Reseña del artículo“ LA JUVENTUD PANAMEÑA Y LA GESTA DEL 9 DE ENERO” - 24 pag. 24 del autor Marco A. Gandásegui, h. (2016)
Para entender los sucesos del 9 de enero de 1964, hay que ser panameño. Tal es el efecto de prácticamente un siglo de enclave colonial norteamericano sobre nuestro territorio, aunado a innumerables intervenciones armadas en nuestro país, que a su vez cobraron muchas victimas, en un país bajo la permanente tutela de los EE.UU. y en una situación de vasallaje nacional y racial, que sumado a una pertinaz determinación de varias generaciones de panameños de distintas posiciones políticas para lograr nuestra liberación nacional plena, nos permitió consolidar nuestra Soberanía Nacional tal como se logro en el año 2000, con la salida de las tropas norteamericanas y la devolución del Canal de Panamá. Gandásegui nos recalca el respeto y admiración que sentimos muchos panameños por esa juventud que enmarcó el camino a una soberanía y dominio pleno. Con un solo propósito los mismos se esparcieron por calles y caminos específicos en la ciudad de Panamá con el único objetivo de mostrar nuestra bandera como único símbolo en el territorio istmeño, con el objetivo de buscar nuestra hegemonía.
Debemos aclarar que la Gesta del 9 de enero
de 1964, encabezada inicialmente por estudiantes, pero seguidos por el pueblo
en general, y que contó con la solidaridad de la clase política del país (llevo
a la ruptura diplomática momentánea con los EE.UU.) es un hecho histórico
relevante en la conciencia colectiva panameña, determinante para nuestra
identidad nacional y que contribuyo a la consolidación del Estado Nacional, al
imponerle negociaciones a los EE.UU. Marcos A Gandásegui acierta en algo y es
lo que hace que esta gesta patriota suene como de superhéroes “Quién se hubiera
imaginado que una juventud rebelde pondría fin a esa absurda pretensión de
Washington de convertir a Panamá en su colonia a perpetuidad?”
Valorando las certeras palabras de este autor,
me es necesario aclarar que después de todo el recorrido de aquellos jóvenes
con el objetivo de izar nuestra bella bandera nacional se abrieron caminos los
cuales determinaron los Tratados del Canal de 1977, y la devolución del Canal a Panamá con la salida
de las bases militares norteamericanas el 31 de diciembre de 1999, al iniciar
el presente siglo.
Explicar detalle a detalle como ocurrió todo
exactamente es un paso grande para valorar nuestra cultura. Desde el momento en
el que la policía Zoneita impidió el paso de la manifestación, permitiendo el
acceso al plantel de una delegación de solo seis estudiantes panameños para dar
paso a la colocación de la bandera
Nacional y que no cumplieran con su palabra dio inicio a esta gran
revolución, así es, como lo mencioné, la delegación panameña fue reprimida por
la policía norteamericana, lo cual generó la reacción inmediata del resto de
los Estudiantes que habían Marchado pacíficamente al territorio Zoneita, como si Panamá le hubiera declarado la
guerra…entre hechos no mencionados por el autor y que me parece de carácter
importante para comprender mejor que aquella gesta no fueron solo actos de
rebeldía, hubieron actos como el cierre del puente de las Américas que motivo
aún más aquella generación, aquel 9 de enero, se apoderaron del corredor a la
ciudad de Colon, incluso la toma de la ciudad misma, y no está de más mencionar
nuevamente el uso de fuego armado a las zonas adyacentes, lastimosamente
desencadenó consecuencias ya conocidas: 21 muertos y 500 heridos por parte de
la Población Panameña. Los primeros disturbios, son pruebas irrefutables de
que, en esos días, la tropa agredió a la población Panameña cumpliendo órdenes
emanadas de las más altas autoridades norteamericanas.
Los hechos acontecidos antes del año 1964
dieron partida a lo que ya conocemos como el “Dia de los mártires” Gandásegui lo detalla perfectamente y esto
fue el aprovechamiento indebido que hizo Estados Unidos de las circunstancias
angustiosas o precarias que dieron origen a la independencia de Panamá. Ese
aprovechamiento se concretó en el leonino tratado general de 1903 que lesionaba
profundamente la soberanía nacional. Aún fresca la tinta que dibujó la firma de
Felipe Bunau-Varilla al suscribir el 18 de noviembre de 1903 el nefasto documento
(pág. 10)
El 10 de enero de 1964, el presidente de
Panamá Roberto Chiari decide romper relaciones diplomáticas con los Estados
Unidos como respuesta a la ofensiva del ejército estadounidense contra el
pueblo panameño, exactamente así lo menciono en una carta enviada justo a las
3:00 Pm al encargado de negocios Wallace Stuart:
“Finalmente
cumplo con informar a Vuestra Excelencia que, debido a los sucesos a que antes
me he referido, el Gobierno de Panamá considera rotas las relaciones
diplomáticas con su ilustrado Gobierno, y en consecuencia, ha impartido
instrucciones a Su Excelencia el Embajador Augusto G. Arango, para que regrese
cuanto antes a la Patria.”
Tal vez en mi escrito suene sentimental, pero
imaginar cada suceso es un poco agridulce, sobre todo al conocer palabras de
muchos de aquellos autores de esta gesta: Seguiré soportando el dolor porque
la lucha que hicimos fue de alma y corazón por ver a mi Panamá libre”, dijo
al diario La Estrella de Panamá en 2017 Claudio Márquez, panameño herido en
aquella jornada y que conserva una bala alojada en su cuerpo. ¿Cómo no sonar
sentimental o enorgullecerme de aquellos jóvenes? Gracias a ellos hoy camino
por una ciudad hermosa, plena y soberana, igual que muchos de mis familiares y
4 millones panameños más.
La historia panameña tiene un sinfín de
sacrificios y luchas que a medida que se fueron dando, indicaron el camino para
una soberanía plena. Pero la fecha para recordar y que enmarcó una gran
diferencia fue aquel “9 de enero de 1964”
Marcos
A Gandásegui nos deja claro su mensaje en su escrito, el cual es no olvidar lo
sucedido aquel dia y en los días posteriores para que los demás jóvenes sepan
como sucedió todo. Sobra decir que estos eventos marcaron un antes y después en
nuestra historia. El objetivo de los Mártires se logró. La memoria histórica de
estos hechos deja una huella imborrable en el corazón de nuestra nación,
aprendamos del pasado, no olvidemos el legado de tantos caídos y héroes que
expusieron sus vidas en beneficio de todas las generaciones que vendrían,
recordémoslos y honrémoslos con respeto, sus nombres quedarán escritos para
siempre en el alma de la patria.
(Portugal, 2021)
Autora: Kristell Prado
Estudiante de Licenciatura de la Universidad
Cristiana de Panamá