Sistema
de pensiones para todos los panameños: ayuda memoria para las nuevas
autoridades
Jorge Luis Prosperi R.
www.elblogdejorgeprosperi.com / 031318
Al sensible tema del sistema de pensiones
para todos los panameños y la crisis que lo aqueja, me he referido en ocasiones
anteriores y siempre me queda la tristeza de saber que el problema no ha sido
abordado de forma transparente, valiente y efectiva por los gobernantes de
turno, valiéndose en no pocas ocasiones, de la falta de suficiente información para
tratar el tema de las finanzas de la CSS, pues los diferentes equipos de
actuarios de la entidad no han entregado la necesaria auditoría financiera de
la institución…
Pero resulta que todos en Panamá sabemos
que existen claros riesgos para que los jubilados y pensionados cuenten con los
recursos necesarios, luego de retirarse o cumplir con sus cuotas, ya que, “a
partir del próximo año la institución entrará en déficit de caja, y en el 2025
no habrá reservas”.
En ese contexto consideré pertinente
compartir con ustedes la parte introductoria del capítulo III de la publicación
de la CEPAL, Panorama Social de América Latina 2017, en el cual nos ofrece una
mirada a nuevas tendencias en las reformas de los sistemas de pensiones en
América Latina. Se trata de un documento que complementa de forma importante el
acervo bibliográfico que existe sobre el tema, por lo que es de lectura y
reflexión obligada para todo aquel que esté comprometido con solucionar este
espinoso asunto.
Hago votos porque la próxima administración,
coloque la solución de los problemas de nuestro sistema de pensiones, como la
más alta prioridad de su agenda política y convoque, al inicio de su gestión,
el prometido y pendiente “diálogo nacional” para abordar este tema.
¿Cuál es el sistema de Pensiones que
queremos los panameños?
Antes de entrar en materia, tengamos claro
que “los sistemas de pensiones son
mecanismos de protección social que tienen como principal objetivo
salvaguardar los ingresos futuros de las personas y de sus dependientes o
familiares ante diferentes contingencias que pueden suscitarse de manera
natural o accidental en la vida de un trabajador. Las situaciones más comunes
son el estado de edad avanzada (vejez) y/o desempleo en aquella etapa de la
vida, fallecimiento prematuro, ocurrencia de accidentes personales o
padecimiento de alguna enfermedad que conduzca a la invalidez. En cualquiera de
los casos, los sistemas de pensiones son activados para ofrecer tranquilidad y
seguridad al afectado o sus familiares, para que puedan recibir un apoyo
económico que les permita vivir con dignidad”.
En esa dirección, nos informa la
publicación del el Centro Nacional de Competitividad del 21 de julio de 2017,
titulada “Sistema de pensiones en Panamá”, que en el
mundo se han desarrollado básicamente dos sistemas de pensiones con
características particulares que los diferencian y ambas coexisten en nuestro
país.
Por un lado, están los sistemas de cuentas
individuales en donde cada trabajador destina una proporción de sus ingresos
(transformados en abonos) a su cuenta de previsión para su pensión, además de
los intereses o la rentabilidad de esos ahorros que debe ser garantizada y
administrada por una entidad pública o privada según el ordenamiento legal del
territorio correspondiente para esos casos.
El otro sistema consiste en un fondo o
caja común (también conocido como sistema de reparto o de pilar solidario)
donde todos los trabajadores, independientemente de su nivel de ingresos,
aportan a una cuenta común que sirve de soporte para el pago de las pensiones
de aquellos que cumplen con los requisitos establecidos.
La principal diferencia entre ambos
sistemas es la cantidad de dinero que recibe el trabajador finalmente, siendo
proporcional a sus aportaciones en el caso del sistema de cuenta individual,
mientras que en el caso del sistema de reparto existe un límite alcanzable que
no será necesariamente proporcional a los aportes realizados. En ese ámbito, la
publicación señala que en Panamá existen los dos sistemas.
En ese contexto, los panameños queremos un
sistema que nos asegure una pensión suficiente para vivir de forma digna y
cómoda al jubilarnos. Pero, lo primero que debemos considerar es ¿de cuáles
panameños estamos hablando? Y al margen de las consideraciones de clase social
o ingreso económico que son harto conocidas, hay que pensar en términos de edad
y valores culturales de la mayoría de los panameños. Y, de acuerdo a estimaciones del INEC para el 2017, el 70% de
nuestra población total, tenía entre 15 y 60 años. En tanto que el 30% somos
mayores de 60 años.
Entonces la primera tarea es hacerles la
pregunta a nuestros trabajadores (no jubilados y menores de 60 años), que son
la mayoría. Estamos dando por sentado que todos en Panamá preferimos el fondo
público y que todos abrazamos el principio de la solidaridad entre
generaciones, y entre ricos y pobres. Pues puede que no sea el caso y las
nuevas generaciones, sin dejar de ser solidarios, piensen diferente en cuanto a
la mejor opción para todos.
Nuevas
tendencias en las reformas del sistema de pensiones de los países de América
Latina: perspectiva de la CEPAL
La publicación de la CEPAL, Panorama Social de América Latina 2017, nos
ofrece en su capítulo III una mirada a nuevas tendencias en las reformas de los sistemas de
pensiones en América Latina. Recomiendo la lectura completa del
documento y comparto continuación algunos aspectos introductorios.
De acuerdo con la CEPAL, “el desarrollo
institucional de los sistemas de pensiones se basa en la lógica de los esquemas
de pensiones obligatorios y contributivos… Desde este punto de vista, el
principal objetivo de un sistema de pensiones es proveer un seguro de ingresos
(por concepto de invalidez, vejez y muerte), que distribuye el consumo a lo
largo del ciclo de vida. En una definición más moderna de los sistemas de
pensiones también se tienen en cuenta objetivos de política pública, como la
reducción de la pobreza y la redistribución del ingreso”.
“En los enfoques más modernos de la
protección social, el desarrollo de los sistemas de pensiones requiere el
equilibrio de una fina ecuación que, además de la clásica función de seguro de
los ingresos frente a distintos riesgos, incorpora la solidaridad necesaria
para que los esquemas previsionales sean sostenibles y enfrenten la pobreza y
la desigualdad provocadas, entre otros factores, por los bajos índices de
cobertura. si bien en una evaluación básica del sistema de pensiones pueden
considerarse distintas y variadas dimensiones, los resultados de dicha
evaluación deberían dar respuesta al menos a tres preguntas en el marco de un
esquema que pertenece al sistema de protección social”.
La primera es: ¿cuál es la cobertura del
sistema de pensiones? Es necesario precisar y estimar indicadores de cobertura
cuantitativos y cualitativos para evaluar el sistema de pensiones. La dimensión
de cantidad se refiere a la cobertura de personas activas (proporción de la
población en edad de trabajar que cotiza en el sistema de pensiones) y de
personas pasivas (proporción de los mayores de 65 años con alguna prestación
del sistema de pensiones). La dimensión de calidad de la cobertura de las
personas activas, en general, se determina por la densidad de cotizaciones
(proporción de la vida laboral en que se realizan cotizaciones).
La segunda es: ¿son suficientes los
beneficios del sistema de pensiones? La comparación agregada más común consiste
en comparar los beneficios promedio del sistema de pensiones con la línea de
extrema pobreza, la línea de pobreza, el salario mínimo y el ingreso per
cápita. Con estos indicadores se estima la suficiencia de los beneficios
previsionales. El análisis de la calidad de los beneficios a nivel individual
se efectúa comparando el nivel de las pensiones con el de los ingresos previos
al retiro de los trabajadores y con ello se calculan las tasas de reemplazo del
sistema de pensiones.
Por último, la tercera es: ¿a qué costo se
alcanzan la cobertura y los beneficios entregados? Es necesario evaluar si el
sistema de pensiones es sostenible desde el punto de vista financiero, por
ejemplo, si los aportes públicos como porcentaje del producto interno bruto
(PIB) son apropiados en relación con otras necesidades económicas y sociales.
En el siguiente diagrama se representan
las áreas de una evaluación básica del sistema de pensiones, a saber: la
cobertura o cantidad de personas cubiertas (conjunto A), las prestaciones o el
nivel de las pensiones (conjunto B) —que dan una noción de la calidad del
sistema— y los costos y la sostenibilidad financiera del esquema de pensiones
(conjunto C). La intersección de los tres conjuntos, el área E, representa un
sistema de pensiones en equilibrio, es decir, que ha alcanzado una cobertura
adecuada, proporciona beneficios suficientes y es financieramente sostenible.
Si el sistema se encuentra fuera del área
E se deberán realizar modificaciones o reformas pues este no cumple con los
estándares relativos a la cobertura o la suficiencia de los beneficios o
presenta déficits financieros que hacen insostenible el esquema previsional.
En general, un sistema de pensiones
deficitario en estas tres dimensiones requiere la implementación de una reforma
estructural del esquema previsional.
Existen otras dimensiones que pueden
agregarse a la evaluación básica en el marco de un sistema de seguridad social
y que la transforman en una evaluación integral del sistema de pensiones. El
análisis de cada una de esas dimensiones, que están relacionadas con las
variables de la evaluación básica, también puede revelar condiciones que
requieran la modificación o reforma de los sistemas de pensiones.
Es recomendable realizar un análisis
integral del sistema de pensiones antes de elaborar una reforma previsional. En
la mayoría de los países de la región, se efectuó solo una evaluación básica,
concentrada en la sostenibilidad financiera y los efectos fiscales de los
sistemas de pensiones. La ampliación del campo de análisis es fundamental para
consolidar sistemas de pensiones modernos y para que en los futuros diseños de
los esquemas previsionales se tengan en cuenta otras dimensiones muy relevantes
para el logro de los objetivos de un esquema que pertenece al ámbito de la
protección social.
La transición demográfica y el acelerado
envejecimiento de la población en América Latina harán que los sistemas de
pensiones sean cada vez más relevantes, en virtud de sus efectos sociales,
económicos y políticos. En las últimas décadas, se llevaron a cabo numerosas
reformas de los sistemas de pensiones en América Latina, tanto estructurales
(11 países, 9 de ellos entre 1993 y 2003, Chile en dos oportunidades -1981 y
2008- y Panamá en 2008) como paramétricas (14 países entre 2008 y 2017). En las
reformas estructurales realizadas se implementaron distintos modelos de
pensiones.
Las lecciones, los principios y los
criterios que pueden extraerse de estas experiencias se analizan en este
capítulo de la publicación de la CEPAL.