Quorum Teológico
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Our Future in Space: Ignatius Forum
El espacio es la nueva frontera de la humanidad. La NASA está planeando una nueva generación de exploración, los científicos están debatiendo la posibilidad de vida extraterrestre y los planificadores militares están desarrollando armas para la guerra espacial. ¿Qué significa esta “fiebre espacial”, en un momento en que ciudadanos privados están lanzando naves espaciales y el Director de Inteligencia Nacional ha publicado un informe que evalúa fenómenos aéreos no identificados? Al mirar hacia los cielos, ¿qué significa la posibilidad de vida “allá afuera” para nuestra vida religiosa?
Los invitados al Foro Ignatius de 2021 incluyen al administrador de la NASA y exsenador Bill Nelson, al astrónomo Avi Loeb y al teólogo y astrofísico David Wilkinson. David Ignatius del Washington Post lidera esta amplia discusión sobre nuestro futuro común en el espacio y si estamos solos en este vasto universo.
Invitados especiales por anunciar.
Altavoces
Avi Loeb, Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard. Astrónomo y autor de best-sellers, Extraterrestrial (2021)
Bill Nelson, administrador de la NASA y ex senador de los Estados Unidos (FL 2001-2019)
David Wilkinson, Universidad de Durham y ECLAS (Equipando el liderazgo cristiano en una era de la ciencia). Teólogo y astrofísico. Ciencia, religión y búsqueda de inteligencia extraterrestre (2013)
Avril Haines, directora de Inteligencia Nacional
Tres grados para el incendio
Por: Silvia Ribeiro*
La falta de decisiones para detener el calentamiento global en la recién finalizada COP26 (reunión de ONU sobre el clima) conlleva que la temperatura global aumentará en promedio tres grados centígrados en este siglo, sobre la media preindustrial. Quizá suene poco, pero es un escenario catastrófico. Con el aumento de 1.1 °C que ya vivimos, hay decenas de miles de migrantes climáticos, incendios e inundaciones devastadoras, alteración de corrientes oceánicas y otros graves impactos. Aún así, en lugar de acciones reales, la COP26 avanzó en retóricas engañosas y de alto riesgo.
El hilo rojo con que los grandes
contaminadores nos quieren hacer creer que están haciendo algo para enfrentar
la crisis es el concepto cero neto. Se refiere a que en lugar de
reducciones reales de las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI),
se puede seguir aumentando las emisiones si se las compensa con
medidas tecnológicas o de mercado. Sin cambios reales, plantea hacer sumas y
restas que resultarían en cero emisiones netas (https://tinyurl.com/ypsyfmhm).
Más de mil 500 empresas trasnacionales,
incluidas las mayores petroleras y automotoras, las empresas de agronegocios y
alimentarias, las mayores financieras y gestoras de activos, las gigantes
tecnológicas han anunciado que alcanzarán cero emisiones netas entre
2040 y 2060. Esta lógica se basa en tres pilares: las llamadas soluciones
climáticas basadas en la naturaleza, que incluyen desde megaplantaciones y
monocultivos a la apropiación, conversión y/o redefinición de todo tipo de
áreas naturales y agrícolas como áreas prioritarias de captura de carbono; una
serie de técnicas de geoingeniería (que aún no existen) desplegadas a gran
escala para captar carbono o reflejar la luz solar para bajar la temperatura;
nuevos mercados de carbono para comerciar créditos de carbono en suelos
agrícolas, mares y humedales, junto a compensaciones por
contaminación y destrucción del clima y la biodiversidad.
Cada pilar conlleva serios problemas. La
suma de promesas realizadas planea usar más tierras y bosques de los que hay
disponibles en el planeta, por lo que no funciona para enfrentar la crisis
climática, pero alienta una ola global de acaparamientos y desplazamiento de
comunidades de sus territorios (https://tinyurl.com/53y57kpj). Como no será
suficiente, muchos de los mismos actores impulsan también peligrosas nuevas
tecnologías para aumentar la capacidad de la naturaleza para absorber
carbono (por ejemplo manipulación genética de cultivos, árboles, microbios del
suelo) y para captar carbono de la atmósfera con geoingeniería.
Es muy preocupante que Estados Unidos y
China, los dos mayores emisores de GEI globales, en su declaración conjunta a
la COP26 incluyen la cooperación para el despliegue y aplicación de
tecnologías como la captura, uso y almacenamiento de carbono y la captura
directa de aire (CCUS y DAC por sus siglas en inglés) (https://tinyurl.com/9rd3w49h).
Son propuestas de geoingeniería que
demandan enormes cantidades de energía, agua y ocupación de tierras, por lo que
tomadas en su ciclo completo producen más GEI que los que dicen capturar.
La captura directa de aire se hace con grandes ventiladores que filtran aire y
separan el CO₂ con solventes tóxicos. Este se podría volver a usar en
combustibles u otros productos, o inyectarlo en fondos geológicos terrestres o
marinos, como pozos petroleros (https://tinyurl.com/253hapnv). Más de 85 por
ciento de los proyectos de captura y almacenamiento de carbono planean inyectar
ese CO₂ para extraer reservas profundas de petróleo a las que antes no podían
acceder, lo que resulta en mayor extracción y emisiones. Con otros usos, o
emiten más gases de los que dicen capturar o sólo posponen por un corto tiempo
volver a emitir los GEI.
Ambos procesos requieren nueva
infraestructura, materiales, transportes y conllevan riesgos de contaminación
tóxica: el CO₂ concentrado y líquido es tóxico para la vida humana, animal y
vegetal, los solventes son tóxicos, etcétera. La alta demanda de energía
resulta en el uso de más combustibles fósiles o de energía nuclear altamente
riesgosa y con desechos radioactivos que persisten miles de años o en
competencia por el uso de energías renovables que no existen en cantidad
suficiente y son necesarias para actividades que eviten las emisiones
existentes, no para contrarrestar nuevas (https://tinyurl.com/3dsx7578).
Además de riesgosas, son tecnologías que
no existen o apenas están desarrolladas a escala. No está demostrada su
eficiencia ni su viabilidad ecológica, económica o social. Es significativo que
los principales inversores de ambas tecnologías son grandes petroleras,
automotrices y mineras como Chevron, Exxon, Occidental, BHP Billiton, Shell,
Total y Volkswagen, que esperan así justificar la explotación petrolera y
recibir más subsidios públicos y nuevas ganancias en mercados de carbono, al
clasificarlas como tecnologías climáticas (https://tinyurl.com/2djxf94v).
El concepto cero emisiones
netas es una trampa letal, una coartada para que los contaminadores del
clima y el ambiente no cambien nada y hagan nuevos negocios. Malgasta el poco
tiempo que tenemos para enfrentar realmente la crisis climática. Por ello más
de 700 organizaciones lanzaron en la COP26 un llamado global que exige a los
gobiernos abandonar esa estafa y apoyar las soluciones reales, que sí existen. https://www.realsolutions-not-netzero.org/home
* investigadora del Grupo ETC
¿Por qué la Villa de Los Santos declaró primero la independencia de España?
¿Por qué la Villa de Los Santos declaró
primero la independencia de España?
Por Olmedo Beluche
El proceso de independencia
hispanoamericano de España constituyó una revolución social y política que
inició como demandas parciales que se fueron radicalizando en la medida en que
el régimen monárquico se negó a aceptar reformas elementales. La independencia
no partió, como ahora erradamente se pinta, por el "anhelo de constituir
una nación" o naciones preconcebidas por los próceres.
La incapacidad de la monarquía española de
aceptar mínimas medidas democráticas y sociales, que eran elementales pues los
criollos no eran una clase muy revolucionaria, sino que temían a la revuelta de
las clases explotadas (los pardos, los esclavos negros y los
"indios"), la que va a terminar produciendo la independencia como
culminación de una larga guerra civil de más de diez años. Al respecto
recomendamos nuestro ensayo: Independencia hispanoamericana y lucha de
clases[i][i].
La independencia NO nace del
"sentimiento nacional" (mexicano, colombiano, argentino, panameño,
etc.), pues las naciones como las conocemos hoy no existían, ni tampoco se
entendía por el concepto nación lo mismo que se entiende hoy. La nación era
sinónimo del estado y todo su aparato institucional, cuya cabeza era la
monarquía en la figura del rey, y del lado de acá del océano el virrey y demás
instituciones.
Como identidades referenciales en el
imaginario de la gente era más poderoso el peso de los gobiernos locales o
municipales, a través del cabildo de las ciudades y la región circundante. Por
eso en la primera fase de la independencia, llamada de la "patria
boba" en Colombia (1810-14), se constituyeron "repúblicas" por
cabildos (como la de Cundinamarca, p.e.) y luego una Federación que era la suma
de las repúblicas o ciudades o cabildos.
Las naciones hispanoamericanas como las
conocemos hoy no empezaron a forjarse sino con posterioridad a 1825, culminada
la independencia, y en muchos casos el proceso no terminó sino hasta la segunda
mitad del siglo XIX.
En el caso de Panamá, en 1821, el peso de
los cabildos era importante, de ahí que no hay una proclama de independencia de
la "nación panameña", inexistente en el imaginario popular en ese
momento. Por eso las proclamas de independencia son fraccionadas por pueblos o
ciudades, muchas veces con intereses contrapuestos entre sí. Hasta bien entrado
el siglo XIX, las identidades en el istmo de Panamá estaban divididas
políticamente en dos grandes regiones: Veraguas (el interior) y Panamá (la zona
de tránsito).
A su vez, el "interior" veía
chocar intereses sociales, económicos (e identidades) diferenciados y
contrapuestos entre Veraguas, representada por las grandes familias
latifundistas y conservadoras (como los Fábrega), y la región de Azuero,
constituida por pequeños y medianos campesinos políticamente afines al
liberalismo.
El Grito de la Villa de Los Santos, de 10
de noviembre de 1821, es ante todo una sublevación campesina contra los
impuestos excesivos por parte de la Corona, y en particular contra el
avituallamiento del ejército realista a costa de la producción campesina, que
era saqueada para ese fin y la leva de jóvenes destinados al reclutamiento
forzoso. De manera que se dejaba al campo sin producción y sin fuerza de
trabajo.
El Grito de 1821 fue la primera de una
serie de múltiples revoluciones campesinas que estremecieron a la región de
Azuero a lo largo del siglo XIX contra los impuestos y las arbitrariedades de
los terratenientes de Veraguas-Coclé.
A su vez, el Grito es la expresión de una
guerra civil campesina que se fue configurando en el Istmo de Panamá, desde
fines del siglo XVIII, con el robo de las tierras de los resguardos indígenas
por parte de los terratenientes ganaderos (al respecto recomiendo el último
libro del Prof. Mario Molina[ii][ii]), que produce múltiples sublevaciones
campesino indígenas (tanto ngäbes-buglés, como dules) y cuya culminación va a
ser la Guerra de los Mil Días dirigida por Victoriano Lorenzo.
El Grito de La Villa, la historia oficial
lo vincula a "sentimientos patrióticos", pero su móvil real e
inmediato fue el descontento del campesinado pobre contra el avituallamiento y
reclutamiento forzoso del ejército español cada vez que marchaba a combatir a
los independentistas en Sudamérica. El historiador Alfredo Castillero C. aporta
nueva información que permite establecer que, en octubre de 1821, el capitán
general Mourgeon impuso las últimas contribuciones forzosas de ganado y otros
bienes a las cofradías, antes de partir con su ejército hacia Ecuador.
El descontento campesino da lugar a una
proclama del natariego Francisco Gómez Miró seguida del pronunciamiento del
Cabildo de Los Santos dirigido por Segundo Villarreal, y es lo que explica que
aquella región fuera la vanguardia en la independencia panameña[iii][iii].
Araúz y Pizzurno[iv][iv] reproducen la carta que los santeños
dirigieron a Simón Bolívar en las que explican las razones de su movimiento en
los siguientes términos: "una continua extracción de crecidas sacas
desoladoras de sus vecinos para el servicio de las armas, y una ruinosa
contribución forzada del numerario; de modo que se aniquilaban nuestras fuerzas
y nos dejaban exhaustos de metálico de que seguía la destrucción general de las
labores del campo: falta de brazos para el trabajo de nuestra corta agricultura
y una carestía y escasez de todo lo necesario para la subsistencia".
La carta a Bolívar de los santeños de 1821
desmiente la pretensión de algunos de que, a ese momento, los habitantes del
Istmo tendrían una concepción de la "nacionalidad panameña" y una
posibilidad de constituir un estado nacional independiente.
Leemos en el libro de Araúz y Pizzurno
(Pág. 266), otro fragmento de la carta a Bolívar: "Sostenían que todos
seguían 'las huellas del Estado Colombiano decididos a seguir el mismo orden
que nos fuere conveniente o adaptable a nuestro país...", para lo
cual, "se pusieron 'bajo los auspicios de Bolívar'".
Como evidencia de las diferencias
políticas y sociales que vivían los istmeños de 1821, y no la falsa
"unidad nacional" que pinta la historia oficial, los historiadores
Araúz y Pizzurno, previamente han citado las prevenciones que los santeños
lanzaron contra el general José de Fábrega, en ese momento máxima autoridad de
la monarquía y del ejército realista, conspicuo miembro de la familia
latifundista más prominente de Veraguas, aliado de los comerciantes capitalinos.
Como moraleja metodológica es importante
recordar que las clases sociales, con sus intereses contrapuestos existen antes
que las naciones, entendidas como estados nacionales; y que, con posterioridad
al nacimiento de las naciones modernos (en el siglo XIX), las clases sociales
siguen existiendo. Por ello, suele incurrir en error quien crea que en algún
momento los habitantes de un país actúen movidos por la "unidad nacional".
Siempre hay intereses de clases y proyectos políticos contrapuestos.
Panamá, 10 de noviembre de 2015.
[v][i] Beluche, Olmedo. Independencia y hispanoamericana
y lucha de clases. Segunda Edición corregida y aumentada. Editorial
Cultural Portobelo. Biblioteca de Autores Panameños No. 164. Panamá, 2012.
[vi][ii] Molina Castillo, Mario José. Chiriquí en sus
fronteras de producción. Migraciones, poblamiento y evolución urbana e
industrial, 1750-1950. Impresos Modernos. Panamá, 2014.
[vii][iii] Castillero Calvo, Alfredo. La independencia de
1821. Una nueva interpretación. En: Historia General de Panamá. Volumen
II. El Siglo XIX. Comité Nacional del Centenario. Panamá, 2004.
[viii][iv] Araúz, Celestino Andrés y Pizzurno, Patricia. El
Panamá hispano (1501 - 1821). Tercera Edición Diario La Prensa. Panamá,
1997.
Pregunta 2 de debate
¿De
qué manera los sistemas complejos retroalimentan la esencia de la revolución
digital, en una sociedad totalmente dinámica y emergente?
Te Consulto...
¿Consideran ustedes que la complejidad es un asunto netamente del pensamiento o trasciende los límites que hoy día la cultura digital nos exige?, ¿Qué opinan?.
La COP26 Urge la Necesidad de Transformar nuestra Economía.
En junio de este año (2021), escribí en este medio un artículo que hablaba sobre cambiar nuestro modelo de sociedad, en él hacía énfasis en la real degradación que como sociedad estamos enfrentando. Señalaba en aquel momento que una persona que posea espiritualidad tiene madurez para la vida, sentido común de las cosas que se mezcla con el carácter y la voluntad de dicha persona permitiendo con ello que las mismas puedan ser más centradas en sus principios, valores y, por ende, en sus acciones en la vida.
Más tarde, en agosto de este mismo año escribí otro
artículo que titu
lé “Somos los responsables directos del deterioro sistemático
de nuestra única Casa Común”, preocupado por el reporte presentado por el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), quienes el 9
de agosto del año 2021, publicaron un comunicado que ha dejado preocupado a todos
los gobiernos, científicos y medio ambientalistas del mundo, respecto a los
cambios en el clima en todas las regiones del planeta.
Recientemente se ha realizado la cumbre COP26 (que es la Conferencia entre partes) celebrada recientemente en la ciudad de Glasgow, Escocia entre el 31 de octubre al 12 de noviembre, 2021; tenía como propósito, reunir a las partes interesadas para acelerar la toma de decisiones tendientes hacía la acción inmediata en el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París (2016), y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992). El compromiso es que todos los países acuerden trabajar juntos para poder limitar el calentamiento global a muy por debajo de los 2 grados y apuntar a 1,5 grados, y adaptarse a los impactos de un clima cambiante y a su vez contar con los recursos suficientes y disponibles para cumplir con estos objetivos.
Pero ¿Qué se espera de los países participantes de la COP26? Compromiso recio con los objetivos que se persiguen en la misma, y cito algunos:
1.- Se les pide a los países que presenten ambiciosos
objetivos de reducción de emisiones para 2030 que se alineen con alcanzar el
cero neto a mediados de siglo. Esto significa acelerar la eliminación del
carbón, reducir la deforestación, acelerar
el cambio a vehículos eléctricos, Fomentar la inversión en energías renovables.
2.- Adaptarse para proteger comunidades y hábitats
naturales. Proteger y
restaurar ecosistemas Construir defensas, sistemas de alerta e infraestructura
y agricultura resilientes para evitar la pérdida de hogares, medios de vida e
incluso vidas.
3.- Movilizar la financiación.
Para cumplir por lo menos con los dos primeros objetivos, los países
desarrollados deben cumplir su promesa de movilizar al menos $ 100 mil millones
en financiamiento climático por año para 2020.
Las instituciones financieras internacionales deben desempeñar su papel
y necesitamos trabajar para liberar los billones de dólares en finanzas de los
sectores público y privado necesarios para asegurar el cero neto global.
4.- Trabajar juntos para cumplir. Se podrá hacer frente a los
desafíos de la crisis climática si trabajamos juntos. Se debe finalizar las
reglas detalladas que hacen operativo el Acuerdo de París. Acelerar la acción para abordar la crisis
climática a través de la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad
civil.
Viendo estos objetivos de la COP26, y donde nuestro presidente de la república junto a otros 99 presidentes del mundo, hizo presencia y participó, debe adaptar sus políticas públicas con urgencia notoria a esta nueva realidad. No contamos con el tiempo y no podemos seguir con más de lo mismo colaborando con la destrucción de nuestra casa común.
Debemos tomar decisiones más asertivas y radicales. Y repito como profeta en el desierto: Asegurarnos que el Programa Nacional de Restauración Forestal sea una política de estado y que la ciudadanía y organismos no gubernamentales en general los conozcan y ayude a la implementación del mismo. “Que esa primera contribución determinada a nivel nacional (CDN1), que recoge el fortalecimiento y los nuevos compromisos climáticos para cumplir con el Acuerdo de París, que conlleva un enfoque integrado de adaptación y mitigación; y que cuenta con compromisos en 10 sectores prioritarios (energía; bosques; gestión integrada de cuencas hidrográficas; sistemas marino-costeros; biodiversidad; agricultura, ganadería y acuicultura sostenible; asentamientos humanos resilientes; salud pública; infraestructura sostenible y economía circular)”1 Se divulguen y promuevan la participación ciudadana en toda la república de estos temas.
Señor Presidente Laurentino Cortizo, usted fue testigo de los álgidos temas de la cumbre, mueva las acciones de su gobierno hacía estos objetivos de la cumbre y dejemos a nuestros hijos y nietos una heredad valiosa para la posteridad.
Rev. Pbro. Manning Maxie Suárez +
Eco Teólogo
Posee un Diplomado Superior en Ecología
Integral.
Miembro de la Red de Universidades Panameña de
Desarrollo Sostenible.
Miembro de la Red Universitaria para la Casa
Común.
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1.- Aporte en el artículo de la periodista Yelina Pérez
Sánchez sobre “Cumbre de cambio climático persigue logros concretos ante clamor
ambiental” Estrella de Panamá 11.03.2021