Narrador,
ensayista, periodista, historiador, educador y político panameño, nacido en la
Ciudad de Panamá el 8 de agosto de 1879 y fallecido en Los Ángeles (Estados
Unidos de América) el 1 de octubre de 1940. Fue una de las figuras más
brillantes de la intelectualidad centroamericana de la primera mitad del siglo
XX, y uno de los grandes divulgadores de la cultura nacional panameña.
Hombre
de vivas inquietudes humanísticas y acendrada curiosidad intelectual, se vio
privado en su infancia y juventud de la formación académica que hubiera deseado
recibir; sin embargo, merced a su firme voluntad se procuró por su cuenta una
envidiable educación autodidacta que, con el paso del tiempo, habría de
permitirle codearse con los más destacados intelectuales de su tiempo.
En
su faceta de erudito y hombre de Letras, mostró desde su adolescencia una
especial inclinación hacia la creación literaria, que le llevó a escribir
cuentos, ensayos, discursos, artículos periodísticos y la novela titulada Una
punta del velo (1929). Su obra de ficción se puede encuadrar dentro de la
corriente modernista en la que tienen cabida otros autores panameños como Darío
Herrera, Salomón Ponce de Aguilera, Simón Rivas, Adolfo García, León A. Soto y
Nicolle Garay. Entre sus libros estrictamente literarios cabe mencionar, además
de la recién citada novela, los titulados El poema del Pacífico (Panamá, 1925),
A la sombra del arco (1925), Sobre el agua (1925), Cuatro cuentos (1933),
Sorteos de todos los domingos. Cuentos de lotería (1936) -obra publicada bajo
el pseudónimo de Mario Marín Mirones-, y la publicación póstuma El milagro de
la navidad (1946).
Como
ensayista, Guillermo Andreve brilló especialmente por su célebre trabajo
titulado Breves consideraciones sobre la poesía en Panamá, presentado por el
propio Andreve en el Segundo Congreso Internacional de Catedráticos de
Literatura Iberoamericana, celebrado en Los Ángeles en 1940. Este escrito,
sumado a otros muchos artículos y ensayos que, publicados en diferentes medios
de comunicación, pretendían divulgar las Letras panameñas dentro y fuera de su
país, le convirtió en uno de los más destacados promotores de la cultura del bello
país istmeño.
Además
de estos trabajos de crítica, ensayo y divulgación literaria, escribió otros
muchos textos centrados en la realidad política, social y económica de su
tiempo. Como muestra de la amplitud temática de su producción ensayística, cabe
citar sus escritos titulados "Justo Arosemena, un patriota
inmaculado", "Cuestiones Legislativas", "La Reforma
Electoral", "Consideraciones sobre el Liberalismo",
"Alfonso López y el Liberalismo Panameño" y "Breves
Consideraciones sobre la poesía en Panamá".
Miembro
de las Academias de la Historia y de la Lengua, Guillermo Andreve fue, además,
el creador de la no menos aplaudida "Biblioteca de Cultura Nacional",
una esmerada colección de libros con la que, desde 1918, divulgó numerosas
obras de autores panameños y extranjeros, en ediciones populares al alcance de
todos los bolsillos. Particularmente acertada fue la inclusión, en el catálogo
de esta colección, de las obras dispersas de algunos escritores de Panamá que,
por aquel tiempo, eran poco o mal conocidos por sus compatriotas, como Tomás
Martín Feuillet o los ya citados Adolfo García y León A. Soto.
Particularmente
fructífera fue, asimismo, su dedicación al periodismo, plasmada en algunos
medios fundados por él mismo, como las revistas El Cosmos (1896) y El Heraldo
del Istmo (1904-1906). Esta última se convirtió en una especie de órgano
"oficioso" de todos los escritores panameños de la generación
modernista. Además, publicó sus artículos de crítica y actualidad en los
rotativos La Prensa y El Tiempo.
Conviene
subrayar, por último, la dimensión política de este ilustre prohombre panameño,
quien, a pesar de no haber recibido una formación académica reglada, llegó a
ocupar los cargos de Secretario de Instrucción Pública y Secretario de Gobierno
(equivalentes a los de ministro). Al frente de ellos, Andreve abordó
importantes reformas sociales y educativas. Militante en el Partido Liberal, se
encontró, en muchas ocasiones, con el recelo que sus posturas nacionalistas
despertaban en las autoridades de los Estados Unidos de América, por lo que no
le resultó fácil sacar adelante sus proyectos reformistas. La fase más crítica
de su carrera política tuvo lugar durante la denominada "Guerra de los Mil
Días", cuando fue encarcelado por protestar airadamente por el fusilamiento
del guerrillero colombiano-panameño Victoriano Lorenzo.
Fue,
asimismo, en diferentes etapas, diputado en la Asamblea Nacional; y completó su
dedicación a la vida pública con diversos cargos diplomáticos que le
condujeron, en sucesivas etapas, a Francia, Inglaterra, España, Colombia, Cuba
y México.
Autor:
J. R. Fernández de Cano.