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Para estudiar a Martí
“Y temas así, -culminantes y durables,
y de valor humano.”
José Martí, 1895[1]
Pocas tareas del campo del saber son tan complejas y demandantes como el estudio de un autor en su obra. Al respecto, Antonio Gramsci nos legó una detallada reflexión sobre las dificultades y tareas del estudio de la obra de Carlos Marx, a quien llamaba el fundador de la filosofía de la praxis.[2] Mucho de lo allí planteado tiene plena validez para el caso de otros autores de trayectoria y obra tan complejas como nuestro José Martí.
Para Gramsci, el estudio del nacimiento “de una concepción del mundo que no ha
sido expuesta sistemáticamente por su fundador (y cuya coherencia esencial
[debe buscarse en] todo el desarrollo de la diversa labor intelectual, en la
que están implícitos los elementos de la concepción),” demanda en primer
término “una labor filológica minuciosa y llevada a cabo con el máximo
escrúpulo de exactitud, de honestidad científica, de lealtad intelectual, de
rechazo de todo prejuicio, apriorismo o partidismo.”
Esto requiere “reconstruir
el proceso de
desarrollo intelectual del pensador en cuestión para identificar los elementos
[…] que han sido asumidos como pensamiento propio,” pues sólo ellos constituyen
“momentos esenciales del proceso de desarrollo.” Esta selección, además, puede
/ debe hacerse para períodos más o menos largos, que permitan apreciar el
papel “de doctrinas y teorías parciales por las que el pensador puede haber
tenido, en ciertos momentos, simpatía hasta haberlas aceptado provisionalmente
y haberse servido de ellas para su labor crítica o de creación histórica y
científica.”
El estudioso, dice Gramsci, conoce por
propia experiencia que toda nueva teoría estudiada con “heroico furor” durante
cierto tiempo, “atrae por sí misma, se adueña de toda la personalidad y es
limitada por la teoría sucesivamente estudiada hasta que se establece un
equilibrio crítico y se estudia con profundidad pero sin rendirse en seguida a
la fascinación del sistema o del autor estudiado.” Y estas observaciones,
añade,
valen tanto más cuanto que el pensador en
cuestión es más bien impetuoso, de carácter polémico, falto del espíritu
de sistema, cuando se trata de una personalidad en la cual la actividad
teórica y la práctica están indisolublemente ligadas, de un intelecto en
continua creación y en perpetuo movimiento, que siente vigorosamente la
autocrítica del modo más despiadado y consecuente.
Ante estas circunstancias, dice, la labor debe incluir la reconstrucción de la biografía del autor “no sólo en lo que concierne a la actividad práctica sino, especialmente, en lo relativo a la actividad intelectual” y debe procurar el registro de “todas las obras […] por orden cronológico, dividiéndolo según motivos de tipo intrínseco: de formación intelectual, de madurez, de dominio y aplicación del nuevo modo de pensar y de concebir la vida y el mundo.” En esta tarea, la investigación “del leit-motiv, del ritmo del pensamiento en desarrollo tiene que ser más importante que las afirmaciones aisladas y casuales o que los aforismos separados.”
A lo anterior se agrega distinguir entre
las obras que el autor “ha llevado a término y ha publicado y las que han
permanecido inéditas por incompletas y han sido publicadas por algún amigo o
discípulo, no sin revisiones, reelaboraciones, cortes, etc., es decir, no sin
una intervención activa del editor.” El contenido de esas obras” dice, debe
ser encarado “con mucha discreción y cautela, porque […] no se puede
considerar definitivo; no es más que un material en proceso de elaboración,
provisional” y no se puede excluir “que el autor repudiase totalmente o en
parte o no considerase satisfactorias estas obras, especialmente si hacía
mucho tiempo que las estaba elaborando y no se decidía nunca a completarlas.”
En el caso de Marx, Gramsci se refiere
directamente a la edición por Engels de los tomos II y III de El Capital,
tras la muerte de aquel. En el de Martí, podría remitirse tanto a sus Cuadernos
de Apuntes, que incluyen el resumen, en ocasiones muy detallados, de libros
sobre historia de América y filosofía que no llegó a escribir, pero que ofrecen
elementos de enorme interés para abordar el proceso de formación y las
transformaciones de su pensar, como a las instrucciones que dejó a Gonzalo de
Quesada el 1 de abril de 1895 para el ordenamiento y publicación de sus
escritos.[3]
En el caso de la correspondencia, de tan
decisiva presencia en la obra martiana, Gramsci recomienda “cierta cautela” en su
estudio, dado que
La vivacidad estilística de las cartas, aunque sea a menudo más eficaz, artísticamente hablando, que el estilo más mesurado y ponderado de un libro, puede dar lugar a deficiencias en la argumentación; en las cartas, al igual que en los discursos y en las conversaciones, se verifican con más frecuencia «errores lógicos»; la mayor rapidez del pensamiento va, a menudo, en detrimento de su solidez.
Y a esto se agrega, en Martí, que la abundancia de su labor epistolar no tiene un verdadero equivalente en la documentación de la correspondencia recibida.[4]
Lo planteado por Gramsci tiene además especial importancia cuando el objeto de este estudio hace parte del de la formación y las transformaciones de la geocultura del moderno sistema mundial. En lo más usual, estamos habituados a considerar ese proceso desde la perspectiva en que lo prsentara el Manifiesto Comunista, de 1848. Allí, Marx y Engels, tras señalar que la burguesía, “al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita”, plantean que ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal.[5]
El hecho en sí es indudable. Sin embargo, hoy diríamos que si alguna vez esta observación tuvo un carácter eurocéntrico, el desarrollo del mercado mundial – y la crisis global que hoy lo aqueja – permiten entender a esa geocultura como el producto de aquella interdependencia universal de los fenómenos, que algunos han considerado como la cuarta ley de la dialéctica.
Es en esa perspectiva como mejor cabe
apreciar la universalidad de Martí. Ella aparece ya expresada en la plenitud de
su fulgor en 1891, cuando en su ensayo Nuestra América – que es como el
acta de nacimiento de nuestra contemporaneidad – advierte que entre nosotros “No hay batalla entre la civilización y la barbarie,
sino entre la falsa erudición y la naturaleza”, y que es urgente conocer esto
porque
Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. […] Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.[6]
Siendo martianos, somos auténticos, que es hoy la única forma de ser universales. De eso trata el estudio de Martí: de encontrar el camino que nos permite partir de nosotros mismos al encuentro con la Humanidad entera.
Alto Boquete, Panamá, 20 de marzo de 2023
[1] “Testamento literario.” https://es.wikisource.org/wiki/Carta_a_Gonzalo_de_Quesada
[2] Gramsci, Antonio (1967): Introducción
a la filosofía de la praxis. Selección y traducción de J. Solé Tura.
Nueva Colección Ibérica. Ed. Península, Barcelona, 1967. Selección hecha
sobre la Antología degli scritti de Antonio Gramsci. ® Instituto
Gramsci, Roma
https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/11/introduccion-a-la-filosofia-de-la-praxis.pdf
[3] Carta a Gonzalo de
Quesada, cit. El ordenamiento escogido fue temático, no cronológico. Este
último es el utilizado por la Edición Crítica de las Obras Completas de José
Martí – de 29 tomos ya, y aún en curso de producción por el Centro de
Estudios Martianos en La Habana, Cuba.
[4] Al respecto, la antología Destinatario José Martí (2005),
editada por Luis García Pascual y publicada por la Casa Editora Abril, La
Habana, tiene el mayor interés en lo que hace a su vida personal antes que en
lo relativo a su vida política e intelectual.
[5] Marx, Karl y Engels, Friedrich (1848): El Manifiesto
Comunista. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
[6] “Nuestra América”. La Revista Ilustrada, Nueva York y El Partido Liberal, México, 1 y 30 de enero de 1891. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VI, 17-18.
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¿Dónde estamos como sociedad en América Latina?
La expansión territorial es una de la característica más importante del desarrollo histórico de los Estados Unidos que amplio el crecimiento económico registrado en el Istmo y en todo el Caribe. Producto de la denominada fiebre de oro que trajo como consecuencia la construcción de una vía férrea la construcción representó una verdadera hazaña de ingeniería que trajo prosperidad pero choques raciales.
A pesar de esto los Estados Unidos no han hizo otra cosa que ampliar su beneficio a costa de los demás amparados en el destino manifiesto en América Latina.
En el mundo actual de la sociedad de la información y existiendo un nuevo movimiento de Orden Mundial, surge como alternativa al paralelismo entre mentalidad civilizadora del trópico y los temas de seguridad deconstruir los tradicionales paradigmas.
El expansionismo que apunta a la creciente demanda de bienes de consumo o de capitales dentro del Estado busca expandirse y considera viable instaurar mecanismos internacionales de traslados de deudas de conciudadanos a los países tercermundistas.
Es necesario aclarar que la expansión territorial norteamericana fue algo más que un simple proceso de crecimiento territorial, pues estuvo asociada a elementos de tipo cultural, político y también en un elemento vital en la historia de los Estados Unidos; presente desde el mismo momento de la fundación y considerado un elemento esencial del destino manifiesto.
No debemos olvidar que formo parte de un proceso histórico más amplio, y que durante ese periodo se lanzaron a explorar y conquistar, dando forma a la presencia ideológica por medio del caos de la informalidad de la ocupación y la migración.
Estos temas no deben buscar culpables en el imperio, sino trasladar los esfuerzos de la miseria humana y la persecución política en afincar la institucionalidad en América Latina.
Autor: Dumas Myrie S.
Docente
REFERENDUM PARA LA MINERÍA
Por: Miguel Antonio Bernal V.
La participación ciudadana, prerrequisito en nuestros días para poder hablar de democracia, De lo contrario se está atentando contra uno de los principales derechos políticos del ciudadano, que es la fuente del poder público.
El autoritarismo imperante,
amparado en la constitución militarista impuesta desde hace 50 años en nuestro país, encuentra
sustento al mantener la errada creencia de que el ejercicio del voto es un
derecho y un deber, exclusivamente para que participe en la designación de sus
representantes en el gobierno del Estado: representantes de corregimientos,
alcaldes, diputados, presidente.
Se ha dejado de , en esta
democracia amputada y secuestrada en la que vivimos, el derecho ciudadano a
participar en la toma de decisiones de interés general, a través de medios de
democracia directa que les son inherentes como ciudadano, tales comno la
revocatoria de mandato, los cabildos, las consultas populares, las asambleas
ciudadanas, el plebiscito y el referéndum, entre otros.
Un instrumento básico de
participación ciudadana lo es, hoy por hoy, el referéndum o referendo, que es
un derecho político a través del cual los ciudadanos intervienen en forma
directa, para expresar su voluntad en cualquier asunto público que pueda
afectar al Estado.
En un asunto de tamaña
trascendencia, como lo es el tema de la explotación minera en Panamá y, en el
caso concreto del contrato firmado por el gobierno panameño con la minera First
Quantum, a espaldas de la ciudadanía, se impone entonces que exijamos la
realización de un referéndum para que, a través del mismo, y en uso de nuestros
derechos derechos políticos, podamos los panameños todos, decidir participativa
y democráticamente lo relativo a la explotación de nuestros recursos minerales.
Aún estamos a tiempo de
redoblar nuestros esfuerzos, para lograr la participación ciudadana en la
decisión que nos busca imponer el autoritarismo gobernante y que va, claramente
en contar de nuestros intereses como país, como panameños.
La Actitud Cristiana en la Semana Santa
Por: Rev. Manning Maxie Suárez +
"En esta Semana Mayor, será bueno reflexionar sobre ¿cómo nos podemos mantener cerca de nuestro Señor Jesús".
En esta
Semana Mayor 2023, que inicia en la semana del 3 al 9 de abril, será bueno
reflexionar sobre ¿cómo mantenernos cerca de nuestro Señor Jesucristo, en un
mundo tan secularizado y apartado de Dios? Esta pregunta no es nueva para la
fe, lo importante tal vez, es cómo nos mantenernos en la fe con fuerza,
positivismo y alegría.
La
Iglesia cristiana en general, nos enseña que, entre más nos descuidamos en
nuestros “compromisos” hechos a Dios en el día que fuimos bautizados, estamos más
vulnerable a las situaciones de pecado. Es decir, al no asumir con amor y
libertad ese “pacto bautismal”, nos colocamos automáticamente en una posición
de fragilidad y nuestra salvación personal se puede encontrar comprometida.
El
cumplimiento del pacto bautismal es la clave para mantenernos cerca de Jesús;
recordemos sus palabras cuando nos dice “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre
es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da
uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las
palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una
rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera,
ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid, y
ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho
fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada”. (Juan 15:1-5).
Permanecer
en Jesús es la clave de las respuestas a nuestras oraciones personales
dirigidas a Dios Padre: ‘Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen
fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará'. (Juan 15:7). Pidamos más fe.
Así
podemos señalar que existen varias herramientas para lograr estar unidos a
Jesús, señalemos cuatro herramientas. Estas herramientas yo las identifico como
los cuatro puntos cardinales del mantenerse en la presencia permanente de Jesús,
son: la Oración personal, el cumplimiento del Pacto Bautismal, la Vida
Sacramental y la Conversión diaria.
No cabe
duda, que para los cristianos, la oración es la llave por excelencia de
comunicación del hombre con Dios; es a través de esta acción sencilla del
hombre con la ayuda del espíritu de Dios, que el mismo permite un canal directo
para unir ambas naturalezas en una sola y misteriosa realidad. Cuando un hombre
en lo profundo de su ser se dispone a orar con sinceridad y verdadera humildad,
las puertas del cielo se abren de par en par, para ser escuchado por lo
sagrado.
“Orar
es comunicarse”, hay un emisor y existe un receptor, normalmente en
nuestras oraciones personales tomamos el papel de emisor, pero tenemos también que
asumir ese papel de receptor, en quietud y callados en esa oración para que nos
convirtamos en recipientes de lo que la otra voluntad desea decirnos. En
nuestro caso específico, oramos a Dios para gozar de su presencia en constante
adoración espiritual. Nuestra mente y espíritu se abren a la acción directa de
Dios sobre nosotros; queremos “ser de Dios”, queremos que “Dios nos posea”;
queremos “ser todo suyo”, queremos ser poseídos por su espíritu bendito. Pero
también queremos que ese Espíritu de Dios nos guíe, nos ilumine, se derrame
sobre nosotros para que lo imposible sea una verdad en nuestras vidas y esto es
la santidad.
La
oración reflejada en la vida de los hombres y mujeres de la Biblia, por
ejemplo, se puede describir de muchas maneras, desde la adoración hasta la
misma agonía son descriptibles en ella, pero una cosa si es cierta, tienen un
común denominador: contemplan a Dios, en esa comunicación, con suma confianza,
respeto y lo consideran como un amigo respetable, donde su palabra se escucha y
no se cuestiona, ni se pone en tela de juicio; para ellos Dios no es solamente
lo santo, sino que es el único Dios amigo y verdadero a donde se puede acudir
en todo momento de súplica. Súmase a esto el regocijo de saberse salvados y acrecentada
la esperanza de una redención total y final gracias a esta amistad.
Nuestra
oración y vida en esta semana santa deberá contener estos elementos
fundamentales: fe, confianza, compromiso evangélico, bendición, esperanza y sentido
de salvación. La oración será siempre la clave en nuestra vida de fe, ella
finalmente nos fortalecerá enormemente: “No dejen ustedes de orar: rueguen y
pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin
desanimarse, y oren por todo el pueblo santo” (Efesios 6.18ss.).
Que en
esta Semana Santa 2023 podamos, contemplar la vida, pasión y muerte de nuestro
Señor Jesucristo, a través de una oración profunda y contemplativa y la praxis
de la fe basada sobre todo en el amor de Dios.
SACERDOTE
Fundador de Quorum Teológico
Hoy, como anteayer…
Por: Guillermo Castro H.
“Individuos que producen en sociedad, o sea
la producción de los individuos socialmente
determinada:
este es naturalmente el punto de partida.”
Karl Marx, 1857[1]
Hoy empezamos nuevamente a entender en que los conceptos y categorías de una época no bastan ya para explicar los cambios que ocurren en la subsiguiente como resultado del desarrollo de las contradicciones que albergaba aquella. Esto tiene especial importancia para quienes nos formamos en y para las realidades de nuestra América entre las décadas de 1960 y 1970, al calor helado de la Guerra Fría.
Hoy es bueno recordar, por ejemplo, las formas en que ocurrió nuestro encuentro
primero con Marx, cuya obra ve renovarse su atractivo y su importancia en
nuestro tiempo. En aquel entonces, era
usual que ese encuentro se iniciara con la lectura del Manifiesto Comunista, de 1848, en los
últimos años de la educación secundaria o los primeros de la universitaria. A
esto solía suceder una lectura de las Tesis sobre Feuerbach, de 1845, y
de allí, con algo de orientación, se pasaba al “Prólogo” de su Contribución
a la Crítica de la Economía Política, de 1859, en uno de cuyos párrafos se
encuentra una breve síntesis del materialismo histórico.
A partir de
allí, se iba a la exploración de la dimensión política del papel de la lucha de
clases como expresión de las contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y el de las relaciones de producción, con la lectura de El 18
Brumario de Luis Bonaparte, de 1852. La Crítica del Programa de Gotha,
de 1875, permitía un primer asomo a las diferencias entre la fase socialista y
la comunista en la transformación del mundo y, por último, ya con una
curiosidad más o menos informada, en la primera madurez se llegaba a la lectura
del primer tomo de El Capital, publicado en 1867.[2]
Ese
aprendizaje tenía lugar además en una circunstancia de disputas entre ismos que
reducían todo problema a su propia capacidad explicativa, mientras se
descalificaban entre sí con singular ferocidad. Hoy podríamos decir que el
principal beneficiario final de esas disputas vino a ser nuestro liberalismo,
que logró convertir al marxismo de entonces en su propia izquierda, primero,
para diluirlo después en aquella socialdemocracia forjada (Marx dixit)
limando “la punta revolucionaria” de las reivindicaciones sociales del
proletariado para darles un “giro democrático”, mientras a las
exigencias democráticas de la pequeña burguesía se les despojaba “de la forma
meramente política” y se afilaba “su punta socialista”, con lo cual sus
adherentes pasaron a “exigir instituciones democrático-republicanas, no para
abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para
atenuar su antítesis y convertirla en armonía.”[3]
Con todo, nada de esto excluyó la formación de luchadores y
polemistas que desarrollaron una lucha incesante contra el neocolonialismo, la
explotación de los trabajadores y la desigualdad en sociedades en las que los
males del capitalismo se veían agravados por las insuficiencias y distorsiones
de su desarrollo. De aquellas luchas, con todas sus desventuras y sobre todo
con sus venturas, podemos obtener hoy al menos tres experiencias de
aprendizaje.
La más elemental consiste en que conoce uno mejor a Marx cuando sigue
el desarrollo de su pensar. En primer lugar, por supuesto, ordenando la lectura
de sus textos en su secuencia temporal. Y, en segundo, otorgando mayor
importancia a aquellos que nos permiten comprender las transiciones en el
desarrollo de ese pensar.
Tal es por ejemplo el caso de la Introducción de 1857 a las
labores preparatorias para la elaboración a su Contribución a la Crítica de
la Economía Política, ya mencionada. Marx, al decir de Umberto Curi,
redactó ese breve texto para facilitar su propio paso a la madurez de su pensar,
del que vendría a resultar el esbozo (Grundrisse) de su análisis en
profundidad del capital, que abrió camino al proceso que desembocaría en el
primer tomo de El Capital una década después.
Otra experiencia de aprendizaje es la que nos lleva a distinguir entre
la actualidad de lo planteado por Marx en los 38 años que van de sus Tesis
sobre Feuerbach a su muerte en 1883, y la vigencia del pensar de sus años
de madurez, contados -digamos- a partir de la publicación de su obra mayor. La
vigencia de ese pensar se expresa ya entre fines de la década de 1920 y
mediados de la siguiente en la elaboración por Antonio Gramsci de una filosofía
de la praxis que sintetiza de modo admirable las dimensiones dialéctica e
histórica del materialismo de Marx. Con eso, facilitó la tarea de llevar a un
nuevo nivel de complejidad las expresiones culturales y políticas que van
abriendo paso a la posibilidad de trascender, además, al liberalismo como
geocultura y al capital mismo modalidad de organización de “la producción de
los individuos socialmente determinada” a que se refiere Marx en su Introducción
de 1857.
Gramsci, en efecto, elabora la dimensión política del pensar de Marx
como intelectual orgánico del proletariado Noratlántico en la segunda mitad del
XIX, pensador y organizador a un tiempo. Lo hace, además, de un modo que
facilita la tarea de conocer y comprender las raíces históricas de ese pensar.
La filosofía de la praxis, dice Gramsci, “presupone todo el
pasado cultural, el Renacimiento y la Reforma, la filosofía alemana y la
Revolución Francesa, el calvinismo y la economía clásica inglesa, el
liberalismo laico y el historicismo, que es la base de toda la concepción
moderna de la vida.” Ella es, en suma,
la coronación de todo este movimiento de
reforma intelectual y moral, dialectizado en el contraste entre cultura popular
y alta cultura. Corresponde al nexo reforma protestante más Revolución
Francesa; es una filosofía que también es una política que también es una
filosofía.[4]
Ese planteamiento ayuda a entender que entre nosotros la obra de
Gramsci haya desempeñado un papel tan importante en la revitalización de la
lucha por transformar el mundo. Así lo entendía por ejemplo Armando Hart –
martiano combatiente y maestro de martianos – al señalar, desde la experiencia
de la revolución cubana, que las raíces desde las cuales cabría plantear la
formación y el desarrollo de aquel socialismo indoamericano intuido por José
Carlos Mariátegui en la década de 1920 incluían a la obra de José Martí, a la
visión de lo popular revolucionario en Ernesto Guevara, y a la Teología de la
Liberación.[5]
Desde allí cabe comprender con especial riqueza los términos del
encuentro entre el pensar de Marx y nuestra propia cultura política, tal como
lo expresara el propio Martí en la plenitud de su madurez, al decirnos que
Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al
conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. […] Los políticos
nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras
repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y
calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más
orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.[6]
Desde allí, en verdad, hoy como anteayer hemos dicho
basta, y echado a andar.
Alto Boquete, Panamá, 16 de marzo de 2023
[1] Marx, Karl (1857): Introducción General a la
Crítica de la Economía Política. Introducción de Umberto Curi. Siglo
XXI, México, 1974, p. 33.
https://proletarios.org/books/Marx-Introd_gral_a_la_critica_de_la_economia_politica.pdf
[2] Esa trayectoria
puede ser contrastada hoy, por ejemplo, con la que ofrece la Antología de
Karl Marx. Selección e introducción de Horacio Tarcus, ublicada por Siglo
XXI en 2015, y que para 2019 tuvo su tercera edición, que se remonta a textos
de Marx escritos desde la izquierda hegeliana en la primera mitad de la década
de 1840, y presenta varios de los textos clásicos aquí mencionados en un orden
cronológico que facilita comprender el desarrollo del pensar del autor a través
de lo pensado y planteado en dichos textos.
[3] Marx, Karl (1852): El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Capítulo III. Fuente: C.
Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, Editorial Progreso,
Moscú 1981, Tomo I, páginas 404 a 498. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm
[4] Gramsci, Antonio,
(2003: 93-94) El Materialismo Histórico y la Filosofía de Benedetto Croce.
Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires. Traducción de Isidoro Flambaun. “II:
Algunos problemas para el estudio de la filosofía de la praxis”.
[5] Conversación
personal, en la sede del Programa Martiano, del cual era director, en algún
momento de la década de 1990. Se cita de memoria, y en conciencia de los
riesgos que ello implica.
[6] “Nuestra América”. La América, Nueva York, y El
Partido Liberal, México, el 1 y 30 de enero de 1891, respectivamente. Obras
Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VI, 18.
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Reseña histórica del distrito de Chagres
El distrito de Chagres fue fundado en el periodo colombiano, el 1 de octubre de 1851. Su historia se remonta a los tiempos indígenas, de la que queda poca información. Esta zona geográfica, empieza a tener mayor relevancia, a fines del siglo XVI, cuando Juan Bautista Antonelli, al servicio de España, empieza a notarse junto con Portobelo y Panamá, un verdadero sistema de fortificaciones, para defender el paso transístmico, de los constantes ataques de los piratas. No era para menos, porque allí se encuentra la desembocadura del río Chagres, acceso fluvial desde el Caribe panameño, de la ciudad de Panamá, en tiempos coloniales.[1]Primero empezó construyendo un pequeño fuerte el peñón, ubicado en la boca del río. Hubo otras construcciones asociadas a este primer fuertecillo en el Chagres, sin embargo, no se le tomó muy en serio, hasta que en 1671, Henry Morgan, logra sobrepasar con sus hombres exitosamente al destacamento español, asignado a defenderlo y enrumba a Panamá, logrando atacarla también de manera exitosa a fines de enero de ese mismo año. Antes de este infausto hecho, se pensaba que la mayor amenaza pirática estaba en el lado Caribe, y no se imaginaba que alguien fuese capaz de atacar Panamá, viniendo desde el Caribe, pero eso fue exactamente lo que sucedió. Se reconstruye el fuerte de San Lorenzo, pero en 1740, el vicealmirante Edward Vernon va a Portobelo, luego se dirige a San Lorenzo y bombardea el fuerte sin piedad, desde la una de la tarde hasta las once de la mañana del día siguiente.[2] En 1742, por si fuera poco, Vernon regresa a la boca del río Chagres, para ocupar la fortaleza y avanzar hacia la ciudad de Panamá, imitando a Henry Morgan. Pero él abandona su proyecto. Entre 1744 y 1749, el presidente Dionisio de Alcedo con ayuda del ingeniero Nicolás Rodríguez, hicieron nuevas inspecciones al fuerte de San Lorenzo. Luego se hacen las respectivas remodelaciones.[3]
Él ingeniero Nicolás Rodríguez es el
encargado de remodelar nuevamente el fuerte de San Lorenzo entre 1761 y 1768. A
mediados del siglo XIX, con la llegada de la Fiebre del Oro, causada por el
descubrimiento de oro en California, empieza a incrementarse la llegada de
extranjeros, especialmente estadounidenses a la desembocadura del río Chagres,
estos tienen que lidiar con un sistema de transporte transístmico que no era ni
la sombra de lo que fue en tiempos de los españoles.[4] Cuando estos llegaban, los viajeros pagaban a remeros
para que los llevasen a tierra firme en canoas conocidas como bongos. Una vez
en tierra, volvían a contratar remeros que los llevasen en bogas a través del
río Chagres hasta el pueblo de Gorgona, que ya no existe, o si se podía hasta
Cruces. Pronto se produjeron altercados violentos entre los habitantes del
pueblo de Chagres, que ya existía en tiempos coloniales y los viajeros por
precios, diferencias de cultura, racismo etc. La convivencia se volvió tan
insoportable, entre ellos, que los foráneos fundaron su propio pueblo, enfrente
de Chagres, al cual simplemente llamaron "American Town". Incluso,
extranjeros empezaron a desempeñarse como boteros, lo cual traería la
correspondiente enemistad de parte de los chagreños.
La construcción del ferrocarril
había empezado primeramente, teniendo en mente a Chagres, como terminal norte,
pero esta fue pronto desechada y se escogió a la isla de Manzanillo, la futura
Colón, para esta sede. Esto provocó la completa decadencia de Chagres. La
construcción del Canal de Panamá requirió la edificación de la enorme represa
de Gatún, imposibilitando, que se pueda utilizar como ruta de acceso fluvial,
tierra adentro. Además de esto, el pueblo de Chagres no estaba originalmente
contemplado dentro de la Zona del Canal de Panamá, esta se expandió en 1916 e
incluyó la boca del río Chagres y por añadidura el pueblo. Para ese entonces,
este nada más tenía unas 96 casas y de 400 a 500 habitantes. Sus habitantes
fueron removidos del área y reubicados en Nuevo Chagres, que es la actual sede
del distrito. Queda en la costa Caribe colonense y según el último censo de
población registrado en el 2010, tenía una población de 499 personas. Está
situado a 13.2 km. al suroeste del antiguo Chagres. Palmas Bellas, un pueblo
del distrito, sufrió una fuerte inundación en el 2012, que dañó muchas casas y
derrumbó su antiguo puente que ya fue reemplazado.[5] La Costa Abajo, que es la región situada al oeste de
Colón, donde se ubica este distrito, sufre mucho por las marejadas, que cambian
la configuración de las playas del sector y es común que el mar haya echado
abajo varias casas que estaban cerca de la costa. Después de más de un siglo de
depender del movimiento del cruce de barcos en el Canal, para ir a este
distrito o salir de él, por tener que esperar a que estos pasen para entonces
hacer uso del puente móvil, ubicado en las esclusas de Gatún, ya se puede pasar
sin este inconveniente a Chagres y el resto de la Costa Abajo, por medio del
puente recientemente construido en el área de Mindí.
Autor: Dumas Myrie S.
Docente
Bibliografía
1.
Castillero
Calvo, Alfredo et al, 2019."Nueva Historia General de Panamá".
Segunda Edición.Volumen I, tomo 2 y Volumen II: Editora Novo Art. S.A.
2.
https://en.wikipedia.org/wiki/Chagres_and_Fort_San_Lorenzo
3.
https://en.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Chagres
4. Rodriguez Lombardo Mir, Pons Miriam, O´dea
Aaron et al.,2017 "Almanaque Azul”. Segunda Edición.
Fundación Almanaque Azul.
_______________________________________________
[1] Castillero Calvo, Alfredo, et
al;2019"Nueva historia general de Panamá"Volumen I, Tomo II; Editora
Novo Art. S.A, pág.937.
[2] Ob. cit; pág.942.
[3] Ob.cit; pág.943.
[4] Castillero Calvo, Alfredo, et al;2019;
"Aquellos tiempos de La California"Volumen II; Editora Novo Art. S.A.,
pág.260.
[5] Lombardo Rodriguez Mir, Pons Miriam, Von Saenger,
O’dea Aaron et al.2017. "Almanaque Azul";
Segunda Edición, Panamá: Fundación Almanaque Azul, pág. 415.
Panamá: por el agua a la ecología política
Guillermo Castro H.
“prever es el deber de los verdaderos estadistas:
dejar de prever es un delito público: y un delito
mayor no obrar,
por incapacidad o por miedo, en acuerdo con lo que
se prevé.”
José Martí, 1887.[1]
En Panamá se vive la aparente paradoja de que el agua sea a un tiempo un elemento natural muy abundante, y un recurso natural cada vez más escaso. Esa paradoja, sin embargo, se desvanece si entendemos que el agua no es en sí misma un recurso, sino un componente de la biosfera, esto es, un elemento natural. Como tal, su presencia en la Tierra es muy anterior a la de la especie humana, que en el mejor de los casos ronda unos dos millones de años, pero cuyo desarrollo más intenso ha venido a ocurrir desde hace unos 12 mil años, y sobre todo en los últimos 100.[2]
La relación entre la especie
humana y la biosfera tiene características peculiares. John Bellamy Foster, por
ejemplo, entiende - con Marx - que el trabajo socialmente organizado es el
medio de interacción entre los humanos y su entorno, y genera así una relación
metabólica de intercambio de materia y energía entre la sociedad y la
naturaleza. Desde ese punto de vista, dice, “la existencia humano-material es
simultáneamente social-histórica y natural-ecológica” y, por lo mismo
“cualquier comprensión histórica realista” demanda “un enfoque en las complejas
interconexiones e interdependencias asociadas con las condiciones
humano-naturales.”[3]
Esta visión fue planteada con especial sencillez por Federico Engels en un
artículo – lamentablemente inconcluso – que escribiera en 1876 sobre el papel
del trabajo en el desarrollo humano. Allí nos dice que “la influencia duradera
de los animales sobre la naturaleza que los rodea es completamente involuntaria
y constituye, por lo que a los animales se refiere, un hecho accidental.” Por
contraste, la acción humana sobre la naturaleza mediante el trabajo constituye
“una acción intencional y planeada, cuyo fin es lograr objetivos proyectados de
antemano.” Así, añade,
Los animales destrozan la vegetación del lugar sin
darse cuenta de lo que hacen. Los hombres, en cambio, cuando destruyen la
vegetación lo hacen con el fin de utilizar la superficie que queda libre para
sembrar cereales, plantar árboles o cultivar la vid, conscientes de que la
cosecha que obtengan superará varias veces lo sembrado por ellos. El hombre
traslada de un país a otro plantas útiles y animales domésticos modificando así
la flora y la fauna de continentes enteros. Más aún; las plantas y los
animales, cultivadas aquéllas y criados éstos en condiciones artificiales,
sufren tales modificaciones bajo la influencia de la mano del hombre que se
vuelven irreconocibles.[4]
Visto así, el trabajo como medio de relación con la naturaleza incluye, en
primer término, la transformación de los elementos naturales en recursos que
permiten satisfacer necesidades humanas. Comprender las consecuencias de esta
idea abstracta en sociedades concretas requiere, si, caracterizar
históricamente a la sociedad que establece, organiza y gestiona los procesos de
trabajo que le permiten interactuar con su entorno natural. Esa caracterización
encuentra un valioso punto de apoyo en el concepto de formación económico
social, para el cual
En todas las formas de sociedad existe una
determinada producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango
[e] influencia, y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las otras el
rango y la influencia. Es una iluminación general en la que se bañan todos
los colores y [que] modifica las particularidades de éstos. Es como un éter
particular que determina el peso específico de todas las formas de existencia
que allí toman relieve.[5]
En el caso de Panamá, el foco que genera esa
iluminación general es la producción de servicios a la circulación del capital
en el mercado mundial, y el eje mayor que sostiene esa actividad, como sabemos,
es el único canal interoceánico del mundo que funciona con agua dulce. Así, no
es de extrañar que las formas más complejas de gestión del agua en la formación
económico social panameña sean las que corresponden a las necesidades de
funcionamiento de ese canal. En lo más fundamental esa gestión consiste en
transformar el agua del río Chagres y sus afluentes – un elemento natural – en
el recurso que representa el agua acumulada en el lago Gatún, que hace parte de
una infraestructura creada mediante una inmensa cantidad de trabajo invertido
en la construcción, la operación, el desarrollo y el mantenimiento del Canal de
Panamá de 1914 a nuestros días.
Esta modalidad de organización de la sociedad y su economía se caracteriza por
formas extremadamente abigarradas y desiguales en la gestión del agua. Así, el
economista Guillermo Chapman, al referirse a los vínculos entre la productividad
del trabajo y el acceso a capital y tecnología en la economía panameña señala
que “los
sectores que he denominado tradicionales no cuentan con la densidad de capital
y tecnología comparables con aquellos modernos.” Por ejemplo, dice, si se
comparan el Canal y la agricultura, veremos que “en el primero, cada trabajador
tiene a su disposición, en promedio, más de un millón de dólares de
capital, mientras que un agricultor de subsistencia cuenta apenas con unas
pocas herramientas de trabajo.”[6]
De este modo, mientras un extremo de nuestra
realidad genera formas muy sofisticadas – y de costo muy elevado – de gestión
del agua, en el otro predomina la visión de ese elemento natural como un bien
gratuito a disposición de quien tenga mayor capacidad para hacerlo suyo para
sus propios fines. Entre ambos extremos, por supuesto, hay múltiples variantes
– por ejemplo, en el caso de las hidroeléctricas, de algunos sistemas de riego
y de áreas sujetas a protección ambiental por el Estado.
En todo caso, la relación de la sociedad panameña
con el agua genera una expansión constante de los conflictos sordos, sórdidos y
abiertos entre sectores sociales que aspiran a hacer usos mutuamente
excluyentes del agua como recurso para la atención a necesidades diferentes. El
curso de esos conflictos está determinado en una medida muy importante por el
grado y la calidad de la organización de las partes enfrentadas. Por lo mismo,
en una sociedad con bajísimos niveles de organización social como la panameña,
los costos del uso del agua como bien gratuito – desde la contaminación hasta
el agotamiento de sus fuentes - suelen recaer en los sectores populares,
mientras sus beneficios se concentran en las grandes organizaciones
empresariales.
Hoy, los conflictos sociales en torno al agua y sus
usos están alcanzando niveles de complejidad que desbordan las herramientas
disponibles para la gestión de esas diferencias, desde la indiferencia hasta la
legislación y, naturalmente, la represión. Podemos encontrar el primer aviso de
este incremento en la carta que el entonces Obispo de Colón y Kuna Yala le
dirigiera a la presidenta Mireya Moscoso el 12 de diciembre de 1999,
advirtiéndole de la inconformidad de los campesinos de la cuenca del río Indio
con la ley 44 del 31 de agosto de 1999, que autorizaba a la Autoridad del Canal de Panamá a
inundar sus tierras para desviar parte del caudal del río hacia el lago Gatún,
con el fin de proveer el agua necesaria para la operación de un Canal ampliado.[7]
Si bien la ley que detonó el conflicto fue derogada
en junio de 2006 para proceder a la ampliación de la vía interoceánica[8],
la disputa por el agua del río Indio dejó abiertos dos problemas. Uno, el de la
necesidad del desarrollo sostenible del país para garantizar la operación
sostenida del Canal de Panamá. Otro, el de que la sostenibilidad del desarrollo
en Panamá dependerá en una medida decisiva de la participación ciudadana en la
gestión del agua, desde la formación y formulación de las políticas públicas
necesarias, hasta el control social de su ejecución.
Ambos problemas siguen pendientes de discusión en
Panamá, mientras se ven agravados por factores nuevos, como los generados por
la demanda de agua de la minería metálica a cielo abierto. La imprevisión ha
sido cómoda hasta ahora, pero postergar nunca es resolver. Hoy, aquí, la
necesidad de organizar nuestra relación con el agua para hacer posible la
sostenibilidad del desarrollo de nuestra propia especie abre las puertas al
ingreso de la ecología política en la crisis ambiental desde Panamá.
Alto Boquete, Panamá, 26 de febrero de 2023
[1] “Discurso en conmemoración del 10 de octubre de
1868, en Masonic Temple, Nueva York. 10 de octubre de 1887.” Obras
Completas. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1975. IV, 218.
[2] Al respecto, por
ejemplo, https://es.wikipedia.org/wiki/Holoceno.
[3]
Foster, John B., y Clark, Brett (2016): “El marxismo y la dialéctica de
la ecología”
https://monthlyreview.org/2016/10/01/marxism-and-the-dialectics-of-ecology /
[4] Engels, Friedrich (1876): “El papel del trabajo en la
transformación del mono en hombre”. https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/oe3/mrxoe308.htm#fn0
[5] Marx, Karl (1858:14): Elementos Fundamentales
para la Crítica de la Economía Política (Borrador) 1857-1858. [Grundrisse]
Siglo XXI Argentina Editores. Editorial Universitaria Chile .
http://www.archivochile.com/Marxismo/Marx%20y%20Engels/kmarx0017.pdf
[6] Chapman Jr.,
Guillermo (2021: 21): “Hacia una nueva visión económica y social de Panamá. Una
propuesta para la reflexión.” https://www.indesa.com.pa/wp-content/uploads/2021/04/HACIA-UNA-NUEVA-VISION-ECONOMICA-Y-SOCIAL-EN-PANAMA-GUILLERMO-CHAPMAN-JR..pdf
[7] Panorama Católico, Panamá, 12 de diciembre de 1999, p. 3.
[8] https://www.inec.gob.pa/archivos/P3511DATOS_GENERALES.pdf,
p. 11.