Por: Dr. Guillermo Castro H.
El Antropoceno – la Era de los Humanos – es aquel momento que nos ha tocado vivir de una evolución del sistema Tierra que ya abarca unos 5 mil millones. El término fue popularizado a partir del año 2000 por un artículo escrito por Paul Crutzen, Premio Nobel de Química 1995, y el biólogo estadounidense Eugene Stoermer, en el en el Global Change News Letter, el boletín del Programa Internacional Geosfera-Biosfera. [1]
Allí plantearon que desde fines del siglo XVIII estaban en curso
transformaciones en el sistema Tierra derivadas del incremento sin precedentes
en la intensidad, la diversidad y la amplitud de las interacciones entre las
sociedades humanas y sus entornos naturales a escala mundial. Esas
transformaciones, vinculadas a la I Revolución Industrial y el ingreso de la
Humanidad al consumo masivo de combustibles fósiles, fueron objeto de una Gran
Aceleración a partir de la década de 1950, cuyas consecuencias empezaron a ser
discutidas en la década de 1970 y siguen siéndolo hoy.
El tema había estado presente en la cultura ambiental desde mediados del siglo
XIX. En julio de 1955 las reflexiones y el conocimiento acumulados en torno al
impacto sobre del desarrollo de nuestra especie sobre la biosfera animaron un
simposio internacional titulado El Papel del Hombre en la Transformación de
la Faz de la Tierra, realizado en Princeton, New Jersey,
dedicado a George Perkins Marsh, que abrió el debate sobre el tema en el mundo
Noratléntico en 1864 con su libro Man and Nature, y “a los primeros
hombres que utilizaron herramientas y el fuego; y a las incontables
generaciones que con sus hábiles manos e ingeniosos cerebros han hecho de todo
un planeta su hogar y nos han proporcionado nuestro objeto de estudio.”[2]
Para comienzos del siglo XXI, Crutzen y Stoermer estimaron que
esa transformación había alcanzado una complejidad y unos niveles de riesgo
para los humanos que hacían necesario “crear estrategias de sustentabilidad de
los ecosistemas contra las presiones ejercidas por la humanidad.” [3]
Hoy, lo perceptible en el 2000 se ha tornado evidente con nuestro
ingreso de lleno a una situación de deterioro generalizado de las condiciones
naturales de existencia de nuestra especie, en el cual el colapso de
ecosistemas, la erosión de la biodiversidad, la degradación de suelos y aguas,
la contaminación de la biosfera y el cambio climático se combinan entre sí en un
proceso de aceleración por interacción.
En este proceso opera también la
descomposición de la cultura y las formas de organización social y política que
contribuyeron a generarlo, y que no están en capacidad ni de mitigarlo ni mucho
menos de detenerlo. En ese sentido, se hace sentir una gran diferencia con el
estado de la ciencia en el simposio de 1955, que convocó a destacados
representantes de las ciencias naturales y la Humanidades en un diálogo que hoy
llamaríamos interdisciplinario, pero que en ese entonces no requirió de tales
precisiones.
Importa resaltar esto porque lo evidente
entonces – como la relación entre el cambio social y el de nuestras relaciones
con el entorno natural – ha venido a convertirse en una suerte de terra
incognita en el debate de nuestro tiempo, centrado de manera casi unilateral en
las ciencias naturales. Con todo, ese desencuentro ha venido encontrando
remedio en la obra de destacados humanistas contemporáneos, como Donald
Worster, Joan Martínez Alier y Leonardo Boff.
En el marco de ese proceso de reencuentro,
los historiadores estadounidenses John McNeill y Peter Engelke han señaladp
que, si bien el Antropoceno y la Gran Aceleración de 1950-2000 coincidieron
inicialmente, esta última “no durará mucho, pues ni lo necesita ni puede
hacerlo. Y, de manera menos clara pero no menos segura, la era de los
combustibles fósiles terminará.”
Aun cuando eso “debería ser suficiente
para desacelerar la Gran Aceleración y mitigar el impacto humano sobre la
Tierra”, no pondrá fin al Antropoceno, pero “lo llevará a otra etapa” en su
desarrollo, y contribuirá a moderar las conductas humanas que contribuyeron a
su formación. Entretanto, dicen, “es necesario hacer muchos ajustes” entre la
Humanidad y el Antropoceno, pues las instituciones políticas, económicas y
culturales, que evolucionaron en un contexto dramático y sin precedentes en el
uso de los recursos y de crecimiento económico, “deben ahora evolucionar hacia
formas más compatibles con el Antropoceno – o ceder su lugar a sus sucesores.”[4]
Desde esa perspectiva, por ejemplo, los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible – concebidos para mejorar la normalidad que
hemos conocido – han venido a convertirse gradualmente en un programa mundial
que abre paso a nuestra adaptación al Antropoceno. La lentitud en la ejecución
de ese programa, al propio tiempo, confirma su vínculo con la cultura del mundo
de la Gran Aceleración, y explica la dificultad para pasar de una cultura y una
política de crecimiento sostenido a otra de sostenibilidad del desarrollo
humano.
El hecho, en todo caso, es que si deseamos
un ambiente distinto, será necesario crear una sociedad que sea diferente por
su capacidad para prosperar con equidad, sostener el desarrollo de la especie
humana, y establecer relaciones con la naturaleza tan armoniosas como las que
existan entre sus integrantes. Esto demandará una movilización de fuerzas
sociales que genera las condiciones necesarias para aprovechar la experiencia y
el conocimiento acumulados por la Humanidad en la tarea de construir una noosfera
que finalmente trabaje con la naturaleza y no contra ella.
Alto Boquete, Panamá, 15 de agosto
de 2023
https://connuestraamerica.blogspot.com/2023/08/a-paso-de-antropoceno.html
[1] Al respecto, https://es.unesco.org/courier/2018-2/antropoceno-problematica-vital-debate-cientifico#:~:text=Creado%20en%20un%20principio%20por,y%20geof%C3%ADsicos%20a%20escala%20mundial.
[2] Al respecto: Man’s Role in Changing the Face of the
Earth (1956). The University of Chicago Press. Entre los organizadores
estuvieron Carl Sauer y Lewis Mumford.
[3] https://www.wwf.org.mx/quienes_somos/planeta_vivo/historia_y_concepto_del_antropoceno/
[4] McNeill, J.R. y Engelke, Peter (2014:209): The
Great Acceleration. An environmental history of the Anthropocene since 1945.
The Belknap Press of Harvard University Press. Cambridge, Massachusetts; London,
England.
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