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El Imperio contra Jesús de Nazaret
Juan José Tamayo
www.atrio.org/140417
El 9 de
abril de 2004 publiqué en el diario EL PAÍS el artículo “El Imperio contra Jesús de Nazaret”. Treces años después, creo que conserva
toda su vigencia tanto en el análisis exegético de los textos de la pasión,
apoyado en prestigiosos especialistas, como en la interpretación políticamente
liberadora y religiosamente subversiva de dicho acontecimiento, en el horizonte
de la teología de la liberación. Por eso he querido recuperarlo y ofrecerlo
como reflexión para estos días de Semana Santa. JJT.
Las dramáticas imágenes de la
pasión de Cristo han estado grabadas en el imaginario social de varias
generaciones de cristianas y cristianos que éramos arrastrados a las “misiones
populares”, a las procesiones de Semana Santa, a los vía crucis, y nos vimos
sometidos a una educación en el sacrificio que exigía reproducir en la propia
carne los padecimientos de Jesús. Y todo ello teñido de un antisemitismo muy
presente en la conciencia colectiva, que la misma religión oficial ayudaba a
fomentar. Tal era el caso de los “oficios” del Viernes Santo, en los que se
pedía “por los pérfidos judíos”, a quienes se hacía responsables de la muerte
de Cristo, definida como un deicidio. Todo esto configuraba un cristianismo
sacrificial sadomasoquista.
Cuando esas imágenes empezaban a
diluirse y entrábamos en un proceso de serena aproximación histórico-crítica a
los relatos evangélicos de la pasión, apareció la película de Mel Gibson para
revivirlas en toda su crudeza y retornar a épocas pasadas. El realizador
cinematográfico australiano confesaba que su decisión de rodar la película “fue
como una especie de mandato divino” y respondía a la necesidad de “unir el
sacrificio de la cruz con el del altar”. Ambas observaciones revelan el nivel
providencialista e iluminado en que se sitúa Mel Gibson y los consiguientes
prejuicios con que aborda cuestiones tan complejas y espinosas como el proceso
de Jesús y la responsabilidad de los judíos en su muerte.
La película fue elogiada por las
autoridades del Vaticano y pronto entró a formar parte de la videoteca personal
de Juan Pablo II, quien, según algunos testimonios, tras ver la película
declaró: “Así fueron las cosas”. La Iglesia Católica, la Iglesia Protestante y
la Comunidad Judía de Alemania, empero, denunciaron la violencia que rezuma el
film y la nueva ola de antisemitismo que podía despertar en Europa. Todo ello pretendía
fundamentarlo Gibson en las visiones de la monja alemana Anne C. Emmerich y en
los textos evangélicos, que ciertamente lee con mirada antijudía, de manera
descontextualizada y sin recurrir a la mediación hermenéutica. ¿Todo sucedió en
realidad como muestra la película? ¿”Así fueron las cosas”?
Mis reflexiones quieren ser una
aproximación a los sucesos de los últimos días de la vida de Jesús de Nazaret a
través de una lectura crítica de los textos evangélicos.
Empecemos por decir que en la
reconstrucción histórica de la muerte de Jesús nos topamos con una dificultad
no pequeña: la peculiaridad de los relatos de la pasión, donde no es fácil
separar la historia de la interpretación, la biografía de la teología. Creo que
a los estudios y filmes sobre la pasión de Cristo, y muy especialmente al de
Gibson, se les puede aplicar lo que el profesor de Estudios Bíblicos
estadounidense John Dominic Crossan dice de las investigaciones en torno al
Jesús histórico: que son un campo abonado para hacer teología y llamarlo
historia, o para hacer autobiografía y llamarla biografía (Jesús: vida de un
campesino judío, Crítica, Madrid, 1994).
Lo que sí parece fuera de toda duda
es que en la detención, el proceso y la ulterior ejecución de Jesús de Nazaret
jugó un papel fundamental la espectacular protesta, o mejor, la provocación de
Jesús en el Templo de Jerusalén, al arrojar al suelo las mesas de los
comerciantes y dispersarlos a latigazos. Se trata de un hecho cuya historicidad
no suele cuestionarse. Como asevera el investigador judío Geza Vermes, Jesús
hizo lo que no debía, causar una conmoción, en el lugar donde no debía hacerlo,
el Templo, y en el momento más inadecuado, inmediatamente antes de la Pascua
(Jesús, el judío. Los Evangelios leídos por un historiador, Muchnik Editores,
Barcelona, 1973).
El Templo era el lugar sagrado por
excelencia y un motivo de orgullo para los judíos. Constituía la principal
fuente de ingresos de Jerusalén y la principal atracción turística. La
actividad mercantil desarrollada en él era necesaria para que los peregrinos
pudieran cambiar la moneda y pagar así el impuesto al Templo. Asimismo, gracias
al mercado, los peregrinos podían comprar allí los animales para los
sacrificios, sin tener que soportar las molestias que suponía el tener que
traerlos de sus propias casas.
¿Qué sentido tenía la acción de
Jesús en el Templo? No parece que su intención fuera la de purificarlo. Se
trataba de una acción simbólica con la que quería mostrar el final de la
religión centrada en los sacrificios (“misericordia quiero, no sacrificios”),
así como la protesta contra su significado económico extorsionador. Jesús
declara derogado el culto sacrificial e innecesarias las actividades
comerciales y fiscales que se desarrollaban en el Templo. Al perder éste sus
funciones litúrgico-sacrificiales, comerciales y fiscales, ya no tenía razón de
ser. La acción provocativa de Jesús se dirige primero y prioritariamente contra
los jerarcas del Templo, verdaderos responsables del establecimiento del
mercado allí. No pocos especialistas coinciden en que la provocación de Jesús
en el Templo es el eslabón perdido entre el conflicto provocado en Galilea, de
donde era oriundo Jesús, y los acontecimientos finales.
Con esta acción estaba tocando el
nervio mismo de la aristocracia sacerdotal saducea, que consideraba el culto
del Templo su núcleo fundamental tanto en el aspecto religioso como en el
económico. Esa acción fue la gota que colmó el vaso de la ira de los sumos
sacerdotes, quienes, junto con los escribas y los ancianos, que pertenecían al
partido de los saduceos o estaban aliados con él, ocupan el primer plano en los
relatos de la pasión.
El conflicto mortal lo tuvo Jesús
no con el judaísmo, sino con las autoridades judías, no con los fariseos, sino
con los saduceos, que se consideraban custodios del orden nacional, basado en
el Templo y en la Ley. Un orden cuestionado por el profeta de Nazaret, que
confirmaba así su actitud de permanente desafío tanto a la jerarquía religiosa
como al Imperio, y se convertía en el principal enemigo de ambos. Por eso,
había que deshacerse de él lo antes posible.
El pueblo judío nada tuvo que ver
en su condena y posterior ejecución. La decisión de ejecutar a Jesús es de la
autoridad política, concretamente del gobernador Poncio Pilato, suprema
autoridad judicial de la provincia de Judea, quien gozaba de una autoridad
ilimitada y poseía amplios poderes judiciales, también el de aplicar la pena de
muerte, como reconoce Flavio Josefo. La potestas gladii era de exclusiva
responsabilidad del gobernador romano.
Hay, con todo, una tendencia
bastante generalizada en los relatos evangélicos de la pasión a cargar sobre
los judíos todo el peso de la responsabilidad en la muerte de Jesús y a eximir
de toda culpa a Poncio Pilato, que se habría limitado a entregar a Jesús para
ser crucificado, pero en contra de su voluntad, y no habría dictado una
sentencia formal de muerte.
Algunos de esos relatos presentan
al gobernador romano en Judea como una persona insegura, vacilante, que parece
no atreverse a tomar decisiones. Pero ese perfil no responde al comportamiento
real de Pilato en el ejercicio de su autoridad al servicio del poder ocupante,
sino que es fruto de la tendencia antijudía ya presente en algunos relatos de
la pasión y radicalizada en la historia del cristianismo. En realidad, Pilato
fue un gobernante duro e inmisericorde, inflexible y obstinado, violento y
cruel, represivo y depravado, arbitrario e insolente. Así lo atestiguan con
todo lujo de detalles Filón de Alejandría y Flavio Josefo.
La responsabilidad de Pilato en la
condena a muerte de Jesús es confirmada por el historiador romano Tácito quien,
cuando narra la persecución de los cristianos bajo Nerón, dice que el nombre de
“cristianos” “procede de Cristo, que, bajo el principado de Tiberio, había sido
entregado al suplicio por el procurador Poncio Pilato”. Éste condena a Jesús
por motivos políticos, en concreto, por poner en peligro el orden público, por
sedicioso.
Es muy posible que el gobernador
romano en Judea aprovechara gustoso la posibilidad de calmar con un acto
intimidatorio la tensión que reinaba en Jerusalén durante la Pascua. Parece
dudoso que las autoridades judías emitiesen contra Jesús una sentencia de
condena, pues “el relato que la menciona (Mc 14,14; par Mt 26,66) es una
excrecencia de origen cristiano elaborada a partir de una sentencia informal en
la residencia de Anás, que no tenía personalmente ningún poder judicial”,
afirma Simon Légasse (El proceso de Jesús, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1996).
No son pocos los investigadores que niegan cualquier intervención del Sanedrín
en el proceso de Jesús o, al menos, consideran improbable una condena oficial a
muerte. No parece que dicho tribunal estuviera facultado para dictar sentencias
de muerte. Y si lo hubiera estado y la hubiera dictado, el castigo hubiera sido
la lapidación.
Otro dato incontestable sobre la
responsabilidad de la autoridad romana en la muerte de Jesús es que fue
crucificado, y la crucifixión era un suplicio romano, no judío. Parece
demostrado que todas las crucifixiones llevadas a cabo en Palestina desde la
época de los procuradores hasta la Guerra Judía se produjeron por razones
políticas.
¿Y la participación del pueblo
pidiendo la amnistía para Barrabás y la ejecución para Jesús? Resulta
discutible que fuera costumbre amnistiar a un preso durante la Pascua. Nada
dice de dicha práctica Flavio Josefo.En definitiva, la lucha de Jesús de
Nazaret no se dirigió contra el judaísmo, sino contra el Imperio, y éste
reaccionó condenándolo a muerte por considerarlo enemigo público, como antes
había hecho con el profeta Juan Bautista. La condena de Jesús no fue un error
judicial como creía Bultmann. ¡Se lo había ganado a pulso por su comportamiento
transgresor y su permanente actitud conflictiva frente a las autoridades
religiosas y políticas!
Indígenas de Brasil: “Ustedes tienen escuelas, nosotros no, pero nosotros sabemos cómo cuidar de la selva”
Latinoamérica exhuberante
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Actualmente en Brasil viven
alrededor de 240 tribus que suman un total de unas 900.000 personas, lo que
equivale al 0,4% de la población brasileña.
El Gobierno ha reconocido
690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el
13% de la superficie del país. Casi toda esta reserva territorial (el 98,5%) se
ubica en la Amazonia.
Pero, aunque
aproximadamente la mitad de los indígenas de Brasil viven fuera de la Amazonia,
estas tribus solo ocupan el 1,5% del total del territorio reservado para los
indígenas en el país.
Los pueblos que habitan en
las sabanas y en los bosques atlánticos del sur, como los guaraníes y los
kaingangs, o en el árido interior del nordeste, como los pataxo hã hã hães y
los tupinambás, fueron los primeros que entraron en contacto con los
colonizadores europeos cuando estos llegaron a Brasil en el año 1500.
Pese a siglos de contacto
con la sociedad fronteriza en continua expansión, en la mayoría de los casos, a
pesar del continuo robo masivo e intrusión en sus tierras.
El pueblo indígena más
numeroso es el guaraní, con 51.000 integrantes, y sin embargo ha perdido la
práctica totalidad de su territorio. Durante los últimos 100 años casi toda su
tierra les ha sido robada y transformada en vastas y secas redes de haciendas
ganaderas, plantaciones de soja y caña de azúcar. Muchas comunidades viven hacinadas
en reservas masificadas y otras bajo refugios de lona improvisados en los
bordes de las carreteras.
Los indígenas con el
territorio más grande son los 19.000 yanomamis relativamente aislados: ocupan
9,4 millones de hectáreas en el norte de la Amazonia, una superficie de tamaño
similar al estado de Indiana en EE.UU. y algo mayor que Hungría.
La tribu con más densidad
poblacional de Brasil es la de los tikunas, con 40.000 integrantes. La más
pequeña la conforma un solo hombre que vive en una minúscula parcela de selva
rodeada de haciendas ganaderas y plantaciones de soja, al oeste de la Amazonia
brasileña, y que elude cualquier intento de contacto.
Muchos pueblos indígenas
amazónicos no llegan al millar de miembros. La tribu de los akuntsus, por
ejemplo, la constituyen solo cinco personas, y la tribu awá unas 450.
Aislados
Brasil es el hogar del
mayor número de pueblos indígenas no contactados de todo el planeta. Ahora se
estima que unas 80 tribus aisladas viven en la Amazonia. Algunas suman una
población de varios centenares de personas y viven en recónditas zonas
limítrofes del estado de Acre y en territorios protegidos como el Valle del
Javarí, junto a la frontera peruana. Otros son grupos dispersos, supervivientes
de tribus fragmentadas prácticamente arrasadas por los impactos de la fiebre
del caucho y la expansión agrícola del siglo pasado. Muchos, como los nómadas
kawahivas, que apenas suman unas decenas, están huyendo de los madereros y
ganaderos que invaden su tierra.
A medida que aumenta la
presión por la explotación de sus tierras, todos los indígenas aislados son
extremadamente vulnerables tanto a violentos ataques (lamentablemente
frecuentes) como a enfermedades comunes en otros lugares, como la gripe y el
sarampión, frente a las que no tienen inmunidad.
Modos de vida
La mayoría de las tribus
viven enteramente de las selvas, sabanas y ríos cazando, recolectando y/o
pescando. Cultivan plantas para obtener alimentos y medicinas, y también las
usan para construir sus casas y fabricar los utensilios que necesitan para el
día a día.
“Nosotros, los indígenas,
somos como las plantas. ¿Cómo podemos vivir sin nuestro suelo, sin nuestra
tierra?” Marta Guaraní.
En los huertos plantan
cultivos básicos como la yuca (mandioca), la patata dulce, el maíz, los
plátanos y las piñas. Entre los animales que cazan por su carne están los
pecaríes, tapires y monos, y aves como el hocofaisán.
Algunas tribus como los
matis utilizan largas cerbatanas con dardos envenenados para capturar a las
presas. Muchos usan arcos y flechas, y otros incluso armas de fuego. Los frutos
secos, las bayas y otros frutos como el açaí y la palmera de melocotón se
recolectan con frecuencia, y la miel de las abejas se disfruta con deleite.
El pescado, especialmente
en la Amazonia, supone un importante alimento. Muchos pueblos indígenas
utilizan veneno de timbó para aturdir a los peces y capturarlos. Los enawene
nawes, que no comen carne roja, son conocidos por las complejas presas de
madera o waitiwinas que levantan cada año a través de pequeños ríos para
capturar a peces y ahumar grandes cantidades de pescado. Su ceremonia Yãkwa
está vinculada a dichas presas y ha sido reconocida como parte del patrimonio
nacional de Brasil.
Un puñado de pueblos, como
los awás y los makus en el noroeste y algunas tribus no contactadas, son
cazadores-recolectores nómadas. Viven en pequeños grupos familiares extensos y
tan solo mantienen unas pocas pertenencias, lo que les permite moverse por la
selva con rapidez. Son capaces de erigir refugios a partir de árboles jóvenes y
hojas de palma en solo unas horas.
Como todos los pueblos
indígenas, conservan en su memoria mapas mentales increíblemente detallados
sobre la tierra y su topografía, fauna y flora, y sobre los mejores lugares
para cazar. Los awás a veces salen a cazar de noche con antorchas que hacen a
partir de la resina del árbol de la maçaranduba.
“Cuando mis hijos tienen
hambre tan solo tengo que internarme en la selva y les encuentro comida”.
Pecarí Awá
Conocimiento etnobotánico y rol de conservación
Los pueblos indígenas
poseen un conocimiento sin parangón de sus plantas y animales, y desempeñan un
papel fundamental en la conservación de la biodiversidad
“Vosotros tenéis escuelas,
nosotros no, pero nosotros sabemos cómo cuidar de la selva.” Davi Kopenawa
Yanomami
Según estudios científicos,
las tierras indígenas son “actualmente la barrera más importante frente a la
deforestación de la Amazonia”.
En algunos estados como
Maranhão las últimas extensiones de selva que quedan se encuentran únicamente
en territorios indígenas (los awás son un buen ejemplo de ello), y estos
afrontan una enorme presión por parte de los foráneos.
El papel que los indígenas
desempeñan en la conservación de la rica biodiversidad del cerrado (sabanas) y
de la selva amazónica es vital.
“¿Por qué se tarda tanto en
creer que si dañamos la naturaleza nos dañamos a nosotros mismos? No estamos
viendo el mundo desde fuera. No estamos separados de él.” Davi Kopenawa
Yanomami
Los yanomamis cultivan unas
500 plantas diferentes para obtener alimento, medicinas, materiales con los que
construir sus casas y otras necesidades. Tan solo para el veneno con el que
pescan emplean nueve especies diferentes de plantas. Los tukanos reconocen 137
variedades de yuca (mandioca).
El guaraná, omnipresente
refresco gaseoso de cola brasileño, ya era conocido por los indígenas satere
mawes mucho antes de que empezara siquiera a comercializarse. Para obtener esta
bebida tostaban las semillas y las molían hasta convertirlas en polvo que luego
mezclaban con agua y bebían antes de salir a cazar.
Muchas tribus de Brasil,
como las que viven en el Parque del Xingú, los yanomamis o los enawene nawes,
viven en malocas, grandes casas comunales que dan cobijo a familias extensas
que cuelgan sus hamacas de las vigas del techo y comparten la comida alrededor
de las hogueras familiares.
El mundo de los espíritus y el chamanismo
Como otros pueblos
indígenas del mundo, los indígenas de Brasil tienen unas profundas conexiones
espirituales con su tierra. Esto se refleja en su rica historia oral, en su
cosmología, sus mitos y rituales.
Algunas tribus toman drogas
alucinógenas que les permiten viajar a otros mundos, conectar con espíritus y
curar enfermedades. Esto no ocurre de forma casual o recreativa, sino que
sucede a años de entrenamiento e iniciación.
Los chamanes yanomamis
inhalan yakoana o yopo, un tabaco alucinógeno, con el objetivo de llamar a sus
espíritus chamánicos o xapiris. Los xapiris juegan un papel crucial en las
ceremonias curativas y en el reahu o festejos fúnebres, cuando diferentes
comunidades se reúnen para consumir las cenizas de sus parientes fallecidos.
“Yo soy chamán de la selva
y trabajo con las fuerzas de la naturaleza, no con las fuerzas del dinero o de
las armas. El papel de los chamanes es muy importante: curan a las personas
enfermas y estudian cómo conocer el mundo.” Davi Kopenawa Yanomami
Los chamanes de tribus como
la de los kaxinawás y asháninkas beben ayahuasca, un brebaje que elaboran a
partir de la vid del caapi, durante las sesiones curativas. Otros, como los
arawetes y los akuntsus, fuman tabaco o lo inhalan.
En el caso de los awás,
ellos no toman drogas ni estimulantes pero entran en trance a través del poder
que ejercen las rítmicas danzas y palmadas para viajar al iwa: la morada de los
espíritus donde se reúnen con las almas de sus antepasados y con los espíritus
de la selva, los karawaras.
La transición de la niñez a
la edad adulta a menudo viene también marcada por ceremonias y retiros. Cuando
una niña tikuna tiene la menstruación por vez primera, se le pinta de negro con
tinte del genipapo y se le atavía con plumas de águila. Salta sobre hogueras,
canta y baila durante cuatro días sin apenas dormir, y después se le deja en
aislamiento varios meses, durante los cuales se le enseña la historia de su
pueblo y se le informa sobre sus responsabilidades futuras.
Los pueblos del Xingú son
famosos por ceremonias funerarias en honor a líderes fallecidos, que son
representados por troncos de madera decorados a los que llaman kwarup.
Historia
La historia de los pueblos
indígenas de Brasil ha estado marcada por la brutalidad, la esclavitud, la
violencia, la enfermedad y el genocidio.
Cuando los primeros
colonizadores europeos llegaron en el año 1500, lo que ahora es Brasil lo
habitaban unos 11 millones de indígenas de alrededor de 2.000 tribus diferentes.
Durante el primer siglo de contacto el 90% resultó aniquilado, principalmente a
causa de las enfermedades portadas por los colonizadores, como la gripe, el
sarampión o la varicela. En los siglos siguientes, miles más murieron
esclavizados en las plantaciones de caña de azúcar y caucho.
En torno a los años 50 del
siglo pasado la población indígena se había desplomado a niveles tan bajos que
el eminente senador y antropólogo Darcy Ribeiro predijo que para el año 1980 no
quedaría ni uno solo. Se estima que de media se ha extinguido una tribu cada
año a lo largo del último siglo.
En 1967 un fiscal federal
llamado Jader Figueiredo publicó un informe de 7.000 páginas que recogía y
catalogaba miles de atrocidades y crímenes cometidos contra los indígenas, que
iban desde el asesinato, al robo territorial o la esclavitud.
En un caso tristemente
conocido como “La masacre del paralelo once”, un barón del caucho ordenó a sus
hombres que lanzaran cartuchos de dinamita sobre una comunidad de indígenas
cintas largas. Los que sobrevivieron fueron asesinados después por los
trabajadores del caucho que entraron caminando en la comunidad y les atacaron
con machetes.
El informe ocupó titulares
internacionales y condujo al desmantelamiento del Servicio de Protección
Indígena del Gobierno brasileño (SPI) que fue reemplazado por la FUNAI
(Fundación Nacional del Indio). Este organismo sigue siendo el departamento
para asuntos indígenas gubernamental.
Survival International se
fundó en 1969 en respuesta a un artículo de Norman Lewis publicado en la
revista dominical The Sunday Times sobre el genocidio de los indígenas
brasileños.
El tamaño de la población
indígena comenzó a crecer gradualmente una vez más, aunque en las décadas de
los años 60, 70 y 80 el ejército abrió la Amazonia al desarrollo y una nueva
oleada de presas hidroeléctricas, haciendas ganaderas, minas y carreteras
supusieron para miles de indígenas la pérdida de sus tierras y sus vidas.
Decenas de tribus desaparecieron para siempre.
Veintidós años de dictadura
militar llegaron a su fin en el año 1985 y se redactó una nueva Constitución.
Los indígenas y sus simpatizantes hicieron una gran labor de incidencia para el
reconocimiento de más derechos.
Es mucho lo que se ha
logrado, aunque los indígenas todavía no disfrutan de los derechos
territoriales colectivos de los que son titulares en virtud del derecho
internacional.
“Esta es mi vida, mi alma.
Si me separas de esta tierra, me quitas la vida.” Marcos Veron, guaraní
Amenazas y cambios en la actualidad
En los más de 500 años que
han transcurrido desde que los europeos llegaron a Brasil, los pueblos
indígenas han experimentado genocidio masivo y la pérdida de la mayor parte de
su tierra.
“No sabíamos que los
blancos iban a robarnos nuestra tierra. No sabíamos nada sobre la
deforestación. No conocíamos las leyes de los hombres blancos.” Enawene Nawe
En la actualidad, Brasil
sigue forjando agresivos planes para desarrollar e industrializar la Amazonia,
incluso los territorios más remotos se encuentran ahora en peligro. Varios
complejos de presas hidroeléctricas están siendo construidas cerca de grupos de
indígenas aislados; también privarán a miles de otros indígenas de su tierra,
agua y modos de vida. Estos complejos de presas proporcionarán energía barata a
las empresas mineras que prevén sacar adelante planes mineros a gran escala en
territorios indígenas si el Congreso aprueba un proyecto de ley por el que está
presionando con fuerza el lobby minero.
En el sur, muchas tribus
como los guaraníes viven en condiciones deplorables bajo lonas de plástico
junto a los bordes de carreteras. Sus líderes son sistemáticamente perseguidos
y asesinados por milicias privadas de pistoleros contratados por los
terratenientes para evitar que los indígenas reocupen su tierra ancestral.
Muchos guaraníes se han suicidado por la desesperación que sienten ante un
futuro desolador.
“Antes éramos libres; ahora
ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que
no queda nada y se preguntan cómo pueden vivir. Se sientan y piensan, olvidan,
se pierden y al final se suicidan.” Rosalino Ortiz, guaraní
Resistencia indígena y organizaciones
Actualmente existen unas 200 organizaciones indígenas que lideran la batalla por la defensa de los derechos que tanto les ha costado obtener. Cientos de indígenas salieron a las calles de Brasil el año pasado para protestar contra los planes del Gobierno de debilitar sus derechos. Muchos dirigen sus propios proyectos, clínicas sanitarias y escuelas bilingües. Los tikunas incluso han creado un museo para mostrar sus tecnologías, su arte, su cultura y su lengua a las personas blancas.
Algunas tribus han grabado
vídeos con sus rituales y ceremonias para que las conozcan sus descendientes y
para potenciar la comprensión de sus modos de vida. El Consejo Indígena de
Roraima desarrolla proyectos para la cría de animales, la pesca y para
preservar bancos de semillas para la diversidad genética que asegure la
autosuficiencia de la tribu.
A pesar de estos logros, continúa
existiendo un racismo endémico hacia los indígenas en Brasil. Ante la ley
todavía son considerados menores de edad. El objetivo más importante para los
pueblos indígenas y tribales de Brasil es el control sobre sus territorios:
Brasil es uno de los dos únicos países de América del Sur que no reconoce el
derecho territorial indígena. (Marta Guaraní).
“En el silencio escuché tu voz”
Jorge Sarsaneda del Cid
Panamá, 090417
Así dijo el misionero Rodrigues cuando aceptó su
realidad en el Japón. Antes había dicho su interlocutor japonés: “Hombre
arrogante, como todos ellos. Por tanto, caerá”. He visto la película Silencio,
de Scorsese. No creo que llegue a los cines. Es larga (2 horas y 40 min.) y con
una carga teológica tal, que difícilmente la hará popular.
Me pareció correcta (con pequeños fallos pero también
con aciertos en detalles); nada sangrienta aunque muy dura (incluso en las
torturas); con una extraordinaria fotografía; excelente actuación de los
japoneses, no así del protagonista; un montaje escénico muy bueno. Un ritmo
lento como corresponde a un proceso de “conversión”, en el que se plantean
muchas preguntas fundamentales y se da algunas respuestas. La generosidad del
pueblo, su fe ingenua y su fortaleza están bien presentadas.
El pecado, la misión, el mal, la fe, dónde está Dios,
el concepto de Dios, el perdón, en quién pongo mi esperanza, la debilidad
humana, la “evangelización” tan poco evangélica de aquellos tiempos, el
‘silencio’ de Dios, cómo encontrar a Dios en el ser humano, la importancia de
compartir el dolor de los otros, son algunos temas importantes presentados. La
disyuntiva entre morir por la fe o vivir con la vergüenza del repudio público
de signos externos de esa fe. ¿Permitir que maten a otros porque yo no reniego
públicamente de mi fe? ¿Qué hacer? Todos son asuntos fundamentales de la fe y
de la vida cristiana o de cualquier religión.
Conclusión: una
fe que no se plantea desde dentro de la cultura, es una fe que no echa raíces.
La fe no está en los signos externos ni
en los ritos, ni siquiera en la teología. La fe está en el seguimiento de ese
Jesucristo pisoteado en la misma
gente y cuya figura les ponen a rechazar. Y la última pregunta: ¿qué haríamos nosotros? Gran
cuestionamiento. Gracias a Scorsese.
“Nuestra economía mata, porque está fundada en el robo con guante blanco, en la mentira bien vestida”
José I. González Faus,
S.J
www.cpalsocial.com/100417
José Ignacio González Faus es
jesuita, profesor y teólogo español, expone el por qué Francisco sostiene que
la economía “mata”, y cómo lo más negativo de la política es la hipocresía de
la derecha y el simplismo de la izquierda.
Etimológicamente, el interés
designa algo que está entre la realidad y yo (inter-esse): así me vincula y me
pone en relación con las cosas. Pero la palabra degenera cuando su significado
principal pasa a ser el de “beneficio económico”: de modo que lo único que me
pone en contacto con la realidad es la posibilidad de lucro.
Eso explica por qué Francisco
sostiene que nuestra economía “mata”. He leído artículos que, queriendo
defender la enseñanza social de este papa, parecen tropezar cuando afrontan esa
frase tan dura: quizá Francisco sólo quería decir que mata cuando la
gestionamos mal, etc.
Pues no: nuestra economía mata
porque está fundada en el robo con guante blanco, en la mentira bien vestida,
en la explotación y en la falta de respeto.
Veamos:
1. Fundamental en nuestro sistema
es el crédito y el interés. Pero éste último se ha convertido hoy en usura pura
y dura: de ser compensación razonable por una pérdida o un riesgo, ha pasado a
ser un lucro gratuito. Si el prestamista gana sólo por prestar, eso es
claramente usura. La filosofía griega, el islam y el primer cristianismo son
muy duros con la usura. Aristóteles la compara al proxenetismo: aprovechar la
necesidad del otro para el enriquecimiento propio. Y escribe que es “la más
aborrecible de todas las formas de obtener dinero, porque en ella la ganancia
procede del dinero mismo y no de los objetos naturales”. Si hoy eso nos parece
anormal, debe ser por aquello de que “nuestro mundo ha perdido el sentido del
pecado”. Pero aplicando esa frase donde debe ser aplicada...
2. Ese atraco del interés se apoya
además, como ya sugería Aristóteles, en la mentira de que el dinero es fecundo
por sí mismo. Pero el dinero sólo puede ser oportunidad, nunca causa de
riqueza. Su presunta fecundidad se apoya además en otra ficción: el dinero que
me presta el Banco no es tal: el Banco me da un dinero que no tiene (pues en
cada momento los Bancos están prestando mucho más dinero del que tienen y es
falsa la idea de que el Banco presta con los depósitos de los ciudadanos). El
Banco lo que hace es darme una especie de aval o de ficción, poniendo en mi
cuenta unas cifras con las que yo podré empezar a invertir. Y por ese dinero
que no me ha dado, el Banco me cobrará unos intereses grandes mientras que, por
el dinero que yo le he depositado, me dará un interés mínimo, ridículo (que
luego además recupera en comisiones por sacar de un cajero etc.)
Buen ejemplo lingüístico: en
griego, tiktô significa engendrar, de ahí viene vg. tokós (padre, engendrador);
y en griego moderno el interés se llama toketós (= engendrado). El dinero queda
así, como una especie de semilla: un germen vital que, con sólo caer en buena
tierra, ya fructifica.
3. Esa fábula del dinero, falso y
fecundo a la vez, tiene que acabar fallando, sea porque a uno no le salen los
negocios o porque lo dilapida. Así se producen las crisis que por eso, según
Piketty y otros economistas, son intrínsecas a nuestro mercado y más cuanto más
perfecto mercado sea. En las crisis, la reacción lógica es ir a sacar el dinero
de los bancos, pero resulta que éstos ya no lo tienen. Con lo que el estado
habrá de sostenerlos (¡con dinero de los ciudadanos!) para evitar que se
pierdan los depósitos de la gente. Así se acuñó la más criminal de las
defensas: el “too big to fail” (“demasiado grande para dejarlo caer”). Como si
dijera: no podemos tocar a los bancos porque tienen armamento atómico...
Y claro: si el banco siempre está seguro y el ciudadano nunca lo está, esa es una economía que mata. Si, cuando se derrumba esa fábula del dinero fecundo por sí mismo, lo pagan los otros, no el banco que se aprovechaba de ella, entonces esa economía tiene que matar como el arsénico, por más que nos digan que es "arsénico por compasión".
4. Finalmente, en una sociedad
donde todo es mercantil y donde cada cual aspira a tragarse al otro buscando el
máximo interés, la única manera de crear empleo es no pagarlo, o darle una
calderilla de hambre. Marx todavía hablaba de pagar “lo justo para que pueda
reponer su fuerza de trabajo”; hoy ni eso: porque si no repone sus fuerzas
siempre hay una multitud esperando poder ocupar su puesto. ¿Cómo no va a matar
esa economía?
Ya hace tiempo fue acuñada la
expresión “capitalismo de casino”. Quiere decir que nuestro sistema económico
es como uno de esos juegos de cartas donde uno puede apostar fuerte con poco
juego; pero asusta a los demás y, a lo mejor, gana. La única diferencia con los
casinos reales es que, cuando en nuestro capitalismo falla la treta y el
jugador pierde la partida, no pierde él el dinero que apostó: ese dinero lo
perderá el croupier, o el repartidor por las cartas que dio, o el portero por
haberle dejado entrar...
Ladrona, mentirosa, explotadora e impune.
Y gracias a eso eficaz. Dígame Ud si esa economía no ha de matar. Por eso creo
que lo más negativo de nuestra política es la hipocresía de la derecha y el
simplismo de la izquierda. Pero éste queda para otro día.
Semana Santa: El miedo al Evangelio
José M. Castillo S.
www.religiondigital.com/090417
Una de las cosas que quedan más
claras, en los relatos de la pasión del Señor, que la Iglesia nos recuerda en
estos días de Semana Santa, es el miedo que da el Evangelio. Sí, la vida de
Jesús nos da miedo. Porque, a fin de cuentas, lo que no admite duda alguna es
que aquella forma de vivir –si es que los evangelios son el verdadero recuerdo
de lo que allí pasó– llevó a Jesús a terminar sus días teniendo que aceptar el
destino más repugnante que una sociedad puede adjudicar: el destino de un
delincuente ejecutado (G. Theissen).
La muerte de Jesús no fue un
“sacrificio religioso”. Es más, se puede asegurar que la muerte de Jesús, tal
como la relatan los evangelios, fue lo más opuesto que, en aquella cultura, se
podía entender como un sacrificio sagrado. Todo sacrificio religioso, en aquel
tiempo, debía cumplir dos condiciones: se tenía que realizar en el templo (en
lo sagrado) y se tenía que hacer cumpliendo las normas de un ritual religioso.
Ninguna de estas dos condiciones se dio en la muerte de Jesús.
Más aún, Jesús fue crucificado, no
entre dos “ladrones”, sino entre dos “lestaí”, una palabra griega de la que
sabemos que se utilizaba para designar, no sólo a los “bandidos” (Mc 11, 17
par; Jn 28, 40), sino además a los “rebeldes políticos” (Mc 15, 27 par), como
advierte F. Josefo (H. W. Kuhn; X. Alegre). Por eso se comprende que, en su
hora final y decisiva, Jesús se vio traicionado y abandonado por todos: el
pueblo, los discípulos, los apóstoles… Aquello, de religioso, tuvo los
sentimientos del propio Jesús. Y sabemos que su sentimiento más fuerte fue la
conciencia de verse abandonado incluso por Dios (Mt 27, 46; Mc 15, 34). La vida
de Jesús aconteció de forma que acabó así: solo, desamparado, abandonado.
¿Qué nos viene a decir todo esto?
La Semana Santa nos viene a decir, en los textos bíblicos que leemos estos
días, que Jesús vino a poner en cuestión la realidad en que vivimos. La
realidad violenta, cruel, en la que se impone “la ley del más fuerte” frente a
“la ley de todos los débiles”.
Sabemos que Pablo de Tarso
interpretó el relato mítico del pecado de Adán como origen y explicación de la
muerte de Jesús, para redimirnos de nuestros pecados (Rom 5, 12-14; 2 Cor
12-14). Es la interpretación de la que echan mano los predicadores, que centran
nuestra atención en la salvación del cielo. Eso es bueno. Pero tiene el peligro
de desviar esa atención nuestra de la trágica realidad que estamos viviendo. La
realidad de la violencia que sufren los “nadies”, la corrupción de los que
mandan y, sobre todo, el silencio de quienes saben estas cosas y se las callan
para no perder su poder, sus dignidades y sus privilegios.
La belleza, el fervor, la devoción
de nuestras liturgias sagradas y de nuestras cofradías nos recuerda la pasión
del Señor. Pero, ¿nos pone en cuestión la durísima realidad que están viviendo
tantos millones de seres humanos? ¿Nos recuerda la vida que llevó a Jesús a su
fracaso final? ¿O nos distrae con devociones, estéticas y tradiciones que
utilizan la “memoria passionis”, el “recuerdo peligroso” de Jesús, para pasarlo
bien con buena conciencia?
La guerra de Trump
Atilio A. Borón
www.atilioboron.com.ar/abril2017
Acosado por sucesivas derrotas en
el congreso –el rechazo a su proyecto de eliminar el Obamacare- y en la órgano
judicial, por el tema de los vetos a la inmigración de países musulmanes,
Donald Trump apeló a un recurso tan viejo como efectivo: iniciar una guerra
para construir consenso interno.
El magnate neoyorquino estaba
urgido de ello: su tasa de aprobación ante la opinión pública había caído del
46 al 38 por ciento en pocas semanas; un sector de los republicanos lo asediaba
“por izquierda” por sus pleitos con los otros poderes del estado y sus
inquietantes extravagancias políticas y personales; otro hacía lo mismo “por
derecha”, con los fanáticos del Tea Party a la cabeza que le exigían más dureza
en sus políticas anti-inmigratorias y de recorte del gasto público y, en lo
internacional, ninguna concesión a Rusia y a China.
Por su parte, los demócratas
no cesaban de hostigarlo. En el plano internacional las cosas no pintaban
mejor: mal con la Merkel durante su visita a la Casa Blanca, un exasperante
subibaja en la relación con Rusia y una inquietante ambigüedad acerca del
vínculo entre Estados Unidos y China. Con el ataque a Siria, Trump espera dotar
a su administración de la gobernabilidad que le estaba faltando.
Los frutos de su iniciativa no
tardaron en aparecer. En el flanco interno, el chauvinismo y el belicismo de la
sociedad y la cultura política norteamericanas le granjearon el inmediato apoyo
de republicanos y demócratas por igual. Quien antes aparecía como un peligroso
neofascista o un incompetente populista emergió de los escombros de la base
aérea de Al Shayrat como un sabio estadista que “hizo lo que debía hacer”.
Tanto la impresentable Hillary
Clinton como el anodino John Kerry no ahorraron elogios al patriotismo y la
determinación con que Trump enfrentó la inverosímil amenaza del régimen sirio,
a quien se le acusó, contra toda la evidencia, de haber utilizado el gas sarín
que días atrás produjo la muerte de al menos ochenta personas en un ataque
perpetrado en la ciudad de Jan Sheijun.
Mentiras. Fuentes independientes señalan
que esa macabra operación no pudo ser causada por Damasco sino por los
“rebeldes” amparados y protegidos por Occidente, las tiranías petroleras del
Golfo y el gobierno fascista de Israel. El área en donde se produjo la masacre
estaba bajo el control del Al-Nusra, rama de Al Qaida que Naciones Unidas y
EEUU habían calificado como terrorista.
En el 2013 el gobierno sirio firmó
su adhesión a la Convención para la Prohibición de Armas Químicas (OPAC) y tres
años más tarde el país fue declarado territorio libre de armas químicas. Así
reza el informe que esa organización elevó al Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas. Claro está que una parte de ese arsenal pudo haber sido capturado y
escondido por Al-Nusra, facilitada esta maniobra por la debacle en que estaba
sumida Siria a causa de la guerra.
Pero al bombardear la base
aérea de Al Shayrat Washington destruyó al equipo y el arsenal militar que
presuntamente podría haber probado que fue el ejército sirio quien cometió el
crimen con el gas sarín. ¿Por qué destruir la evidencia que eventualmente
podría culpabilizar (o inocentizar) a Al-Assad, se preguntaba la vocera de la
cancillería rusa? Destruir pruebas es un delito, o por lo menos una actitud
sospechosa, sobre todo si se atiende a la inevitable pregunta que hace Günter
Meyer, director del Centro de Investigaciones del Mundo Árabe, con sede en
Maguncia, Alemania, y que reproduce un cable de la Agencia Deutsche Welle. En
cualquier película policial-asegura Meyer- cuando se investiga un crimen los
detectives se preguntan quién gana y quien pierde con lo ocurrido.
En este caso la pregunta tiene una
clara respuesta: "De semejante ataque con gas letal solo pueden
beneficiarse los grupos opositores armados” y (agrego por mi parte) sus aliados
en Occidente, a la vez que sólo puede perjudicarse el gobierno sirio. Entonces,
¿por qué cometería semejante crimen? ¿Puede Al-Assad ser tan estúpido? No
parece, porque de haberlo sido ya habría sido derrocado hace años.
Todas estas consideraciones fueron
soslayadas por Trump. Y en esto el outsider demostró no serlo tanto
porque siguió al pie de la letra el guión al cual se ajustaron los presidentes
que le precedieron, desde Bush padre a Barack Obama, pasando por Bill Clinton y
Bush hijo: atacar, invadir, ocupar naciones usando como pretexto un torrente de
mentiras y difamaciones –eufemísticamente llamadas “posverdad” por los infames
manipuladores de la opinión pública mundial- que persiguen justificar lo
injustificable.
Todos conocemos la historia de las
“armas de destrucción masiva” que supuestamente tenía en su poder Saddam
Hussein y que jamás se hallaron, ni antes de la destrucción del régimen ni
después. Pero la tragedia igual fue consumada a partir del 2003 porque la
mentira se había arraigado en la sociedad americana. Todo sabían, además, que
el único país de la región que las poseía era Israel, pero como es el gendarme
regional del imperio, eso es una nimiedad que se oculta cuidadosamente ante los
ojos de la opinión pública y que intencionadamente marginan de sus
análisis los más sesudos especialistas.
Con el ataque del viernes pasado
Washington violó, por enésima vez, la Carta de las Naciones Unidas demostrando
más allá de toda duda que el presunto “orden mundial” no es tal sino un brutal
e inmoral “desorden mundial” en donde rige la máxima bárbara del derecho del
más fuerte. Pero no sólo eso: Trump también violó la Carta de la OEA, que en su
Capítulo 2, inciso 9, dice textualmente que “los Estados americanos condenan la
guerra de agresión: la victoria no da derechos”. Sería bueno que el secretario general
de esa siniestra organización, Luis Almagro, tan preocupado por aplicar la
Carta Democrática a la República Bolivariana de Venezuela tomara nota de esto y
denunciara a Washington, con el mismo ardor con que enjuicia a Caracas,
por su agresión a Siria.
Ante la gravedad de la situación es obvio que Rusia no permanecerá de brazos cruzados: tiene en Siria una vital base naval en Tartus que le abre las puertas del Mediterráneo (y de ahí al Atlántico Norte) a su flota del Mar Negro anclada en Sebastopol y también una base aérea en Latakia. China e Irán también tienen intereses en juego en Siria y una Rusia cercada por tierra -con la OTAN estacionada a lo largo de toda su frontera occidental con lo que algunos observadores consideran como el mayor despliegue de fuerzas y equipos de toda su historia- y por mar si llegara a producirse la caída de Al-Assad.
En tal caso Moscú no tendría sino
dos alternativas: aceptar mansamente su sumisión a los dictados de Estados
Unidos, cosa que obviamente no está en el ADN de Vladimir Putin y que por lo
tanto jamás hará; o activar su poderoso dispositivo militar y aplicar
represalias selectivas intensificando su campaña en contra del ISIS creado y
protegido por Washington e, inclusive, adoptando una postura más activa en caso
de una nueva agresión norteamericana.
Cuesta pensar de otro modo cuando
se ataca a un país como Siria que, junto a Rusia, había logrado grandes éxitos
en controlar a la horda de fanáticos que sembró el terror en Siria y otras
partes de Oriente Medio. El inesperado giro de Trump (que en su campaña había
divulgado nada menos que 45 tuits diciendo que “atacar a Siria era una mala
idea porque podría precipitar el estallido de la Tercera Guerra Mundial”) debe
poner en guardia a todos los pueblos y gobiernos del planeta porque con el
ataque a Siria el mundo camina sobre el filo de una navaja.
Esta actitud de vigilancia y
preparación para la lucha debe ser impulsada en Nuestra América, especialmente
cuando se analizan las muy recientes declaraciones del Jefe del Comando Sur,
Kurt Tidd, ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado de Estados Unidos. En
esa ocasión textualmente habló de “una creciente crisis humanitaria en
Venezuela que eventualmente podría obligarnos a una respuesta regional.”
Los latinoamericanos y caribeños
sabemos lo que esas palabras significan y estaremos preparados para desbaratar
esos planes. Suenan los tambores de guerra en la Casa Blanca y no sería de
extrañar que aparte de continuar con sus operaciones bélicas en Siria hubiera
en Washington quienes crean que llegó el momento de ajustar cuentas con
Corea del Norte y Venezuela, dos espinas que hace mucho tiempo Tío Sam tiene
clavadas en su garganta.
Cuando comienzan su periplo
descendente los imperios potencian su barbarie y tratan de retrasar lo
inevitable apelando a cualquier recurso, entre ellos, inventando guerras. No
sería de extrañar entonces que ante este cuadro de situación, cuando son los
propios estrategas imperiales los que se desvelan por tratar de detener su
declinación, Trump intentara “normalizar” el mapa sociopolítico latinoamericano
y del sudeste asiático recurriendo al lenguaje de los misiles. Si lo hiciera se
llevaría una sorpresa enorme.
¡Panamá resucitado!
Adaptación de un texto de Alejandro
von Rechnitz González
160417
Nunca podremos precisar el
impacto de la ejecución de Jesús sobre sus seguidores. Sólo sabemos que los
discípulos huyeron a Galilea. La rápida ejecución de Jesús los hundió si no en
una desesperanza total, sí en una crisis radical.
Sin embargo, al poco tiempo
sucede algo difícil de explicar. Estos hombres vuelven a Jerusalén y se reúnen
en nombre de Jesús, proclamando que el profeta ajusticiado días antes por las
autoridades del templo y los representantes del Imperio está vivo. Cuando les
preguntan, ellos sólo dan una respuesta: “Jesús
está vivo. Dios lo ha resucitado”. Su convicción es unánime e
indestructible.
Los seguidores de Jesús saben
que están hablando de algo que supera a todos los humanos. Nadie sabe por
experiencia qué sucede exactamente en la muerte, y menos aún qué le puede
suceder a un muerto si es resucitado por Dios después de su muerte.
Sin embargo, muy pronto logran
condensar en fórmulas sencillas lo más esencial de su fe. Son fórmulas breves y
muy estables, que circulan ya hacia los años 35 a 40 entre los cristianos
de la primera generación.
Esto es lo que confiesan: “Dios ha resucitado a Jesús de entre los
muertos”. No se ha quedado pasivo ante su ejecución. Ha intervenido para
arrancarlo del poder de la muerte. En todas las fórmulas, los cristianos hablan
de la “resurrección” de Jesús.
El
tercer día.
¿Por
qué se dice que Jesús “resucitó al tercer día, según las Escrituras”? En realidad, en el lenguaje
bíblico, el “tercer día” significa el
“día decisivo”. Después de días de sufrimiento y tribulación, el “tercer
día” trae la salvación. Dios siempre salva y libera “al tercer día”: él tiene
la última palabra; el “tercer día” le pertenece a él. Así podemos leer en el
profeta Oseas: “Vengan, volvamos a Yahvé,
él ha desgarrado, pero él nos curará; él ha herido, pero él vendará nuestras
heridas. Dentro de dos días nos devolverá a la vida, al tercer día nos
levantará y viviremos en su presencia” (Oseas 6,1-2).
Los primeros cristianos creen
que, para Jesús, ha llegado ya ese ha llegado ya ese “tercer día” definitivo.
El ha entrado en la salvación plena. Nosotros conocemos todavía días de prueba
y sufrimiento, pero con la resurrección de Jesús ha amanecido el “tercer día”.
¿En
qué consiste la resurrección de Jesús?
La
resurrección es algo que le ha sucedido a Jesús. Algo que se ha producido en
el crucificado, no en la imaginación de sus seguidores. Esta es la convicción
de todos ellos. La resurrección de Jesús
es un hecho real, no producto de su fantasía ni resultado de su reflexión.
Esta
resurrección no es un retorno a su vida anterior en la tierra. La resurrección no
es la reanimación de un cadáver. Es
mucho más. Nunca confunden los primeros cristianos la resurrección de Jesús
con lo que ha podido ocurrirles, según los evangelios, a Lázaro, a la hija de
Jairo o al joven de Naín. Jesús no vuelve a esta vida, sino que entra
definitivamente en la “Vida” de Dios.
Según los evangelistas, nos
dicen Jesús es el mismo, pero no es el
de antes; se les presenta lleno de vida, pero no le reconocen de inmediato;
está en medio de los suyos, pero no lo pueden retener; es alguien real y
concreto, pero no pueden convivir con él como en Galilea. Sin duda es Jesús, pero
con una existencia nueva.
Tampoco han entendido los
seguidores de Jesús su resurrección como una especie de supervivencia
misteriosa de su alma inmortal, al estilo de la cultura griega. Los discípulos nunca hablan de la
“inmortalidad del alma” de Jesús. El
resucitado no es alguien que sobrevive después de la muerte despojado de su
corporalidad. Ellos son hebreos y, según su mentalidad, El “cuerpo” es toda la
persona tal como ella se siente enraizada en el mundo y conviviendo con los
demás.
Cuando
Dios resucita a Jesús, resucita su vida terrena marcada por su entrega al Reino
de Dios, sus gestos de bondad hacia los pequeños, su vida truncada de manera
tan violenta, sus luchas y conflictos, su obediencia hasta la muerte. Jesús
resucita con su “cuerpo” que recoge y da plenitud a la totalidad de su vida
terrena.
El
sepulcro vacío
El relato del sepulcro vacío,
tal como está recogido al final de los escritos evangélicos, encierra un
mensaje de gran importancia: es un error
buscar al crucificado en un sepulcro; no está ahí; no pertenece al mundo de los
muertos. Es una equivocación rendirle homenajes de admiración y
reconocimiento por su pasado. Ha resucitado.
Hay que “volver a Galilea”
para seguir sus pasos: hay que vivir
curando a los que sufren, acogiendo a los excluidos, perdonando a los
pecadores, defendiendo a las mujeres y bendiciendo a los niños; hay que hacer
comidas abiertas a todos y entrar en las casas anunciando la paz; hay que
contar parábolas sobre la bondad de Dios y denunciar toda religión que vaya
contra la felicidad de las personas; hay
que seguir anunciando que el Reino de Dios está cerca.
¿Qué
tiene esto que ver con Panamá y su realidad?
Para ser claros y directos, se
trataría –para los cristianos- de seguir
el ejemplo de ese Jesús resucitado. Tal y como se concluye de lo dicho en
el párrafo anterior, si siguiéramos a Jesús resucitado, ya no permitiríamos
abusos entre nosotros como el de la isla Pedro González; no habría accidentes
absurdos sin explicación, como el de los ngäbe en Antón; no estaríamos hablando
de corrupción a todos los niveles del país; no debería haber tantos miles de
indígenas viviendo en pobreza; no tendríamos el escandalosamente desigual
acceso a recursos que vivimos actualmente; no habría las insultantes relaciones
por raza, género, etnia, tal como vivimos en nuestros días.
Para los cristianos en Panamá
y para todos los ciudadanos, hay un mensaje claro en esta fecha: Hablar de resurrección significa que con
Jesús es posible un mundo diferente, más amable, más digno y justo. Decir
otra cosa es falsear el evangelio.
EL PLAN DE EEUU PARA INTERVENIR A VENEZUELA
(documento
de Comando Sur): Operación Venezuela Freedom-2
*Creo que
este documento es la prueba como los desclasificados de Kissinger y el golpe a
Allende, señores estamos ante una manipulación a nivel continental, la masas
creen en los medios que siempre los manipularon, un ejemplo muy claro es Perú,
los medios que en los 90 apoyaron a Fujimori, en los últimos años no vieron a
Odebrecht, si ven a Venezuela, pero no ven a Paraguay, ni lo que pasa en
Argentina, pero si replican que en Siria supuestamente Bashar Al Assad atacó
con armas químicas a la población civil, repito estamos ante una manipulación a
nivel continental.
Este
documento del SouthCom (US Southern Command, conocido en Latinoamérica como
Comando Sur), fue revelado recientemente sin que el gobierno de Estados Unidos
haya desmentido su existencia.
Fase
precedente
Resumen
Ejecutivo
Tal como lo reseñó el general John
F. Kelly ante Comité Senatorial de Servicios Armados del Congreso de los EEUU,
el 12 de marzo del año 2015: “…Venezuela se enfrenta ahora a la inestabilidad
económica, social y política significativa debido a la rampante violencia, la
delincuencia y la pobreza, la inflación galopante, la grave escasez de
alimentos, medicinas y electricidad.
Violaciones de los derechos humanos
por las fuerzas de seguridad y continuada mala gestión del gobierno del país
están contribuyendo a un ambiente de incertidumbre, y grandes segmentos de la
población dice que el país va por el camino equivocado. Además, la caída de los
precios del petróleo y el deterioro económico generan condiciones que podrían
llevar al gobierno venezolano a recortar los programas de bienestar social y su
política exterior como el programa de subsidio de petróleo (Petrocaribe).
Más recortes a los programas de
bienestar social y la continua escasez que parecen inevitables, podría prever
un aumento de las tensiones y las protestas violentas, fomentando el presidente
Maduro y su partido una ola represiva adicional, como medidas contra los
manifestantes y la oposición…”.
Esta evaluación ha sido confirmada
por los últimos acontecimientos, situación que en el transcurso de 2015-2016 ha
empeorado ostensiblemente, debilitando aún más la administración de Maduro,
siendo uno de sus resultados la pérdida de apoyo electoral reflejado el 6 de
diciembre pasado.
La derrota en las elecciones y la
descomposición interna del régimen populista y anti-norteamericano recoge el impacto
exitoso de nuestras políticas impulsadas con fuerzas aliadas en la región en la
fase 1 de esta operación, entre las que destacan:
a) Poner en evidencia el carácter
autoritario y violador de los derechos humanos del gobierno de Maduro.
b) Empleo del mecanismo de la Orden
Ejecutiva (EXECUTIVE ORDER) como parte de una estrategia que puede justificar
el desarrollo de nuestra política, teniendo como justificativo legal la
Constitución y las leyes de Estados Unidos de América, incluida la Ley
Internacional de Poderes Económicos de Emergencia (50 USC 1701 y siguientes)
(IEEPA, por sus siglas en inglés), la Ley de Emergencia Nacional (50 USC 1601 y
siguientes) (NEA, por sus siglas en inglés), la Ley de Defensa de Derechos
Humanos y de la Sociedad Civil de Venezuela de 2014 (Ley Pública 113-278) (la
“ley de Defensa de Derechos Humanos de Venezuela”) (la “Ley”), la sección 212
(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 (8 USC 1182 (f)) (INA), y
la sección 301 del título 3 del Código de Estados Unidos, emitiendo nuestro
gobierno la “orden” donde se declara una emergencia nacional con respecto a la
amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política
exterior de Estados Unidos, representada por la situación en Venezuela.
c) Aislamiento internacional y
descalificación como sistema democrático, ya que no respeta la autonomía y la
separación de poderes.
d) Generación de un clima propicio
para la aplicación de la Carta Democrática de la OEA.
e) Colocar en la agenda la premisa
de la crisis humanitaria que permita una intervención con apoyo de organismos
multilaterales, incluyendo la ONU.
Por otro lado, los factores
democráticos han aprovechado estas circunstancias para crecer como fuerza a
pesar de las rivalidades y desunión en sus filas, ya que se mueven en su seno
diferentes intereses y puntos de vista.
Sin embargo, nuestra intervención
oportuna ha permitido delinear un camino para una salida rápida del régimen. Si
bien se está enarbolando el camino pacífico, legal y electoral, ha crecido la
convicción de que es necesario presionar con movilizaciones de calle, buscando
fijar y paralizar a importantes contingentes militares que tendrán que ser
dedicados a mantener el orden interno y seguridad del gobierno, situación que
se hará insostenible en la medida en que se desaten múltiples conflictos y
presiones de todo tipo. Inscrita en esa perspectiva, planteo examinar un conjunto
de recomendaciones para la segunda fase de la Operación Venezuela Freedom-2.
Desarrollo
de la Fase-2
Considerando los diversos aspectos
reseñados en el resumen anterior, esta Junta Evaluativa y nuestro componente de
operaciones especiales común (Componentes Operacionales del U.S. Southern Command:
Comando de Operaciones Especiales Sur, Joint Task Force-Bravo, Fuerza de Tarea
Conjunta Interagencial Sur – Jiatfs) involucrados en esta operación, debe
elevar un conjunto de recomendaciones que permita una planeación efectiva de
nuestra intervención en Venezuela, concebida como una operación de amplio
espectro, conjunta y combinada dentro del área de responsabilidad, priorizando
los conceptos estratégicos: fuerza decisiva, proyección de poder, presencia en
ultramar y agilidad estratégica (Joint Vision 2020, como un proceso de
actualización permanente de la doctrina militar) (que) continuarán rigiendo
nuestros esfuerzos donde se incorpore todos los instrumentos de autoridad
nacional, entre ellos, recursos diplomáticos, de información, militares, económicos,
financieros, de inteligencia y jurídicos.
Con esa dirección estratégica, los
aspectos que debemos evaluar a partir de los soportes informativos previos y
sus proyecciones, son el resultado de la labor conjunta entre la Agencia de
Inteligencia para la Defensa (DIA, que es nuestro organismo de adscripción) en
estrecha colaboración con otros entes de la Comunidad de Inteligencia (IC, por
sus siglas en inglés). Con estos fundamentos, traigo una agenda resumida (anexo
tienen ustedes los soportes documentales) para el análisis de una serie de
políticas que nos permitan abordar los diversos ámbitos (político y militar)
siendo necesario su desagregación en acciones específicas:
a) Con los factores políticos de la
MUD hemos venido acordando una agenda común, que incluye un escenario abrupto que puede combinar acciones callejeras y
el empleo dosificado de la violencia armada. Por supuesto, hay que seguir
impulsando como cobertura el referéndum o la enmienda que se apoya en el texto
constitucional y que sirve para censar, movilizar y organizar una masa crítica
para la confrontación. Por eso, también hay que enarbolar los artículos 333 y
al 350 que legitiman la rebelión.
Es indispensable destacar que la
responsabilidad en la elaboración, planeación y ejecución parcial (sobre todo
en esta fase-2) de la Operación Venezuela Freedom-2 en los actuales momentos
descansa en nuestro comando, pero el impulso de los conflictos y la generación
de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD
involucradas en el Plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una
intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y
medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para salir de
Maduro.
b) Bajo un enfoque de “cerco y
asfixia”, también hemos acordado con los socios más cercanos de la MUD,
utilizar la Asamblea Nacional como tenaza para obstruir la gobernanza: convocar
eventos y movilizaciones, interpelar a los gobernantes, negar créditos, derogar
leyes.
c) También en el plano político
interno hay que insistir en el gobierno de transición y las medidas a tomar
después de la caída del régimen, incluyendo la conformación de un gabinete de
emergencia, donde puedan incluirse sectores empresariales, jerarquía eclesial,
sindicatos, Ongs, Universidades.
d) Para arribar a esta fase
terminal, se contempla impulsar un plan de acción de corto plazo (6 meses con
un cierre de la 2 fase hacia julio-agosto de 2016), como señalamos, hemos
propuesto en estos momentos aplicar las tenazas para asfixiar y paralizar,
impidiendo que las fuerzas chavistas se pueden recomponer y reagruparse.
Hay que valorar adecuadamente el
poderío del gobierno y su base social, que cuenta con millones de adherentes
los cuales pueden ser cohesionados y expandirse políticamente. De allí nuestro
llamado a emplearnos a fondo ahora que se vienen dando las condiciones.
Insistir en debilitar
doctrinariamente a Maduro, colocando su filiación castrista y comunista
(dependencia de los cubanos) como eje propagandístico, opuesta a la libertad y
la democracia, contraria a la propiedad privada y al libre mercado. También
doctrinariamente hay que responsabilizar al Estado y su política contralora
como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez.
e) Mantener la campaña ofensiva en
el terreno propagandístico, fomentando un clima de desconfianza, incitando
temores, haciendo ingobernable la situación.
En esto es importante destacar todo
lo que tiene que ver con desgobierno: las fallas administrativas, la afectación
con los altos índices de criminalidad y la inseguridad personal. En este
terreno el gobierno está a la defensiva y muestra signo de agotamiento, con un
discurso que cada día tiene menos credibilidad. Los análisis evidencian que se
ha conformado una corriente de opinión incrédula y apática en torno a las
promesas del llamado “Socialismo del siglo XXI”, existiendo en los jóvenes,
fundamentalmente, una creciente identidad con nuestra forma de vida e ideales.
De esta manera contamos con un piso
sólido para nuestra seguridad e intereses económicos y nuestros valores
políticos. EEUU quiere una Venezuela próspera para todos, asentada sobre una
base de valores compartidos, con un gobierno eficiente, una democracia
representativa y una economía abierta de mercado. Estos avances en los actuales
momentos son el resultado de nuestras campañas propagandísticas, pero no
podemos obviar el peso de la crisis como dato empírico que la detona y
refuerza.
f) Por esto, particular importancia
tiene la explotación de los temas como la escasez de agua, de alimentos y de
electricidad, teniendo este último aspecto un carácter grave para el gobierno,
ya que la sequía ha generado una amenaza de colapso de los embalses y debemos
prepararnos para explotarlo al máximo desde el punto de vista político,
reforzando la matriz mediática que ubica la crisis eléctrica como
responsabilidad exclusiva de Maduro.
g) Especial interés adquiere, en
las actuales circunstancias, posicionar la matriz de que Venezuela entra en una
etapa de CRISIS HUMANITARIA por falta de alimentos, agua y medicamentos, hay
que continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está “cerca del
colapso y de implosionar” demandando de la comunidad internacional una
intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas.
h) Al mismo tiempo, en el plano
internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal
como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA y
los ex-presidentes, encabezado por el ex-secretario de la OEA, César Gaviria
Trujillo, pudiendo contar con algunos nexos con la Alianza Parlamentaria
Democrática de América a quienes hemos sumado a la compaña en desarrollo.
Conjugar estas iniciativas con la citada figura de las “emergencias
humanitarias” que permita construir alianzas con otros países que están en el
área de influencia del Comando Sur. Más adelante nos referiremos a este
aspecto.
Aquí se hace relevante la
coordinación entre organismos de la Comunidad de Inteligencia (IC) y otras
agencias como las organizaciones no gubernamentales (ONGs), corporaciones
privadas de comunicación como la SIP y diversos medios privados (TV, Prensa,
Redes, circuitos radiales). En esto juega un rol preponderante el enlace en
Venezuela Tenney Smith, de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA),
quien con Rita Buck Rico de la sección de asuntos políticos, tienen una
cubierta en la Embajada de Caracas y deben ser apoyados con un contingente de
inteligencia mayor.
i) No se puede dejar a un lado el
esfuerzo que hemos venido haciendo para vincular al gobierno de Maduro en la
corrupción y el lavado de dinero. En esto debemos apoyarnos en el trabajo que
vienen haciendo las Unidades de Inteligencia Financiera (Grupo Egmont), el
Grupo de Acción Financiera (GAFI) y el Comité de Expertos sobre la Evaluación
de medidas contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo
(MONEYVAL).
Estos son organismos intergubernamentales
cuyo propósito es el desarrollo y la promoción de políticas nacionales e
internacionales para combatir el lavado de dinero y la financiación del
terrorismo. El GAFI, por ejemplo, actualmente cuenta con 36 miembros que
comprende 34 países, quienes pueden aportar datos y proporcionan información
para demostrar la vinculación de los personeros del gobierno de Maduro
sumariados en la Orden Ejecutiva. En estas coordenadas, hay que desarrollar
campañas mediáticas con los testigos protegidos que colaboran con la aplicación
del decreto del 9 de marzo de 2015.
j) En otro ámbito, tenemos que prestarle
atención a la cuestión militar. Si bien hasta ahora ha resultado exitosa la
campaña que hemos impulsado para disuadir y ganar adeptos en sectores institucionalistas
(Generales apegados a la ley, quienes han garantizado el reconocimiento de la
oposición y han trazado una línea de no emplear la represión contra
manifestaciones) existe una alta probabilidad que los mandos identificados con
el chavismo duro ofrezcan resistencia, sobre todo en unidades élites que
históricamente se han alineado con el régimen. Por eso, hay que sostener el
trabajo de debilitar ese liderazgo y anular su capacidad de mando.
k) Lectura similar es necesario
hacer en relación al empleo que va a hacer el gobierno de las llamadas milicias
y colectivos armados. La presencia de este personal combatiente y fanatizado en
las ciudades priorizadas en el plan, se convierten en obstáculos para las
movilizaciones de calle de fuerzas aliadas y grupos opositores, siendo también
un impedimento para el control efectivo de instalaciones estratégicas. De allí
la demanda de su neutralización operativa en esta fase decisiva.
l) Si bien en este terreno foco de
la situación militar no podemos actuar ahora abiertamente, con las fuerzas
especiales aquí presente hay que concretar lo ya anteriormente planificado para
la fase 2° (tenaza) de la operación. Los entrenamientos y aprestos
operacionales de los últimos meses, con la Fuerza de Tarea Conjunto Bravo en la
base de Palmerola, en Comayagua, Honduras, la Fuerza de Tarea Conjunta
Interagencial Sur –Jiatfs, permite colocar tales componentes en condiciones de
actuar rápidamente en un arco geo-estratégico apoyado en las bases militares de
“control y monitoreo” en las islas antillanas de Aruba (Reina Beatriz) y
Curazao (Hato Rey); en Arauca, Larandia, Tres Esquinas, Puerto Leguízamo,
Florencia y Leticia en Colombia; todo ello como Lugar de Operaciones de
Avanzada (FOL con proyecciones sobre la región central de Venezuela donde se
concentra el poderío político-militar).
En este aspecto debemos mantener la
vigilancia electrónica sobre esta zona de influencia, sobre todo en la fachada
atlántica, manteniendo las incursiones de los RC-135 COMBAT equipados con
sistemas electrónicos que han permitido recientemente recolectar inteligencia,
interceptar y bloquear comunicaciones, tanto del gobierno como de contingentes
militares (Ver informe confidencial respectivo). También se debe poner OK el
Primer Batallón 228 del Regimiento del Aire con sus 18 aviones y los
helicópteros UH-60 Blackhawk y CH-47, aproximándolos al terreno,
preferiblemente las instalaciones de Hato Rey en Curazao. Ya hemos establecido
las directivas y órdenes vinculantes.
En estas 12 recomendaciones están involucrados
aspectos políticos, económicos y militares que son parte de planes estratégicos
de nuestro gobierno, las cuales vienen siendo impulsados por múltiples agencias
y a los que se apega el U.S. Southern Command.
En correspondencia con esa guía de
planeamiento, he enfocado mis esfuerzos en cuatro áreas principales: garantizar
que seguimos siendo el primer socio de seguridad de elección en este
hemisferio; profundizar en la colaboración entre las agencias generando
confianza, plataforma de innovación para el Departamento de Defensa y
planificación de operaciones críticas y transregionales como esta Operacion
Venezuela Freedom-2 donde se involucran comandos combativos y socios
interagenciales.
Vamos a seguir construyendo
alianzas que protegen nuestros intereses, defender nuestro territorio, defender
el bien común mundial, y avanzar la seguridad, el buen gobierno, frente a las
amenazas como las que presenta el régimen opresivo de Venezuela. Por esto en la
planificación hay cuestiones particulares que nos atañen, donde debemos
elaborar planes específicos que operacionalicen las recomendaciones, tal como
se reseñan en los apartados y documentos anexos, siendo la tarea del día de
esta Junta Evaluativa, por lo que ordeno la mayor atención y esfuerzo en la
reunión.
Almirante
Kurt W. Tidd
Comandante U.S.
Southern Command (SouthCom)
25 de febrero de 2016
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