en la ética occidental. Destaco la practicidad de su ética, enfocada en cómo *ser* una buena persona en lugar de simplemente conocer las reglas morales.

Palabras claves: Aristóteles, ética, filosofía moral, virtud, *eudaimonia*, carácter moral, justicia, amistad, influencia.

Abstract

This essay explores the life and fundamental contributions of the Greek philosopher Aristotle to the field of moral philosophy and ethics. It examines his key concepts, including the notion of *eudaimonia* or human flourishing as the ultimate end of life, the role of virtue as a mean between extremes, the development of moral character through practice, his perspective on justice, the importance of friendship in a good life, and the enduring influence of his thought on Western ethics. It emphasizes the practicality of his ethics, focused on how to *be* a good person rather than simply knowing moral rules.

Keywords: Aristotle, ethics, moral philosophy, virtue, *eudaimonia*, moral character, justice, friendship, influence.

Metodología:

La metodología utilizada en este ensayo se basa en la revisión y análisis de la obra primaria de Aristóteles, principalmente *Ética a Nicómaco*, así como en la consulta de literatura secundaria especializada en su filosofía moral y ética.

Se adopta un enfoque interpretativo para comprender los conceptos aristotélicos dentro de su contexto histórico y filosófico, identificando su relevancia y pervivencia en el pensamiento ético contemporáneo.

 

Objetivo General:

Analizar la vida y los principales aportes del filósofo griego Aristóteles a la filosofía moral y la ética, destacando la centralidad de la virtud y el florecimiento humano en su sistema de pensamiento.

Objetivos Específicos:

1.  Describir el contexto biográfico y filosófico de Aristóteles que influyó en su desarrollo de la ética.

2.  Explicar el concepto aristotélico de *eudaimonia* como el bien supremo y fin último de la acción humana.

3.  Analizar la teoría de la virtud de Aristóteles, incluyendo la noción del término medio y su aplicación a diferentes virtudes morales.

4.  Discutir la importancia del desarrollo del carácter moral a través de la práctica y la formación de hábitos virtuosos en la ética aristotélica.

5.  Explorar la perspectiva de Aristóteles sobre la justicia y sus diferentes formas.

6.  Examinar el rol de la amistad en la concepción aristotélica de una vida buena y virtuosa.

7.  Evaluar la influencia duradera de la ética de Aristóteles en la tradición filosófica occidental y su relevancia contemporánea.

Contenido

Aristóteles, nacido en Estagira en el año 384 a.C., fue un prolífico filósofo, científico y tutor de Alejandro Magno. Su ética, expuesta principalmente en *Ética a Nicómaco*, se distingue por su enfoque teleológico, donde cada acción humana tiende hacia un fin último: la *eudaimonia*, a menudo traducida como felicidad, florecimiento o bienestar humano.

Para Aristóteles, la *eudaimonia* no es un estado momentáneo de placer, sino una actividad del alma de acuerdo con la virtud perfecta, realizada a lo largo de una vida completa. Este concepto fundamental establece el marco para toda su teoría ética, donde la moralidad se entiende en función de su contribución al logro de esta vida floreciente. (Irwin, T. H. (2007).1

La consecución de la *eudaimonia* se logra a través del cultivo de las virtudes, que para Aristóteles son disposiciones del carácter que permiten a una persona actuar de la manera apropiada en cada situación.

Las virtudes se encuentran en un término medio entre dos extremos viciosos: el exceso y la deficiencia. Por ejemplo, la valentía es el término medio entre la cobardía y la temeridad. Esta doctrina del término medio no implica una mediocridad, sino la excelencia en la acción y la emoción, discerniendo la respuesta adecuada a cada circunstancia. (Broadie, S. (1991).2

El desarrollo del carácter moral es un proceso continuo que requiere práctica y habituación. Aristóteles sostenía que nos volvemos justos realizando actos justos, valientes realizando actos valientes, y así sucesivamente.

La virtud no es innata, sino que se adquiere a través de la repetición de acciones virtuosas hasta que se convierte en una disposición estable del carácter. La educación y el ejemplo juegan un papel crucial en este proceso, guiando a los individuos hacia la comprensión y la práctica de la virtud. (Crisp, R. (2000).3

La justicia ocupa un lugar central en la ética aristotélica. Aristóteles distingue entre la justicia general, que se refiere a la obediencia a las leyes en la medida en que promueven el bien común, y la justicia particular, que concierne a la equidad en las relaciones entre individuos.

Dentro de la justicia particular, distingue entre la justicia distributiva, que se ocupa de la asignación de bienes y honores según el mérito, y la justicia correctiva, que busca remediar las desigualdades surgidas de transacciones o delitos. (Miller Jr, F. D. (1995).4

La amistad (*philia*) es otro componente esencial de la vida buena para Aristóteles. No se refiere simplemente a la camaradería superficial, sino a una relación basada en el mutuo reconocimiento de la virtud y el bien del otro.

Aristóteles identifica diferentes tipos de amistad, siendo la más perfecta aquella que se da entre personas virtuosas que se desean el bien por sí mismas. La amistad, en este sentido profundo, no solo enriquece la vida personal, sino que también fomenta el desarrollo moral. (Pakaluk, M. (2005).5

La ética de Aristóteles ha ejercido una profunda y duradera influencia en el pensamiento occidental. Su énfasis en la virtud, el florecimiento humano y la importancia del carácter moral ha resonado a través de los siglos, influyendo en filósofos, teólogos y pensadores éticos de diversas tradiciones.

Aunque algunas de sus concepciones han sido objeto de crítica y debate, su obra sigue siendo una fuente fundamental para la reflexión ética contemporánea, especialmente en el campo de la ética de la virtud. (MacIntyre, A. (2007).6

Resumiendo, la ética de Aristóteles ofrece una guía práctica para vivir una vida plena y significativa, centrada en el desarrollo de un carácter virtuoso que nos permita alcanzar el florecimiento humano (*eudaimonia*).

Su énfasis en la práctica, la razón práctica y la consideración del contexto específico de cada situación sigue siendo relevante para abordar los desafíos éticos de nuestro sigo XXI.

Conclusiones:

Las enseñanzas de Aristóteles sobre la filosofía moral y la ética ofrecen valiosas lecciones para la vida diaria.

En primer lugar, nos recuerda que el objetivo fundamental de nuestras acciones debe ser la búsqueda del florecimiento humano, entendido como una vida de plenitud y virtud. Esto implica reflexionar sobre nuestros valores y esforzarnos por desarrollar aquellas cualidades que nos permitan vivir bien y contribuir al bienestar de los demás.

Reflexionar sobre nuestros valores y esforzarnos por desarrollar las cualidades que nos permitan vivir bien y contribuir al bienestar de los demás, desde una perspectiva aristotélica, es un proceso continuo y práctico.

            Requiere tomarse el tiempo para reflexionar sobre sus acciones, decisiones y reacciones en diferentes situaciones. Una forma de hacerlo es preguntándome si mis acciones se alinean con mis ideales de lo que significa vivir bien y contribuir al bienestar de los demás. ¿Qué motivó esas decisiones? ¿Fueron motivaciones virtuosas (como la honestidad, la generosidad, la justicia) o estuvieron más impulsadas por deseos egoístas o vicios (como la codicia, la envidia, la ira)? Disciplinariamente debemos llevar un diario pues puede ser una herramienta útil para registrar estas reflexiones.

            Observa a personas que admiras por su carácter y la forma en que viven sus vidas. Pregúntate: ¿Qué cualidades específicas poseen que te parecen valiosas? ¿Cómo actúan estas personas en situaciones difíciles? Aristóteles hablaba de la importancia de tener modelos a seguir, personas que encarnan las virtudes que aspiramos a cultivar.

            Reflexiona sobre lo que consideras que es una "vida buena" para ti. ¿Qué elementos la componen? ¿Qué tipo de persona quieres ser? Para Aristóteles, la eudaimonia es el bien supremo, pero su contenido puede variar ligeramente para cada individuo dentro de un marco de virtudes compartidas. Clarificar tu propia visión de una vida floreciente te ayudará a identificar los valores y cualidades necesarios para alcanzarla.

            Una vez que hayas identificado las virtudes que deseas cultivar (por ejemplo, valentía, justicia, templanza, generosidad), busca activamente oportunidades para practicarlas en tu vida diaria. Recuerda a Aristóteles cuando señalaba que, la virtud se desarrolla a través de la acción y la habituación. Empieza con pequeños actos y ve aumentando gradualmente la dificultad a medida que te sientas más cómodo.

            En cada situación, intenta identificar el término medio virtuoso entre los extremos viciosos. Por ejemplo, si tiendes a ser tímido, esfuérzate por ser más valiente en tus interacciones, pero evita caer en la temeridad. Si eres propenso a la ira, trabaja en cultivar la paciencia y la moderación, sin llegar a la indiferencia. Esto requiere discernimiento y sabiduría práctica.

            Reflexiona sobre cómo tus acciones afectan a los demás. ¿Contribuyen al bienestar de quienes te rodean? ¿Fomentan la justicia y la armonía en tus relaciones? Aristóteles consideraba que la vida ética está intrínsecamente ligada a la vida en comunidad.

            Busca la opinión de personas de confianza sobre tu carácter y tus acciones. Pregúntales si perciben en ti las cualidades que aspiras a desarrollar. Estar abierto a la crítica constructiva puede proporcionar una perspectiva valiosa para tu crecimiento moral.

            Profundizar en el estudio de la ética aristotélica y de otros sistemas éticos puede proporcionarte un marco conceptual más sólido para comprender los valores y las virtudes. La lectura de textos filosóficos y la reflexión sobre ellos pueden enriquecer tu comprensión y motivarte en tu desarrollo moral.

En segundo lugar, la noción de la virtud como un término medio nos invita a la moderación y el equilibrio en nuestras acciones y emociones, evitando los extremos que pueden conducir al vicio y al sufrimiento. Aplicar la sabiduría práctica para discernir el punto medio en cada situación requiere autoconocimiento y reflexión constante sobre nuestras tendencias y las circunstancias que enfrentamos.

Sugiero hacer de la moderación y el equilibrio un estilo de vida, tal como lo sugiere la noción aristotélica del término medio, es un proceso que requiere intención, práctica continua y un profundo autoconocimiento.

El primer paso es conocerte a ti mismo profundamente. Reflexiona sobre tus tendencias naturales, tus reacciones emocionales habituales y las áreas donde tiendes a caer en los extremos. ¿Eres propenso a la impulsividad? ¿A la procrastinación? ¿A la ira rápida? Identificar tus inclinaciones es crucial para poder moderarlas.

Decide conscientemente que quieres vivir con moderación y equilibrio. Define qué significa esto concretamente para ti en diferentes áreas de tu vida (trabajo, relaciones, alimentación, ejercicio, gasto, etc.). Tener una visión clara de tu objetivo te ayudará a mantener el rumbo.

Antes de actuar o reaccionar ante una situación, tómate un momento para pausar y reflexionar. Pregúntate: ¿Cuál es la respuesta más apropiada y equilibrada en esta situación? ¿Estoy a punto de caer en un extremo? Esta pausa te permite evitar respuestas impulsivas o emocionales que puedan llevarte a desequilibrios.

Aplica conscientemente la idea del término medio en tus decisiones. Por ejemplo, si estás decidiendo cuánto gastar en entretenimiento, considera tanto la necesidad de disfrute como la importancia de la responsabilidad financiera. Busca un equilibrio que no te prive por completo ni te lleve al exceso.

Aprende a identificar tus emociones a medida que surgen y desarrolla estrategias saludables para regularlas. Esto no significa suprimir las emociones, sino expresarlas de manera apropiada y en la intensidad adecuada. Técnicas como la respiración consciente, la meditación y la práctica de la empatía pueden ser útiles.

Un estilo de vida equilibrado se apoya en hábitos saludables. Esto incluye una dieta equilibrada, ejercicio regular, suficiente descanso y tiempo para la relajación y el disfrute. Estos hábitos contribuyen a tu bienestar físico y mental, lo que facilita la moderación en otras áreas.

A menudo, caer en el exceso se debe a la dificultad para establecer límites. Aprende a decir "no" a compromisos o peticiones que te sobrecarguen o te desvíen de tu objetivo de equilibrio. Esto te permitirá gestionar mejor tu tiempo y energía.

Cambiar un estilo de vida lleva tiempo y esfuerzo. No te desanimes por los contratiempos. La moderación y el equilibrio se desarrollan gradualmente a través de la práctica constante. Sé paciente contigo mismo y persiste en tu intención.

Observa a personas que admiras por su equilibrio y moderación. Aprende de sus estrategias y pide consejo si es necesario. Tener modelos a seguir puede inspirarte y ofrecerte orientación práctica.

La moderación y el equilibrio no son estados estáticos. Las circunstancias cambian y tus propias necesidades también pueden evolucionar. Regularmente, evalúa cómo estás viviendo y realiza los ajustes necesarios para mantener el equilibrio en tu vida.

Finalmente, la importancia que Aristóteles otorga al desarrollo del carácter moral subraya la necesidad de cultivar hábitos virtuosos a través de la práctica constante. Las pequeñas decisiones y acciones que realizamos diariamente moldean nuestro carácter a largo plazo. (Aristóteles. (2010).7  

Por lo tanto, debemos ser conscientes de nuestras elecciones y esforzarnos por actuar de manera justa, valiente, generosa y amable en nuestras interacciones con los demás. La ética de Aristóteles nos ofrece una hoja de ruta práctica para construir una vida moralmente rica y significativa.

Los Fundamentos del Relativismo Moral y el Legado Ético de Protágoras de Abdera

 


Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Docente Universitario.
Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748

         Resumen

El presente ensayo explora la vida y los aportes del influyente filósofo griego Protágoras de Abdera al campo de la filosofía moral y la ética. En el mismo examinaré su concepción del ser humano como "medida de todas las cosas", analizando sus implicaciones en el desarrollo del relativismo moral y su impacto en la ética. Abordaré la metodología utilizada para el estudio de su pensamiento, los objetivos que sustentan este análisis, un desarrollo exhaustivo de sus principales ideas y, finalmente, ofreceré conclusiones prácticas para la vida cotidiana basadas en sus postulados. La investigación la he fundamentado en el análisis de fuentes secundarias y en la interpretación académica de los fragmentos conservados de su obra.

Palabras claves: Protágoras, filosofía moral, ética, relativismo moral, sofistas, medida del hombre.

Abstract:

This essay explores the life and contributions of the influential Greek philosopher Protagoras of Abdera to the field of moral philosophy and ethics. In it, I will examine his conception of the human being as "the measure of all things," analyzing its implications for the development of moral relativism and its impact on ethics. I will address the methodology used to study his thought, the objectives that support this analysis, a comprehensive development of his main ideas, and, finally, I will offer practical conclusions for everyday life based on his postulates. I have based my research on the analysis of secondary sources and the academic interpretation of the preserved fragments of his work.

Keywords: Protágoras, moral philosophy, ethics, moral relativism, sophists, measure of man.

Metodología

Este ensayo se desarrollará mediante una metodología de investigación documental y análisis conceptual. Se realizará una revisión exhaustiva de la literatura académica existente sobre la figura y el pensamiento de Protágoras, incluyendo interpretaciones de sus fragmentos y análisis de su influencia en la filosofía moral.

Se adoptará un enfoque hermenéutico para comprender el significado y las implicaciones de su célebre máxima "el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, y de las que no son en cuanto que no son".

El análisis se centrará en la reconstrucción de sus ideas éticas a partir de las fuentes disponibles, considerando el contexto histórico y filosófico de la sofística.

Objetivo General

Analizar la vida y los aportes de Protágoras de Abdera a la filosofía moral y la ética, destacando su rol en el desarrollo del relativismo moral y su relevancia para la comprensión contemporánea de los valores y principios éticos.

Objetivos Específicos

1. Describir el contexto histórico y filosófico de la vida y obra de Protágoras, situándolo dentro del movimiento sofista.

2. Explicar la interpretación de la máxima "el hombre es la medida de todas las cosas" en relación con la filosofía moral y la ética.

3. Analizar las implicaciones del relativismo moral de Protágoras en la determinación de lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto.

4. Evaluar la influencia del pensamiento de Protágoras en la historia de la filosofía moral y la ética.

5. Proponer conclusiones prácticas para la vida diaria derivadas de la filosofía moral de Protágoras.

Contenido

Protágoras de Abdera (c. 490-420 a.C.) fue una figura central del movimiento sofista en la Grecia clásica. (Calderón, P. C. 2004).1 Su pensamiento, aunque fragmentariamente conservado a través de referencias en las obras de Platón y otros autores, ejerció una profunda influencia en la reflexión ética y epistemológica de su tiempo y en la posteridad.

Se le considera uno de los primeros profesionales de la enseñanza, ofreciendo instrucción en retórica, política y, crucialmente para nuestro análisis, en la "virtud" (areté), entendida como la capacidad para desenvolverse exitosamente en la vida pública y privada (Britannica, s.f.).2

La afirmación más conocida de Protágoras, "el hombre es la medida de todas las cosas", constituye el núcleo de su relativismo. (Junior, H. M. 2023).3   En el ámbito de la filosofía moral, esta sentencia implica que no existen verdades morales objetivas y universales, sino que los juicios éticos son relativos al individuo o a la comunidad que los formula.

Lo que una persona o una sociedad considera bueno o justo puede ser diferente para otra, y no hay un criterio trascendente para determinar cuál de estas perspectivas es inherentemente correcta.

Esta postura desafió las concepciones tradicionales de una moralidad basada en la autoridad divina o en principios metafísicos inmutables (Nino, C. 2019).4

El relativismo moral de Protágoras no debe interpretarse necesariamente como un subjetivismo radical donde toda opinión ética tiene el mismo valor. Más bien, su enfoque se centra en la experiencia humana y en las convenciones sociales como fundamentos de la moralidad.

Lo que una comunidad acuerda como beneficioso para su supervivencia y bienestar se convierte en su código ético. En este sentido, Protágoras podría argumentar que, si bien no hay una "verdad" moral absoluta, ciertas normas y leyes son más útiles y efectivas que otras para fomentar la cohesión social y la prosperidad (Philosophy Institute, 2023).5

La importancia de la persuasión y la retórica en el pensamiento de Protágoras también se relaciona con su relativismo moral. Si las verdades morales son relativas, entonces la capacidad de argumentar y persuadir a otros sobre la validez de una determinada perspectiva ética se vuelve fundamental. La sofística, en general, se caracterizó por su énfasis en estas habilidades como herramientas esenciales para la vida política y social.

A pesar de las críticas que Platón dirigió a Protágoras en sus diálogos, el legado de este sofista es significativo para la historia de la ética. Su relativismo moral planteó preguntas fundamentales sobre la naturaleza de los valores, la justificación de las normas éticas y la diversidad de las costumbres morales entre diferentes culturas y sociedades. (Midgley, M. 1995).6

Estas cuestiones siguen siendo relevantes en la filosofía moral contemporánea, donde se debaten las tensiones entre el universalismo ético y el relativismo cultural.

Conclusiones prácticas para la vida diaria de las personas

Concluyo el presente ensayo señalando que aunque la filosofía de Protágoras de Abdera, se desarrolló en un contexto histórico y cultural diferente a nuestro siglo XXI, algunas de sus ideas pueden ofrecer perspectivas valiosas para nuestras vidas en el diario vivir:

1.  El fomento de la tolerancia y el entendimiento intercultural:

Hay que reconocer que los juicios morales pueden ser relativos a diferentes individuos y culturas, este reconocimiento puede promover una mayor tolerancia hacia perspectivas éticas distintas a las nuestras.

Esto implicará para nosotros, un esfuerzo por comprender los valores y las normas que sustentan las acciones de los demás, incluso cuando difieren de las nuestras.

2.  El énfasis en el diálogo y la argumentación racional:

Dado que el filósofo Protágoras, valoraba la capacidad de persuadir y argumentar, su filosofía nos recuerda la importancia del diálogo racional en la búsqueda de resolución de conflictos y en la construcción de acuerdos éticos.

En lugar de imponer nuestras propias verdades como absolutas, podemos buscar de manera sabia, entendimientos comunes a través de la discusión y la consideración de diferentes puntos de vista.

3.  La conciencia de la influencia del contexto:

El relativismo moral nos invita a ser conscientes de cómo nuestros propios valores y creencias están moldeados por nuestro contexto personal, social y cultural.

Esta conciencia nos puede llevar a ser más reflexivos sobre nuestros propios juicios éticos y a cuestionar su universalidad.

4.  La valoración de la utilidad y las consecuencias prácticas:

La idea de que las normas morales pueden evaluarse por su utilidad para la comunidad sugiere también que, debemos considerar las consecuencias prácticas de nuestras acciones y decisiones en la vida diaria.

Un acto nuestro puede considerarse "bueno" en la medida en que contribuye al bienestar general y a la armonía social dentro de un contexto específico.

 

LIDERAZGO DE COACHING EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA...

 


LIDERAZGO DE COACHING EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR UNIVERSITARIA: UN ENFOQUE EN EL DESARROLLO INDIVIDUAL Y LA MENTORÍA.

Por: Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +

Docente Universitario.

Orcid: orcid.org/0000-0003-2740-5748